viernes, 22 de julio de 2016

SIN REMEDIO

Da igual que ofrezcan o no explicaciones sobre el sentido del voto en la votación de elección de la Mesa de las Cortes Generales, que se sepa quiénes emitieron los síes y el alcance del pacto alcanzado. Como da igual el clamoroso silencio del derechío mediático que, probablemente, tendría las baterías cargadas en caso de que se hubiera producido lo contrario (Recordemos que Mariano Rajoy llegó a decir que “en política no vale todo con tal de ser presidente”, cuando apareció un senador de formaciones independentistas en la Mesa de la cámara alta en la brevísima legislatura anterior). Será que está en modo ‘elaboración argumentaria’ a la espera de no entorpecer estrategias de aquí a la investidura y de no interferir los focos inmediatos sobre las consultas del Rey. Es lo mismo, con tal de tragar y condonar aquellos pecados no veniales de pactar con los soberanistas catalanes y vascos y los que vienen a romper España. ¡Ay, el voto del miedo! Ya se escuchan voces diciendo que no hay cultura pactista y cosas por el estilo.
            De verdad, da igual todo eso, porque la legislatura ha arrancado con asuntos más interesantes, más sustanciosos. Por ejemplo, para ir cogiendo cuerpo de oposición, la representación parlamentaria socialista se estrena con la petición de una comisión de investigación sobre la utilización partidista, es decir, con fines interesadamente políticos, de los recursos y medios técnicos y efectivos del Ministerio del Interior donde sigue ‘funcionando’ su titular, Jorge Fernández Díaz. Ya saben: conversaciones en su despacho con el ya ex director de la Oficina Antifraude de Catalunya, Daniel de Alfonso, grabadas y reproducidas en varios medios: las cloacas del Estado fluyendo en estado puro. La fiscalía no ve delito, por cierto, en el contenido de lo manifestado por el ministro pero ordenó investigar a de Alfonso por presumible revelación de secretos.
            Estamos, probablemente, ante una prueba de coherencia, porque, a ver qué hacen los catalanes independentistas que se revuelven con tal de resistir el pulso que más les interesa después de un episodio con el que llegaron a justificar sus planteamientos. De momento, la fiscalía ha evitado pedir prisión para Artur Mas por su participación en la consulta independentista del 9-N de hace dos años; y el ex conseller Francesc Homs aguarda su turno para declarar, por los mismos hechos, en el Tribunal Supremo. ¿Se imaginan las cartas puestas sobre la mesa en las conversaciones? Tal como evolucionan los acontecimientos, todas las variables de todas las jugadas son posibles. La sensación que se sigue amasando es que se sigue girando en la órbita de las componendas y las martingalas. Saber si cuaja o no la comisión aludida, con los antecedentes conocidos, es gran incógnita.

            Mientras, la hucha se sigue vaciando y Bruselas tiene dispuesta la guadaña de las sanciones que recaerá sobre los de siempre. Eso sí que no da igual. Pero no tenemos remedio.

No hay comentarios: