Te recuerdo, Víctor, en cada calle mojada, cada mujer es Amanda, caminando hacia el despacho, que es la fábrica donde trabajan tantos Manuel...
Perdona, Víctor, esta torpe paráfrasis de aquella sonrisa ancha, la lluvia en el pelo, cuando no importaba nada...
Los vientos del pueblo, tu canto truncado...
Has seguido por ancho camino y se abrieron las grandes alamedas del admirado presidente en su postrera alocución...
Víctor Jara, el poeta, el cantautor, siempre en la memoria. El canto del campesino universalizado, el canto del compromiso social en un momento histórico de un pueblo, de un país.
Y te recuerdo John, junto a Paul y junto a Yoko, en el conjunto y en solitario, casi descifrando las letras de las composiciones en inolvidables reuniones de juventud, toda una obra musical apta para todas las edades y todas las fantasías, para todas las épocas en cualquiera de sus fases evolutivas.
Hasta la oportunidad para la paz que nunca se cansó de pedir. Hasta el 'Imagine' eterno.
A Víctor le han vuelto a enterrar treinta y seis años después, lo menos que podía hacerse después de su ignominiosa muerte y después de la primera vez.
Y de John se cumplen hoy veintinueve años de su asesinato.
El canto truncado de ambos.
La pena, la melancolía... pero también la fuerza renovada con sus canciones.
La pena, la melancolía... pero también la fuerza renovada con sus canciones.
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