Con arreglo a las escasas
informaciones de las que se dispone, si no se opera un milagro de última hora,
un plan de ajuste que aprobará hoy el pleno del Ayuntamiento del Puerto de la
Cruz hará que desaparezcan la Universidad Popular Municipal ‘Francisco Afonso’,
el Museo Arqueológico Municipal (MAM) y la Escuela Municipal de Música (EMM).
Poco importa el procedimiento
de urgencia utilizado por el alcalde en la convocatoria de la sesión -no es la
primera vez para ciertas decisiones y por tanto no cabe sorprenderse- ni
siquiera la parquedad informativa: lo trascendente es que desaparecen tres
servicios municipales de gestión directa, alguno como la Universidad Popular
con más de treinta años de funcionamiento. Gastos insostenibles, se dirá. Y que
tal como están las cosas (ayuntamiento al borde de la intervención, uno de los
peores, si no el de peor salud financiera de Canarias), no quedaba otra opción.
Nos negamos a aceptar esa tesis tan resignada. Y que se hará todo lo posible
para salvar los puestos de trabajo. Y que así se da otro paso para eliminar el
déficit estructural. Y que ahora sí se ve la luz al final del túnel. Y que
cuando alumbre del todo recuperaremos lo que ahora no queda más remedio que
cerrar.
De consumarse los hechos,
estamos ante uno de los días más tristes de la vida democrática municipal.
Mueren realidades que vimos nacer, que significaron una avanzadilla en la
modernización autonómica y en las prestaciones municipales de servicios y con
las que se había identificado la población, aunque esto es más discutible si
tenemos en cuenta el bajísimo -por no decir nulo- grado de rechazo observado.
Ni siquiera hay constancia de que los trabajadores han luchado en defensa de
sus puestos. Y si creyeron que no armando ruido iban a salir favorecidos, se
han equivocado. No bastaron decisiones anteriores que afectaron a la
estabilidad laboral: dejaron que la ola siguiera creciendo y arrollando. Ahora
es tarde para quejarse.
Si rompemos la tónica de
mantenernos al margen de controversias municipales es porque las
determinaciones de hoy -insistimos: si alguna circunstancia de última hora o
algún factor que ignoramos no lo impiden- resultan lo suficientemente graves y
negativas como para permanecer indolentes. Para cualquier gobernante estas
decisiones tienen que ser traumáticas. Eso de pasar a la historia como quienes
se han desprendido de patrimonio, han echado el cierre de organismos y
servicios que han demostrado su utilidad y tenían que ver con la formación, la
cultura y el acervo local -otra cosa es que la gestión no haya sido acertada- y
han desarrollado una política de privatizaciones o gestiones indirectas de
lamentables y negativos saldos, es bastante duro, dicho sea sin ánimo de
estigmatizar.
Hace algún tiempo escribimos
sobre la cantidad de iniciativas y realizaciones que han desaparecido en el
Puerto de la Cruz, algunas de ellas empezadas con tanto entusiasmo y otras con
indudable proyección de la ciudad. La larga lista se engrosa con la Universidad
Popular Municipal, el Museo Arqueológico y la Escuela de Música.
Y por si fuera poco, dicen que
el complejo turístico ‘Costa Martiánez’ pasará en breve a manos privadas.
Duele, la verdad, duele.
No hay comentarios:
Publicar un comentario