Partiendo de que la diversidad de características de cada
municipio induce la viabilidad o conveniencia de acuerdos de gestión indirecta
(privatización, concesiones) de instalaciones o servicios públicos; y asumiendo
que muchos ayuntamientos de gobiernos socialistas o progresistas optaron
respetablemente en su momento por dicha vía, un reciente informe del Tribunal
de Cuentas referido a la prestación de servicios de administraciones locales de
menos veinte mil habitantes (aproximadamente el 95% del total de los
ayuntamientos españoles) pone de relieve que la gestión privada no es más
eficiente ni más barata. Se derrumba así un mito, alimentado y defendido hasta
la saciedad por quienes optaron por desentenderse de gestiones y
responsabilidades públicas y por quienes se aprovecharon de tal actitud para
explotar o sacar buena renta de las ventajosas condiciones que se presentaban
para acceder, incluso, a joyas de la corona de titularidad municipal que,
descuidadas o desatendidas por aquéllos poco identificados con lo públicos,
crearon las condiciones adecuadas para que lo privado se hiciera con servicios
e instalaciones. Les preocupaba poco el incremento de tarifas con tal de
ahorrar costes en el capítulo de personal.
Para quienes,
en el ejercicio de responsabilidades públicas, hemos defendido siempre un
sector público local potente, este informe del Tribunal de Cuentas pone de
relieve que no íbamos descaminados. En algunos debates y procesos intervinimos
tratando de hacer ver que, en algunos casos, era positivo y conveniente que el
Ayuntamiento tuviese a su cargo la gestión directa de ciertos servicios, por
ejemplo, el de la recogida domiciliaria de residuos y limpieza viaria. Entre
las conclusiones del Tribunal, una que empleamos tesoneramente pese al escaso
éxito en aquellos debates: la privatización no implica ni más calidad ni mejor
servicio ni más baratos costes.
Entonces,
esa mitificación de lo privado y ese sonsonete de la ineficiencia de lo
público, sustentos del pensamiento neoliberal, van palideciendo hasta
desmoronar ciertas tesis que alimentaron hasta una posición maniquea: lo
privado es más rentable y más eficiente. Los datos del Tribunal de Cuentas,
aunque ceñidos a municipios de menos de veinte mil habitantes, son terminantes
y hasta alumbran nuevas vías, ahora que se avecina una nueva regulación
legislativa del ámbito local español, con una norma que tiene de los nervios
-aunque no lo expliciten, claro- a los propios alcaldes del Partido Popular. Con
sus registros sobre la mesa, en efecto, los propósitos privatizadores parten de
premisas erróneas o tendenciosas, de manera que los municipalistas ya tienen
otra materia sobre la que trabajar con denuedo para trasladar a sus vecinos que
hay un modelo de gestión de la prestación de servicios públicos en el que se
puede confiar, sencillamente porque es más barato. Eso sí: tiene que haber
voluntad, diligencia, transparencia y profesionalidad.
1 comentario:
Los que defendemos lo público llevamos tiempo diciendo que no sólo lo privado es lo óptimo y este artículo va en esa línea. Por ello lo comparto plenamente.
Un abrazo y Feliz Navidad
Antonio Peraza
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