lunes, 17 de febrero de 2014

MEDIOS SIGLO DE TVE EN LAS ISLAS

Cincuenta años dan para mucho. Son los que ha cumplido Televisión Española en Canarias. Aún recordamos aquellos comienzos, cuando todavía sin aparato en casa, eran seguidos desde algún comercio cercano: las primeras informaciones, las primeras transmisiones, los primeros programas… La televisión, aún en una oferta muy limitada, única prácticamente, abría las ventanas del mundo y de las islas.
Por supuesto que hay licencia para la nostalgia pero cualquier balance pasa por el papel del medio a la hora de vertebrar la sociedad canaria. Así como hemos dicho que la contribución de Radio Nacional de España, Centro emisor del Atlántico, ha sido decisiva, no siendo menor la televisiva, sí que ha sido más cuestionada históricamente: no hay debate ni análisis ni impresión que resista la inclinación de Televisión Española en Canarias hacia Gran Canaria. O hacia Las Palmas, como se dice en lenguaje coloquial. Más cobertura, más espacio o más tiempo para hechos noticiosos que tenían como escenario la otra orilla: esa ha sido una queja muy extendida, en ocasiones puede que exagerada. Aunque en nuestra particular opinión, siempre atribuimos buena parte de esa culpa -sin personalizar- al propio centro de producción de Tenerife, entre dejaciones, insensibilidad, omisiones y la carencia de una respuesta informativa más activa o más dinámica.
En realidad, buena parte de estos cincuenta años ha sido un juego de equilibrios, de luchas permanentes para librar las peculiaridades territoriales, los intereses políticos y las presiones que provenían del lado más insospechado. Interiormente, el desgaste para algunos directores, jefes de informativos y editores ha sido descomunal. Como que se entiende que no aguantaran.
Pero gracias a los avances técnicos -la implementación del color fue un auténtico acontecimiento- y a la profesionalidad general de Televisión Española en Canarias fue posible conocer mejor las islas, simplemente. Una crónica de cualquier corresponsal en cualquiera de las islas no capitalinas, basada muchas veces en recursos que duraban una buena temporada; o la aparición de algún grupo artístico de esas mismas islas en programas que, como Tenderete, universalizaban lo canario, supimos qué había en esos territorios. La televisión los acercaba. El costumbrismo, las inquietudes, los afanes institucionales, los personajes y los sucesos iban, progresivamente, configurando una realidad social y económica que los TeleCanarias y el resto de la producción propia se encargaban de impulsar y consolidar.
La Casa del Marino, la plazoleta de Milton, la calle La Marina y la avenida Buenos Aires fueron sedes, en Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife, de los centros de producción de programas de Canarias de TVE. Hasta la moderna instalación de nuestros días, en la avenida Escaleritas de la capital grancanaria.
(En los estudios de la santacrucera calle La Marina, por cierto, hicimos nuestros primeros pinitos televisivos, aun en blanco y negro. Durante dos veranos consecutivos, finales de los setenta, sustituimos a los compañeros de deportes: Calabuig, Díaz Cutillas, Paco Álvarez… Fue una experiencia inolvidable, muy autodidacta: la pretemporada de la Unión Deportiva, entonces en Primera división; los torneos veraniegos; las aspiraciones de autonomía de la lucha canaria; el mundo de la vela latina; los cinturones ciclistas en las islas… Entonces, comprendimos el valor de una frase común: “Te vi por la ‘tele’).
Cincuenta años dan para mucho, vaya que sí. Blanco y negro, las 625 líneas, el color, ‘adelante telecine’ y ‘envíalo por teleproceso’, unidades móviles, enlaces, vía satélite, transmisiones… Se acumulan tantos hechos y tantos métodos de trabajo como rostros que se hicieron familiares: Carlos Pablo, Luis Zárate, Adela Cantalapiedra, Rosi Jorge, María del Carmen Alemán -con la que presentamos algunos festivales artísticos-, José Antonio Pardellas, MariCarmen Iza, Luis Ortega, Armando Marcos, Paco Montes de Oca, Pepe Martín Ramos, José Manuel Pitti, Cristina García Ramos… Perdón por las omisiones, totalmente involuntarias. Excelentes profesionales, por cierto, han quedado registrados los directores que se esmeraron en hacer un producto televisivo digno.
Medio siglo, en fin, de poner imagen a la convivencia y al desarrollo de los canarios. Y de trasladarla al exterior. Ahora que las restricciones y las dificultades condicionan también planes de futuro, que al menos la celebración de las bodas de oro sirva para dimensionar la aportación del sello televisivo al archipiélago primero y a la comunidad canaria. 

Por cierto, un logro de estos cincuenta años: jamás hubo ‘telebasura’.

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