El 93% de los periodistas consultados en un estudio especializado lo tiene
claro: las redes sociales son una herramienta más en su trabajo. Es difícil,
por no decir imposible, desenvolverse al margen de ellas. Su capacidad de
influencia es cada vez mayor. Por sí mismas, y a la luz de algunos casos
concretos, generan un debate notorio. Uno de los flancos de ese debate es si
las redes de ciudadanía -como así empezaron llamándose hasta la formidable implantación
de las nuevas tecnologías- constituyen o son, de facto, un medio de
comunicación. La controversia continúa.
Después de apuntar que las
redes se han convertido en un espacio de proyección del trabajo de los
periodistas, el redactor-jefe de la agencia Europa Press y profesor asociado en
la Universidad Carlos III de Madrid, Enrique Bullido, editor, además, del sitio
web La pirámide invertida, las
interpreta como fuente informativa hasta desembocar en un “terreno para
establecer una interlocución distinta con los lectores”. Bullido concluye que
las redes sociales cambiaron el oficio de periodista.
Esta sustancial transformación
del quehacer periodístico la plasma en “cinco breves apuntes” que invitan a
reflexionar y contrastar el papel de las redes.
Cuatro párrafos ya es mucho, es el primero. Considera que, en
efecto, una noticia de cuatro párrafos, con las redes sociales y los
dispositivos móviles, ya es mucho, de ahí que recomiende un diseño apropiado de
frases y párrafos para ser compartidos: una idea central por párrafo y frases
cortas es su ideal.
Un enlace es información. En primer lugar, pues, cuando se trata de
redactar contenidos ‘on line’, la importancia de saber seleccionarlo. Porque la
información estará bien apoyada o se elabora bien fortalecida. Se trata de
fidelizar al lector, ¿no?, y de ganar credibilidad. Hay que acertar con los
enlaces, desde luego.
Una imagen es información. Bullido destaca que “los recursos
visuales atraen tráfico”, de ahí que piense en el valor informativo añadido de
fotos, gráficos, mapas y videos que, en el ámbito de las redes sociales,
adquiere una enorme importancia. Es decir, lo de las mil palabras pero sabiendo
el impacto que produce en la sociedad de nuestros días, especialmente por la
inmediatez. Pone el ejemplo de ‘Los Angeles Times’, que contó todo un año en
imágenes. Por cierto, cuidado con los montajes y la fotocomposición.
Difunde la noticia con los datos que se conozcan. Luego amplía. Es
primordial que esa difusión se haga escrupulosamente. Hay que contrastar todos
los datos antes de transmitir o publicar. Que una precipitación o un mal uso o
selección de fuentes no estropeen o echen a perder la información, sabiendo la
merma de credibilidad que eso conlleva. “Siempre habrá tiempo de ampliar información”,
escribe Bullido.
Tu audiencia quiere conversar. El último de sus apuntes alude al ‘Manifiesto
Cluetrain’, un listado de noventa y cinco conclusiones cuyos autores plantean
como el impacto de la comunicación entre los humanos en Internet en el ámbito
de las empresas y de las organizaciones en general. “Se acabaron los púlpitos y
los discursos verticales”, dice el profesor Bullido en la que es una clara
interpretación crítica y una invitación a relacionarse con la audiencia de otra
manera pues estamos ante algo más que una simple oferta de contenidos. Hay que
hablar con el público, sugiere, explicar lo que se hace y responder a sus
dudas.
Lo dicho: las redes entrañan
una sensible modificación en el desempeño del periodista. Al otro lado del ordenador,
hay un montón de gente que quiere saber, primera de las exigencias de su
demanda informativa.
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