miércoles, 29 de abril de 2015

RUMBO A LA RECUPERACIÓN, PERO...

El socialismo portuense dejó de ser monolítico, hegemónico, y ha puesto rumbo a la recuperación, no solo del poder político local sino de la propia organización como tal. El proceso de elecciones primarias -el primer partido que lo vivió en la ciudad hace muchos años, cuando todavía no se sabía lo que eran- avanza con la incorporación de cuadros que están haciéndose y de profesionales jóvenes que parecen dispuestos a tomar el relevo con mucha responsabilidad.

Solo unos fundamentos sólidos y bien cohesionados, respetuosos y a la vez tolerantes, garantizan la viabilidad de ese proceso. En determinados momentos de la historia de una organización, hay que acreditar madurez para superarlos. Esa madurez es aglutinante de los activos acumulados en el pasado, de la constancia, de la vertebración interna y de la dinámica que sea capaz de implementar, pensado todo ello en clave de crecimiento y de implantación, no de exclusión y oscurantismo.

De ahí el valor del acto de presentación de la candidatura de los socialistas portuenses del pasado domingo en el hotel Las Águilas, cuyas cristaleras, por cierto, dejaban entrever las hermosas panorámicas de un día luminoso. El valle, precisamente, no dormía entre brumas: allí estaban también los candidatos a las alcaldías de los otros municipios.

Pero no es el éxito del número de asistentes ni el contrastado buen ambiente ni el bien secuenciado desarrollo del acto ni la sincera y valiente intervención del candidato Marco González Mesa lo que debe deslumbrar y lanzar campanas al vuelo. Es completamente cierto que los socialistas del Puerto de la Cruz necesitaban una convocatoria así, con esos ingredientes, después de unos años de penurias; pero no es menos cierto que un acto entusiástico -hasta el punto de que contagió a dirigentes y candidatos regionales e insulares- sirve para lo que sirve: tomar la iniciativa, marcar tendencia y para operar el efecto multiplicador que se da en toda geografía urbana reducida. Se agota ahí y nada más: lo difícil es mantener el pulso, prolongar ese efecto o ese pequeño impacto y extender, de aquí a la cita con las urnas, una impresión bien causada. Ni siquiera el viejo dicho, el que da primero da dos veces, es de aplicación. La política de nuestros días tiene otras exigencias.

Esa es, en suma, la tarea en la que el socialismo portuense debe esmerarse en un contexto de notables incertidumbres electorales. Más que tratar de repetir la historia o volver por fueros monolíticos, el objetivo es abrir nuevos caminos, escribir páginas de nuevos autores y con iniciativas capaces de ilusionar, mejor dicho, de recobrar la confianza y la credibilidad de los ciudadanos, necesitados de autoestima, sí, pero también de modelos y ofertas que hagan ver un modelo de municipio viable y sostenible, en el que las personas sean lo más importante, empezando por ser escuchadas.

Hay que perseverar, entonces. Si cabe, con más ganas o con mayor motivación. Sin dejarse arrastrar, por cierto, por los riesgos de una euforia desmedida. Lo del domingo vale lo que ya se ha dicho. Simplemente, ha sido continuar con buen pie.





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