El
pleno del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz ha aprobado, por unanimidad, una
propuesta del Grupo Municipal Socialista consistente en llevar a cabo durante
el verano unas celebraciones que, poco menos, equivalgan a las de Carnaval.
Con
los debidos respetos, nos parece una iniciativa inapropiada y fuera de lugar, que
ni siquiera servirá para estimular la creatividad de quienes tienen en las
fiestas populares una fuente de inspiración y realización. Cada cosa tiene su
tiempo y sus fechas. Tratar de innovar, simplemente a partir de una asimilación
siquiera en un tiempo proclive a la distensión y al divertimento, es una
propuesta, cuando menos, extraña. Lo de menos es disfrazarse de bombero o
arlequín en plena canícula: previsiblemente, las temperaturas invitarían a ir
con cuanta menos ropa, mejor. Lo sustantivo es que ni hay ambiente ni se dan
las circunstancias para que la participación sea efectiva y para que el
contenido de la programación reúna unos alicientes adecuados. No los hay ahora,
cómo sería en verano…
Y
este planteamiento es el que nos aproxima a argumentos más sensatos. Por
ejemplo, si el Carnaval portuense está, como otras tantas cosas de la ciudad,
en plena decadencia, ¿por qué no estimularlo y potenciarlo para que recobre
cuotas de popularidad y brillantez que ya tuvo?, ¿por qué no hacerlo cuando
toca, en los días que corresponde, en el calendario de toda la vida? Eso
parecería lo lógico: se trata de no contribuir a desnaturalizarlo o a
desvirtuarlo aún más, inventándose unos números festivos en una época que muy
pocos entenderían y en la que, entre las Fiestas de Julio y las de los barrios,
más añadidos puntuales que siempre surgen, vamos sobrados de jolgorio y
desenfado.
El
Carnaval del Puerto de la Cruz requiere de más imaginación, por un lado; y de
un esfuerzo colectivo para enriquecerlo, especialmente por parte de quienes
sienten la fiesta, la viven, la quieren. Y eso es muy respetable. El Carnaval
portuense, lo hemos dicho por activa y por pasiva, tiene su propia
personalidad. Y si ésta palidece o se difumina, se trata de revitalizarla.
Desde
otro ángulo, el acuerdo adoptado flaquea: el municipio tiene en estos momentos
otras necesidades y otros apremios. Hay problemas que se eternizan, no se
dispone de un presupuesto, falta impulso político para atender demandas
ciudadanas. Esta es la realidad: un
Ayuntamiento maniatado, económica y financieramente hablando, con los recursos
justos para cumplir con las obligaciones, y que no es capaz, otro ejemplo, de
regular la ocupación de la vía pública, tiene aspectos más importantes que
atender antes que experimentar con fiestas de Carnaval ¡en época veraniega!
Habrá
guiado la mejor intención a los promotores -es una lástima que otras iniciativas suyas en este pleno vayan a pasar inadvertidas o no hayan prosperado- y a quienes han producido el acuerdo
-la unanimidad es indicadora de identificación con la idea- pero menos pan y
circo cuando hay tantas carencias, cuando tantas dudas sigue inspirando el
modelo que se quiere y cuando el estancamiento en varias actuaciones y
proyectos raya en la esclerotización.
1 comentario:
Estimado Salvador. Cualquier observación me parece. Loable. El problema pasa por la incapacidad, de la ciudad, en posicionarse de manera diferencial, con el crecimiento económico adecuado. El Puerto de la Cruz sueña con un ideal, congelado en el tiempo, que no consigue despertar. Y han sido, los devaneos políticos, los que han alejado, de la ciudad, la continuidad y consolidación de ese ilusionaste y ambicioso proyecto de crecimiento, creado por el Fallecido Paco Afonso (R.I.P.).
Duerme Puerto, duerme, arrullado por las olas del mar, porque de lo otro, no hay.
Publicar un comentario