Apenas unos balbuceos: es muy
incipiente aún la respuesta que el Puerto de la Cruz quiere dar al cuidado y a
la rehabilitación de su patrimonio. Agentes sociales han tomado la iniciativa;
las redes no solo se pueblan de denuncias sino también de testimonios
reivindicativos y sugerencias; en tanto que el Ayuntamiento también ha dado un
paso aprobando la creación de un consejo municipal que atenderá la defensa y
promoción… Lo dicho, parece que despierta otra sensibilidad, por lo que es
bueno perseverar en el asunto con tal de agitar conciencias y estimular la
inquietud sobrevenida en estas materias después del letargo vivido.
El patrimonio urbano, arquitectónico, histórico, social y
cultural son sustantivos en el acervo y en la personalidad de una ciudad. Hoy
en día, aún se lamenta la pérdida de edificaciones con una tipología muy
singular que cedieron ante el empuje incontenible del desarrollismo que,
ciertamente, alumbró otra era y consolidó un modelo productivo que sufre a lo
largo de los últimos tiempos duras prueba de decadencia. Valga el ejercicio de
nostalgia pero los tiempos de vino y rosas no volverán: ahora se trata de
salvar lo que queda, los vestigios que caracterizaron una época y que se ven
amenazados por la desidia y sus derivados. Es en ese pasado donde los
portuenses, casi siempre muy despreocupados con sus propios recursos, pueden
encontrar fuentes interesantes para recuperarlo y ofertarlo a las futuras generaciones como
ejemplo modélico de iniciativa y afán popular que impidió el desastre
progresivamente registrado.
Entre esos vestigios, hay una auténtica reliquia. Se han
cumplido noventa y cinco años del descubrimiento, en el antiguo convento de las
monjas catalinas, en la plaza de la Iglesia, del extraordinario tapiz que
recrea la fundación de la ciudad, obra de la insigne portuense Lía Tavío. Su
boceto se debe al historiador y cronista oficial de la ciudad, Francisco Pedro
Montes de Oca. En febrero de 1925, un incendio destruyó el tapiz que adornaba
las paredes. No hay copias ni fotos del mismo. Queda una referencia publicada
en La Gaceta de Tenerife que describe
la belleza de la obra. El bisnieto de Montes de Oca, Alejandro Carracedo
Hernández, ha encontrado en el Fondo del mismo nombre, depositado en la
Universidad de La Laguna, el dibujo que, conceptualmente, coincide con la
aludida descripción de La Gaceta.
El afloramiento de esa sensibilidad por lo patrimonial en el
Puerto parece el momento adecuado para la recuperación de tal dibujo que está
llamado, desde luego, dado su valor, a lucir en lugar destacado y visible de la
sede consistorial. Es un excelente móvil para dejarse llevar, con una prueba,
por los teóricos vientos favorables a un mejor conocimiento de la historia
local. Hay que gestionar, sencillamente.
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