domingo, 29 de octubre de 2017

LAS MEDIAS CAÍDAS DE SANCHÍS

El fallecimiento, a los 79 años de edad, de Manuel Sanchís Martínez, el que fuera defensor izquierdo del Real Madrid y de la selección española, luego entrenador del Tenerife, entristeció el fin de semana.
Le tratamos de cerca, en los años que hacíamos información deportiva en COPE Tenerife. Primero que nada, una persona excelente. Serio, cabal, predispuesto siempre para atender al informador, incluso en los momentos menos gratificantes. Surcamos juntos muchos kilómetros e hicimos numerosos desplazamientos en avión. Quedan en la memoria algunas vivencias de entonces.
Fue en la temporada 1977-78 cuando llegó, sustituyendo a Mariano Moreno. Provenía del Castilla. José López Gómez, presidente del Club Deportivo Tenerife. La iregularidad marcó la trayectoria del equipo en la Segunda división. Los últimos partidos fueron un calvario. Se jugó la categoría en Vigo, en Balaídos, antes de ser reconstruido para el Mundial de 1982. Transmitimos aquel encuentro. El regreso, en tren hasta Madrid, fue tristísimo. Acompañamos a Sanchís en el vagón, recordando puntos absurdamente perdidos, lances fallidos y alguna decisión arbitral... Ya se sabe, las disculpas de siempre cuando se pierde la categoría.
Sanchís se mantuvo entero, a sabiendas de que las semanas siguientes iban a ser difíciles. Pensaba en su Elena, su esposa; y en su familia, entre ellos, Manolín, que jugaba en el Infantil Alegría, al principio como delantero centro “pero como era muy grande, al lado de los demás, y era torpón de espaldas, entre Onésimo y yo le pasamos a defensa”, decía Sanchís padre. Con el paso del tiempo, el hijo emuló y superó al padre: miembro de la histórica Quinta del buitre, fue un baluarte indiscutible del Madrid y del equipo nacional.
Debe ser de los pocos entrenadores en el fútbol español que, aún habiendo descendido, el club que le había contratado le mantiene en su puesto. Eso ocurrió con Manuel Sanchís Martínez, quien dirigió al Tenerife en Segunda 'B' en la primera fase de la Liga 1978-79. Los resultados no acompañaron: el descontento de la afición era palpable. Lejos de ser un equipo aspirante con fundamentos, no terminó de adaptarse a la categoría. Fue sustituido antes de la primera vuelta.
Luego marchó a Malabo (Guinea) para ser seleccionador de este país. Vivía en un barco español. Ese fue el último contacto que mantuvimos, aunque sabíamos de él por su hijo, a quien preguntábamos en Madrid cuando coincidimos, junto a Jerónimo Saavedra, en algún concierto de música clásica a la que es tan aficionado.
Sanchís padre había sido campeón de Europa, en 1966, aquel Real Madrid yeyé que reverdeció laureles. Ese mismo año, marcó un gol descomunal frente a Suiza en el Campeonato Mundial de Inglaterra. La foto de su estallido alegre colgaba en el establecimiento del que era propietario en la capital de España.
Jugando de defensa, tenía una vocación atacante indiscutible. El lateral de las medias caídas, tal era su estilo. Un buen marcador y un atacante que sabía llegar a la línea de fondo. No tuvo suerte como técnico. Una excelente persona, seria, tolerante y capaz de enseñar fútbol con la mesura de los que saben.
Le recordaremos siempre.

No hay comentarios: