jueves, 31 de mayo de 2018

EL NACIONAL, HEROICA RESISTENCIA VENEZOLANA

Desde aquellos cada vez más lejanos tiempos de la infancia en Venezuela, se acumulan los recuerdos que fueron forjando la vocación periodística con la lectura de los dos periódicos de referencia, El Nacional y El Universal, cuyas ediciones impresas, tamaño sábana, con suplemento, pesaban lo suyo y daban para leer unos cuantos días. Qué lejos andábamos entonces de conocer la tremenda transformación que habrían de experimentar.

Nos inclinamos por El Nacional. Para enterarnos de los resultados de la Liga española, de los registros deportivos, de las carreras de caballos y de los sucesos que los padres apenas dejaban leer. Hampones y farándula fueron dos términos de la época que ya quedaron grabados junto a las Grandes Ligas donde intervenían algunas figuras del béisbol venezolano. De vez en cuando, ya afincados en la isla, llegaba algún ejemplar en cuyas páginas encontrábamos información rigurosa, la del terremoto de 1966, por ejemplo. Muchos años después, cuando las comunicaciones acortaban las distancias y los métodos de distribución, terminábamos comprándolo en el quiosco de Lobato, en la plaza del Charco.

El rotativo era un modelo. El Nacional era el periódico, sin duda, una de las cabeceras de mayor prestigio y más reconocidas no solo de la prensa venezolana sino de toda Hispanoamérica.

Comprometido con los valores democráticos, con el pluralismo y con la libertas de expresión, el medio sigue pagando un precio muy alto por su línea editorial crítica, por su discrepancia con el modo de hacer del régimen chavomadurista. Cuando aquella fugaz caída de Hugo Chávez, sustituido de forma inusitada por Carmona Estanga, El Nacional no solo saludaba la llegada de una nueva era para Venezuela sino que fue de los primeros periódicos en retirar símbolos, propaganda y contenidos chavistas. Jamás se lo han perdonado.

Y a pesar de que ha resistido, empieza a sentirse asfixiado. El suministro de insumos, especialmente papel, que afecta también a otros muchos periódicos del país, hasta el punto de que han tenido que cerrar, tiene a la empresa acogotada. Pero también la persecución política. Y las sanciones. Y el hostigamiento tanto a directores, que han tenido que exiliarse, como a redactores y profesionales que han sufrido las presiones, el acoso y las intimidaciones que cabe imaginar. Sobrevive, a duras penas, con un número reducido de páginas, la edición impresa, en tanto que la versión digital también se ve amenazada por los dicterios del régimen y el refugio hallado en la red, como espacio de libertad para seguir acreditando la independencia y el compromiso, es igualmente socavado.

No podemos por menos, ante un caso de esta naturaleza, que expresar la solidaridad con quienes siguen librando esa lucha por la supervivencia, casi desesperanzados del todo. Lo último es la apertura de un procedimiento sancionador, acusado el periódico por la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) de incumplir la Ley de responsabilidad social en radio, televisión y medios electrónicos. La citada Comisión ha llegado a exigir a la edición digital de el-nacional.com “abstenerse de publicar noticias y mensajes que puedan atentar con la tranquilidad de la ciudadanía”. Quienes crean que no existe la censura, ahí tienen para convencerse de su existencia y de sus consecuencias. Las autoridades venezolanas, más o menos legitimadas, responsabilizan al medio de incitar y promover el odio, en una supuesta infracción del articulado de la Ley contra el odio, por la convivencia pacífica y la tolerancia. La laxitud del artículo 14 de la norma hace temer lo peor a la hora de imaginar las resoluciones del régimen. Miren si no:

“La difusión de mensajes a través de las redes sociales y medios electrónicos que promuevan la guerra o inciten al odio nacional, racial, étnico, religioso, políticos, social, ideológico, de género, orientación sexual, identidad de género, expresión de género y de cualquier otra naturaleza que constituya incitación a la discriminación, la intolerancia o la violencia se encuentra prohibida”.

El Nacional, un título por excelencia en el ámbito mediático, tratará de resistir. En condiciones muy precarias, desde luego. Cuestión de héroes y titanes. Los venezolanos saben que es uno de los últimos bastiones, así que solidaridad y ánimo.

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