miércoles, 16 de mayo de 2018

EL NORTE TAMBIÉN SUFRE. Y PROTESTA

Los partidos políticos y las instituciones tendrán que pensárselo con respecto a las asignaturas pendientes: a un año, más o menos, de las próximas elecciones, las causas o las demandas sin ser atendidas, van a requerir respuestas creíbles o eficaces, no sea que aumente ese malestar palpable que se extiende por toda la geografía insular, incluso territorializado. Es probable que en los estados mayores de las organizaciones y en los núcleos institucionales de decisión estén pensando en lo peor, esto es, no mitigar ni controlar ese malestar: el personal no es que esté cabreado sino que se ha cansado de tanta dilación y de tanto incumplimiento, de modo que ha aumentado la desafección y el rechazo hacia la política, o hacia un modo de hacer política, por lo general bastante extendido: cuando pasan tantos años con un problema enquistado y no se aprecian señales o avances claros en pos de su resolución, la gente se revuelve o se desmotiva y deja de creer. Hasta muchos propios han perdido la fe y el sentido militante, no disponen de argumentos para jugar a la defensiva y terminan contagiados.
El caso más reciente es el del mal llamado (por ahora) hospital del Norte cuya infradotación ha propiciado la convocatoria de una concentración en el exterior de la propia infraestructura. No se sabe qué es peor: si la carencia de pediatras o que los rayos X lleven unos cuantos meses averiados. Si las urgencias no están debidamente equipadas o si a estas alturas se carece de un escáner.
Hasta allí, hasta Icod de los Vinos, acudieron representantes de nueve organizaciones políticas y de una central sindical, alcaldes, concejales y portavoces. Ausencia de Coalición Canaria (CC) que echa la culpa a Madrid -hacía tiempo que ese elemento desapareció del discurso político habitual- de la carencia de especialistas pediatras. Protestaron y reivindicaron un centro hospitalario de segundo nivel en el que no haya carencias tan visibles y tan lamentables. El alcalde de la ciudad del Drago, José Ramón León, leyó un manifiesto en el que se reclamó “un cambio de filosofía y planteamiento de la organización sanitaria”, orientado a un modelo descentralizado que consignaría hospitales comarcales que atendiesen necesidades asistenciales y quirúrgicas, principalmente de pacientes de la vertiente norte insular al objeto de evitar los desplazamientos en coche por vías más que saturadas a determinados horarios, tanto hacia Santa Cruz como en sentido inverso. “Rechazamos ser ciudadanos de cuarta categoría”, dijo León.
Y como, pese a la pretensión de no salirse de los esquemas de unidad, y de centrarse en un compromiso “más allá de las siglas a las que se pertenezca”, y tal y tal, no hay que perder la oportunidad de pasar la factura de las cuentas del pasado, los representantes de algunas opciones políticas aprovecharon para reprobar gestiones y falta de soluciones de los que tuvieron responsabilidades en la sanidad canaria.
El todo es que el norte tinerfeño también sufre -y también protesta- con las carencias sanitarias como también con las carreteras. El malestar galopa. Esa es la cuestión de fondo, la que deben interpretar los ausentes y quienes ahora, con sus convocatorias, están obligados, como mínimo, a consignar alternativas en ofertas programáticas. Alternativas que, por ahora, lastimosamente, no se advierten.


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