jueves, 26 de julio de 2018

MEDIO AMBIENTE: SEAMOS CONSCIENTES

Con muy pocas horas de diferencia entre ambos hechos: el vertido -admitamos que accidental- de cemento desde una concretera sobre un acantilado en Martiánez (Puerto de la Cruz); y dos conatos de incendio en las inmediaciones de la carretera que por el norte conduce al Parque Nacional del Teide en el término municipal de La Orotava.
Es curioso: poco menos que el grito en el cielo a cuenta del sesgo en informaciones procedentes del Reino Unido que intentan menoscabar el buen nombre del destino turístico, y apenas unas tímidas reacciones ante sucesos que ocurren ante nuestros ojos, con evidente impacto, por cierto, sobre el medio natural.
Somos así: nos molesta que se falsee la realidad y seamos pasto de especulaciones periodísticas derivadas de infames prácticas de las cloacas del negocio, donde habitan operadores indecentes a los que no importa sembrar el miedo y la confusión con tal de captar unas cuotas de mercado, pero cuesta ir al núcleo del problema a tratar la cuestión con toda su crudeza. ¿Será que la dependencia de tales operadores es de tal magnitud que se prefiere el dejar hacer, dejar pasar, para molestar lo menos posible y garantizar las provisiones de los contingentes?
Somos así: presumimos de isla, de territorio singular, de encantos naturales, de espacios únicos y luego a duras penas importa su degradación, siquiera producida por vía accidental en la ejecución de una adaptación viaria en la línea litoral, precisamente orientada a su disfrute desde la proximidad. ¿Será que no somos conscientes del daño que se causa con negligencias o imprevisiones? Menos mal que, en este caso, las redes sociales se movilizaron para darle dimensión a la denuncia y forzar una diligente actuación reparadora. Por cierto, ¿habrá intervenido por fin el Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA), de la Guardia Civil?
Lo del conato en la zona boscosa de La Orotava es para tomárselo en serio. Todo da a entender que fue intencionado, lo que demostraría que hay personas ruines y descerebradas que andan sueltas y que obran con impunidad. Sin acabar julio, sin haber alcanzado temperaturas extremas y ya estamos con hechos reprobables que pueden causar daños colosales. La investigación ya habrá apuntado factores como el nuevo escenario, la proximidad territorial y el horario.
En el acantilado y en el monte, por distintas génesis, la isla se ha visto golpeada en cuestión de horas. Las consecuencias pudieron ser más dramáticas todavía. Seamos conscientes. Informes policiales son contundentes: los delitos medioambientales ocupan la cuarta posición entre las actividades criminales más lucrativas.

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