sábado, 21 de julio de 2018

REPLANTEARSE UNA ACTUACIÓN

Pocos proyectos en el mundo suscitan una controversia de magnitud equis como la actuación en un secularmente pretendido puerto en el Puerto de la Cruz. Los sucesivos episodios del culebrón han hecho incrédulo al personal, una parte del cual estima que sí, que esa es la solución para un municipio alicaído. La infraestructura, aún en fase de planificación, está en un bucle. Por lo que se ve, desenredarlo es muy costoso. Y así como es legítimo y respetable que los promotores y responsables prosigan en su empeño de ir desbloqueando supuestas trabas (que no son más que el cumplimiento de las exigencias legales), deberían entender que la complejidad de esta actuación requiere la fijación de una posición clara en torno a las prioridades y la coordinación interadministrativa para que los avances en la tramitación sean apreciados y terminen de convencer, a sí mismos, y a ese personal que todavía cree en esto como una panacea, de la viabilidad de la actuación, sin tener en cuenta la financiación. Se empeñan algunos en seguir hablando de cruceros, cuando el curso de los acontecimientos demuestra que la realidad es otra.

Así, en una semana en que veíamos cómo hasta el presidente del Cabildo Insular de La Gomera reivindica, en sede parlamentaria, agilidad para la ejecución de la infraestructura prevista para Fonsalía, en Guía de Isora; y cómo el alcalde de Garachico anuncia avances en la gestión de la dotación de zona comercial y mejoras en la construcción que transformen la imagen de una actuación inservible, inútil y casi abandonada, visible por tierra, mar y aire; en esa semana, decíamos, el proyecto del puerto del Puerto de la Cruz sufría otro frenazo con la exigencia de la Dirección General de Costas de contar con una evaluación de impacto ambiental referida a los terrenos que acogerían el futuro parque marítimo. Luego vienen las explicaciones: que sí, que no, que solo hemos pactado la parte marítima, que de la parte terrestre aún no hemos hablado...

Pues hay que hacerlo. En el seguimiento que hemos hecho sobre el proyecto de esta actuación, a cierta distancia y elusivo de intervención de en polémicas estériles, hemos defendido por activa y por pasiva que el parque marítimo es lo primordial. Que es lo verdaderamente importante para el desarrollo social y económico del municipio. Que es lo que puede producir una reactivación y significar un revulsivo. El parque marítimo tiene que ser a la ciudad lo que el Lago en las últimas décadas del pasado siglo. Sin embargo, la asignatura ha ido quedando para otra convocatoria. Ojalá el informe de Costas sirva para replantear criterios y el propio curso del proyecto, aun cuando se admita que las aristas de funcionamiento compatible con la ejecución de obras de envergadura sean complicadas.

Así que la resolución de Costas tiene su lado positivo. Es en lo que deberían concentrarse los promotores y responsables si, como dicen, van a seguir batallando. Mientras tanto, la controversia continúa su rumbo. Casi es más de lo mismo.

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