No busquemos adjetivos rimbombantes o expresiones hiperbólicas para describir o valorar lo que que hacen los judíos en Gaza. Un fascista como Netanyahu solo puede hacer cosas como las que ordena. Antes, los locutores de informativos advertían de la crudeza de las imágenes que iban a emitir. Ya, ni eso. Es terrible. Es posible que alguien niegue el holocausto, prácticamente transmitido en vivo.
Soledad Gallego-Díaz escribe en El País sobre el particular bajo un título significativo: "Impasibles ante la erradicación de Gaza". Dice: "El silencio que rodea lo que está ocurriendo en Gaza es quizás uno de los hechos más terroríficos de este siglo XXI. ¿Cómo se explica que el asesinato de 14 trabajadores de la Cruz Roja (la Media Luna Roja) y de Naciones Unidas ocurrido el pasado 23 de marzo no haya levantado un verdadero clamor internacional y provocado la inmediata reacción contra el Gobierno israelí, responsable de esos asesinatos?".
Pero, ¿qué clamor?, respetada Soledad, si en España, por ejemplo, los locutores ya no advierten de la crudeza de las imágenes y tal y tal. Son crímenes de guerra y contra la humanidad. Pero hay tanta indolencia, tanta resignación y tanto miedo que pedir una clamorosa protesta es, simplemente, una quimera.
La guerra sigue. La destrucción, también. Y el genocidio, claro.
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