sábado, 5 de diciembre de 2009

GUIAS TURISTICOS

Siempre fueron personas predispuestas, amables, atentas, sensibles... Los niños y jóvenes les veíamos en al asiento delantero del autobús, junto al conductor, micrófono en mano o haciendo gestos, como personas diestras, capaces de enseñar. Y a fe que aprendíamos cosas aquellos que alguna vez tuvimos la fortuna de acompañarles en una excursión o en algún desplazamiento interior, aprovechando el paso de su trayecto.
Su voz sosegada desgranaba su conocimiento del medio, de la geografía y la historia de la isla y de sus localidades, alguna broma intercalada, las recomendaciones apropiadas... todo ello dicho en español, inglés, alemán e italiano.
Los guías turísticos eran una clase aparte en el negocio. Trabajaban con denuedo, se esmeraban, preparaban a conciencia la ruta del día siguiente, se documentaban para aumentar sus conocimientos de un hecho, de un templo o de una convocatoria folklórica.
Su concurso fue decisivo en los años de esplendor turístico, del Puerto de la Cruz, por ejemplo, cuya imagen proyectaron con holgura justo en los tiempos en que no había promociones específicas e innovadoras. Sabían ganarse el aprecio y el afecto de los turistas que les respetaban, les consultaban y les telefoneaban antes de repetir el destino. Labraron muchas amistades y defendieron las esencias del destino como los primeros, acaso conocedores como nadie de que el medio había que cuidarlo y cultivarlo, sobre todo si seguía creciendo -como ocurrió- la espiral de la competencia.
Ahora que el Gobierno de Canarias quiere regular su actividad mediante una disposición al amparo de la directiva comunitaria de la liberalización de servicios, es de justicia recordar a los pioneros de una muy digna profesión. A los pioneros y a quienes siguieron sus pasos hasta constituir un sólido subsector que agrupa a unos cuatro mil trabajadores en la Comunidad Autónoma.
Se quejan de que la consejería del ramo no valora su papel en la promoción turística local y vislumbran problemas y hasta merma en la prestación de los servicios al interpretar que, en virtud de la aplicación de esa inminente y futura norma, se iguala la capacidad de un profesional con experiencia en una isla determinada o en el conjunto del archipiélago -hoy es necesaria una segunda autorización para ejercer en más de una isla, que se elimna con la resolución del ejecutivo canario- con la de otro cuyos conocimientos se circunscriben a cualquier otra región.
Es decir, la decisión entraña en sí misma una discriminación positiva a favor de trabajadores de otras autonomías que no tienen que someterse a una prueba de aptitud sobre conocimientos específicos de una isla, por ejemplo.
Es de justicia no sólo recordar sino de destacar ese papel que hemos resumido a grandes rasgos. Algunos han recibido galardones o reconocimientos a título individual. Deberían ir pensando en algo más, en el ámbito colectivo, aprovechando convocatorias como la del Día Mundial del mes de septiembre.
Los nombres de Ricardo Guerrero, Moisés Cova, Maite Díaz Miranda, Chano Sánchez, Arturo Maccanti, Chema Segura, Arturo Estaña, Conchi Marrero, Marianne Bertula, Cristina y Enrique Savoie, Beatriz Reyes, Clotilde, Antonio Mesa, los Taoro, Eduardo Mufrege, Leonor Guimerá, Figueroa, Paco Cruz, Dominique Bodín, José María Rada, Rosi Cáceres, José Francisco Acevedo, Víctor Núñez, Guardado... y tantos otros (que perdonen las omisiones, hechas de forma absolutamente involuntaria y porque la memoria no da para más: cualquier otro pueden incluirlo en un post o en un comentario) representan una contribución extraordinaria en el desarrollo del sector y, en concreto, en la relación con los turistas que nos visitan. Algunos de ellos ya no están entre nosotros o se han jubilado. Todos trabajaron -a veces en condiciones muy precarias- con una vocación acreedora de reconocimiento.
Ahora que una nueva normativa viene a regular su ejercicio profesional y de la que parecen desprenderse algunos perjuicios, este modestísimo tributo a la memoria de los guías turísticos sólo ha pretendido reconocer su tarea y ponderar, como se merece, su desempeño en la evolución de nuestra principal industria.
Es de justicia, sí.

1 comentario:

Unknown dijo...

Que tal Salvador:
Añado con tu permiso algunos nombres de guias de turismo de esa época a la que haces refercia a tu lista:
Alejandro Fortea,Chema Rada,Francisco Ledesma Taoro,Miguel Angel Taoro,Pancho Taoro,Flory,Amilcar,Marco A. Acosta Jordán.