Esto no ha hecho más que empezar. Tras la aprobación inicial del Plan General de Ordenación (PGO) de Santa Cruz de Tenerife, comienza una larga marcha hasta la definitiva, un camino que se presume erizado de todas las dificultades habidas y por haber, en sede administrativa y en residencia judicial. Ni los paréntesis abiertos en estas fechas lograron distraer la atención: todo lo sucedido, desde las formalidades incumplidas de la convocatoria original hasta la ausencia de tres concejales socialistas, pasando por el 'oportuno' aviso de bomba que originó el aplazamiento y las sonoras protestas vecinales, refleja que el ambiente en los corros capitalinos no es el de la resignación y acriticismo habituales.
Ha llamado la atención de observadores y comentaristas, por ejemplo, que en el mar proceloso de las protestas no sólo navegaban los denominados 'antisistema' o los del 'no por sistema' sino que había gente de toda condición social, mucha clase media, en definitiva, que de alguna forma ve amenazado su patrimonio y ha encontrado -esta vez, de forma defiitiva- las orejas del lobo de la desinformación servida en cualquiera de sus variantes.
Allí estaban, temerosos del "fuera de ordenación" que deprecie o minusvalore la propiedad de eso que, por mucho que se empenen, no es un limbo: es una condicionante de peso que incide en el futuro de dicha propiedad.
Los gobernantes, quienes han dado su 'sí', saben que no hay marcha atrás. Podrá haber todos los matices del mundo. Mociones. Modificaciones puntuales. Planes parciales. Estudios de detalle. Hasta dispensas de planeamiento. Hasta es probable que presenten ellos mismos alegaciones contra las directrices iniciales que acaban de aprobar. No importa: eso, en Canarias, entre la desmemoria y la poca exigencia a las incoherencias, ni se tendrá en cuenta. Pero el primer paso del proverbio árabe ya está dado.
O sea, que en el día después, la reflexión que deben estar haciendo los gobernantes y los que han dado su 'sí' es el alcance de la decisión con los factores que la han caracterizado en el cuerpo social santacrucero. Algo está cambiando: se nota. Entre el agotamiento y las ganas de poner punto final a un estado de cosas, la sensación de que nada volverá a ser como antes del PGO va instalándose paulatinamente.
La prueba del '9': cuando llegue la convocatoria electoral del próximo año. A ver qué ofertan los partidos en sus programas electorales con respecto a este asunto. En los respectivos estados mayores, un suponer, ya deberían ser conscientes de que este asunto no se puede despachar con desdén ni con cuatro frases para salir del trance.
Eso sí: será una delicia comprobar los matices de quienes ahora han dado su aprobación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario