Hemos de congratularnos con el nombramiento de Santiago González como director de Televisión Española. Viene de dirigir Radio Nacional de España y antes anduvo en la dirección de la Televisión Canaria, con lo que estamos ante una trayectoria profesional meteórica.
Santiago es orotavense, otra señal para estar contentos. Los triunfos y los éxitos de los paisanos, principalmente cuando se conquistan en otras latitudes, siempre nos han parecido merecedores de testimonios de reconocimiento, que no de loas oportunistas. Al contrario, que sirvan para estimular su ejercicio profesional en un ciclo histórico para la casa como es emitir sin publicidad, en pleno desarrollo de innovación tecnológica.
Santiago González, próximo a cumplir 40 años, ha acreditado su raza periodística en altas responsabilidades audiovisuales. Deja Radio Nacional de España con el alto mérito de haber sido la única emisora que experimentó un crecimiento de audiencia el pasado año, un 12,5% deducido de los ciento treinta y cinco mil oyentes que ganó.
A González le mueve la discreción, la modestia. Y esas, en la complejidad de la comunicación de nuestros días, son cualidades a ponderar. Sobre todo, cuando se está en el centro de la heterogeneidad política en la que ha sabido moverse sin estridencias, escuchando y callando.
Además, no se olvida de su pueblo y de su tierra, a la que regresa cada vez que puede y a la que dedica un pregón festivo tan sugerente como fue el de las fiestas del Corpus y San Isidro el pasado año. Si allí se encomendó al patrono, para la superación de las dificultades o para el progreso de su pueblo, aquél empieza el año recompensando su generosidad. El refrán, desde luego, le es de aplicación: Año nueva, vida nueva.
Que tenga suerte y aciertos Santiago González al frente de TVE. Su profesionalidad es el mejor aval. Su juventud hace concebir fundadas esperanzas de desempeñar con éxito la nueva alta responsabilidad que le ha sido encomendada.
Lo harás bien, drector. Seguro.
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