miércoles, 6 de enero de 2010

REYES, PUNTO FINAL

Lo bueno del día de Reyes es que se pone punto final al desorden y al frenesí de estos días, muy poco alterados por la crisis, por cierto, que haberla, hayla; pero todo el mundo, en sus conversaciones, cuenta lo mimo: imposible entrar en la ciudad, para conseguir un aparcamiento tardé cuarenta y cinco minutos, estaba el centro comercial que no cabía un alma, fuimos a tres restaurantes distintos y la gente por fuera esperando...
En fin, para qué decir más, si todos, más o menos, experimentamos lo mismo o cosas parecidas.
Lo bueno del día de Reyes es que las madrugadas se van haciendo plenas, es decir, no se ven interrumpidas, como antes, a eso de las cinco o las seis, porque la muchachada, tras noche inquieta y nerviosa, se afanaba en demostrar la vida efímera del papel de regalo y se lanzaba a la calle a lucir bicicletas, patines, balones, coches teledirigidos... Alguien, esta mañana en la churrería, lo definió muy bien:
-Ahora, a los chicos, a las nueve de la mañana y horas después, los ves enfrascados en sus ¡play' y en sus "Nintendo" y en cualquier artilugio tecnológico.
Lo bueno del día Reyes es que ya se puede empezar a hacer cuentas de gastos para ver cómo se resiste de aquí a fin de mes. Claro que viene el Barcelona, empieza el Festival de Música y a ver si queda algo para las rebajas...
Y lo malo es que mañana mismo comenzará la tabarra del Carnaval. Otra vez las fotos de las visitas a las sedes de ensayos de los grupos, las colas para conseguir entradas para los espectáculos y las televisiones locales esmerándose a ver quién es más bullanguero, políticos incluidos.
Para nada de eso, por cierto, hay crisis.

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