Da igual que haya sido por determinación de la dirección del partido que por decisión propia: Miguel Zerolo (Coalición Canaria) no volverá a ser cartel electoral en Santa Cruz de Tenerife, ciudad de la que ha sido alcalde durante cuatro mandatos, dieciséis años. Han podido el desgaste, la rutina y las circunstancias más apremiantes en política, entre las que hay que consignar un contencioso judicial tan delicado como complejo (Las Teresitas), en el que Zerolo aparece imputado.
Como todos, con partidarios y detractores, un peculiar comportamiento electoral tendente al abstencionismo creciente le hizo gozar de mayorías absolutas. Cuando no, concertó alianzas con el socio recurrente, Partido Popular, y fue timoneando una realidad cada vez más enrevesada y en la que, en todo caso, se percibía la erosión de tantos años en el poder por muy engrasada que estuviera la máquina. Tuvo arrestos y habilidad para ir dejando en la cuneta a quienes intentaron hacerle sombra (Guigou y Llanos). Ha gozado, en general, de buena prensa. Además, Miguel Zerolo se ha desenvuelto en su etapa municipalista bajo el paraguas protector de un gobierno autónomo y de un cabildo de su mismo color político, otra clave para entender su ejecutoria de alcalde.
Zerolo empieza a ser historia. No faltarán trabajos con un balance de su trayectoria. Logros y sombras. Recuerdo sus comienzos, con Manuel Hermoso, aún en la Unión de Centro Democrático (UCD). Y la coincidencia, en 1999, en la casa de Juan del Castillo, en La Orotava, aún sin tomar posesión como alcaldes. Y la etapa en el Gobierno de Canarias, con Saavedra al frente, gestando aquellas audaces ocurrencias para promocionar el destino. En esa memoria de actuación alternarán episodios y gestiones gratificantes con otras carencias y otras causas menos brillantes.
Pone punto final "por razones personales y políticas", calificando de "ciclo fantástico y maravilloso" el período vivido en el ayuntamiento de la capital tinerfeña. En la escenificación del anuncio, aparece junto a José Manuel Bermúdez, a quien propone como sucesor.
Suerte, Miguel.
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