Una farsa teatral disparatada y chabacana. Así se define el vocablo astracanada. Así parecen cobrar forma, día tras día, los Presupuestos Generales de la Comunidad Autónoma de Canarias. Es difícil, por no decir imposible, encontrar una sucesión de situaciones incomprensibles, ilógicas y chapuceras. Y eso que eran "una familia" (Rivero dixit), por lo que se ha comprobado, tras la fractura, no muy bien avenida.
El asunto sigue sin aclararse, aunque los esfuerzos del consejero de la Presidencia, José Miguel Ruano, vayan acentuándose a medida que pasan los días y la mecánica parlamentaria de comisiones acentúa las incertidumbres. Ya saben: descubierto por el Partido Popular que las cifras del consejo aprobatorio del 22 de octubre no son las mismas que las que empezaron a ser discutidas en la fase de estudio y explicación, ya en sede parlamentaria, a ver cómo se deshace el entuerto.
Fácil no parece: se añade a la presunta modificación de cantidades -nada más que 86,5 millones de euros más sobre el total inicial- otra andanada popular: que el viceconsejero de Presidencia, Javier González Ortiz (CC), explique el por qué de la inclusión de 25 millones de euros para financiar parques tecnológicos en territorio insular. Eso se produjo, según Australia Navarro (PP), tras la ruptura de la alianza gubernamental. Esta denuncia de alteración de las previsiones presupuestarias pone de relieve que en un asunto de esta envergadura algunos actores no han tenido la más mínima reserva quizá confiados en exceso en el estado de impunidad o seguros de que, de una manera o de otra, van a obtener algún tipo de réditos.
Pero, por si fuera poco, el periódico Canarias7, en su edición de hoy publica una información que eleva al nivel de lo inefable lo que se puede hacer en tiempos de liquidación. Según el rotativo, el mismo día en que José Manuel Soria decidió autoexcluirse del Gobierno para aplacar la desazón de Mariano Rajoy, la que entonces era consejera de Sanidad, Mercedes Roldós, firmó "una adjudicación de más de 124 millones de euros para un servicio de hemodiálisis a una empresa sin solvencia aparente y que hasta mayo de 2010 se dedicaba al negocio inmobiliario".
Estupefactos, ¿verdad? Aunque el empleo del adjetivo dé a entender que sigue sin agotarse la capacidad de asombro, esa que hemos dado por finiquitada no pocas veces a raíz de tantas y tantas situaciones indicativas de que todo es posible en Canarias y que todo sucede porque no pasa nada. Todavía se acuerda uno de cuándo un alto cargó reconoció que en la Comunidad Autónoma habían vendido hasta el viento.
Total, que aquel olor a caos del que hablamos hace unas fechas se va haciendo cada vez más intenso, a la espera de alguna explicación que justifique estos desaguisados, con las cuentas y con las ajudicaciones de último minuto.
Tantos oscurantismo, tanta componenda, tanta turbidez, tanta irregularidad en los asuntos públicos, en cuentas públicas y adjudicaciones de servicios, hacen de esta tierra única y de la política que la envuelve un hecho inefable con imprevisible guión de astracanada.
¿Para cuándo la regeneración?
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