viernes, 12 de septiembre de 2014

MACCANTI, ANSIA DE UNIVERSALIDAD

Falleció Arturo Maccanti. El poeta que desencadenaba los versos que se quedan en Aguere, como si quisieran ambientar y dar calor a los fríos laguneros. Arturo explicaba a los turistas, como muy pocos han sabido hacerlo, las excelencias de la isla. Era su otro oficio. Una persona amable, un hombre honrado, un poeta profundo de estrofas llenas de vida, de metáforas y de aspiraciones.
En septiembre de 2009, con motivo de un Ciclo de Poesía Viva, escribimos la glosa que a continuación se reproduce. Es igual de válida para decirle adiós o hasta siempre. Sin estridencias, como él siempre prefería.

La voz de Arturo, su cadencia, la poesía de Arturo Maccanti se desgranó de nuevo anoche en La Laguna, en el Ciclo de Poesía Viva que promueve el Centro de la Cultura Popular Canaria.
Arturo es alguien especial en el mundo de la literatura canaria. Esa bondad, esa sensibilidad, esa mirada a la búsqueda de sentimientos y sensaciones...
Aún recuerdo sus lágrimas, nuestras lágrimas, cuando falleció Adrián Alemán y compartimos las primeras horas de aquella geografía lagunera sin él.
Y permanecen frescas todas sus descripciones del paisaje insular, contadas con la franqueza de quien lo ha visto evolucionar, de quien conoce los orígenes y de quien sabe la importancia que tiene para un turista llevarse una grata impresión de lo que visualiza mientras le cuentan.
No fue posible acompañarle anoche pero en la ausencia y en la distancia nos parece que su voz inunda los rincones. Los sentimientos de Arturo, el dolor de la lejanía y del aislamiento, la sutileza a la hora de desencadenar versos y figuras poéticas están donde siempre ha gustado leer y escuchar: "No hay más/ en este mundo/ que isla, cielo y mar".
Pero Maccanti ha ido más allá porque su escritura revela el ansia de universalidad, como así lo ha revelado en cada entrega, en cada lectura de poemas que ha protagonizado este "Viajero insomne", título de una de sus principales obras.
Arturo, su voz, su cadencia "no es más que sombra". En su Laguna del alma. Otra vez el compromiso hondo con sus ejes poéticos y el reflejo de una personalidad tan sensible en "La tierra sola":
"Si he sido un hijo de tus soledades/ si sufrí como míos tus yugos y abandonos/ si amparaste a mis muertos, si das luz a mis vivos/ si nada te pedí a cambio del amor, mira, al menos/ cuando sea ceniza/ que no me esparza el viento más allá de tu orilla".

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