Falleció Arturo Maccanti. El poeta que desencadenaba los versos que se quedan en Aguere, como si quisieran ambientar y dar calor a los fríos laguneros. Arturo explicaba a los turistas, como muy pocos han sabido hacerlo, las excelencias de la isla. Era su otro oficio. Una persona amable, un hombre honrado, un poeta profundo de estrofas llenas de vida, de metáforas y de aspiraciones.
En septiembre de 2009, con motivo de un Ciclo de Poesía Viva, escribimos la glosa que a continuación se reproduce. Es igual de válida para decirle adiós o hasta siempre. Sin estridencias, como él siempre prefería.
La
voz de Arturo, su cadencia, la poesía de Arturo Maccanti se desgranó de nuevo
anoche en La Laguna, en el Ciclo de Poesía Viva que promueve el Centro de la
Cultura Popular Canaria.
Arturo
es alguien especial en el mundo de la
literatura canaria. Esa bondad, esa sensibilidad, esa mirada a la búsqueda de
sentimientos y sensaciones...
Aún
recuerdo sus lágrimas, nuestras lágrimas, cuando falleció Adrián Alemán y
compartimos las primeras horas de aquella geografía lagunera sin él.
Y
permanecen frescas todas sus descripciones del paisaje insular, contadas con la
franqueza de quien lo ha visto evolucionar, de quien conoce los orígenes y de
quien sabe la importancia que tiene para un turista llevarse una grata impresión
de lo que visualiza mientras le cuentan.
No
fue posible acompañarle anoche pero en la ausencia y en la distancia nos parece
que su voz inunda los rincones. Los sentimientos de Arturo, el dolor de
la lejanía y del aislamiento, la sutileza a la hora de desencadenar versos y
figuras poéticas están donde siempre ha gustado leer y escuchar: "No hay
más/ en este mundo/ que isla, cielo y mar".
Pero
Maccanti ha ido más allá porque su escritura revela el ansia de universalidad,
como así lo ha revelado en cada entrega, en cada lectura de poemas que ha
protagonizado este "Viajero insomne", título de
una de sus principales obras.
Arturo,
su voz, su cadencia "no es más que sombra". En su Laguna del alma.
Otra vez el compromiso hondo con sus ejes poéticos y el reflejo de
una personalidad tan sensible en "La tierra sola":
"Si
he sido un hijo de tus soledades/ si sufrí como míos tus yugos y abandonos/ si
amparaste a mis muertos, si das luz a mis vivos/ si nada te pedí a cambio del
amor, mira, al menos/ cuando sea ceniza/ que no me esparza el viento más allá de tu
orilla".
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