sábado, 17 de enero de 2015

MERCADILLOS FRUSTRADOS

La instalación de un mercadillo, o de unos mercadillos, en plural, pues igual la cosas está diversificada pensando en rentabilidades, ha sido una de las controversias no resueltas en la ciudad en esa pequeña constelación de asuntos domésticos que trasciende por su evidente carácter visible.
         Fue Diario de Avisos el que publicó una información que ya adveraba algunas irregularidades. Cuando menos, irregularidades. Emplazamientos, organización interna, características de las licencias de autorización -si es que existían-, precios públicos que debían ser abonados, superficie de ocupación, contenidos de venta, actividades suplementarias… en fin, todo un procedimiento que, en teoría, requiere un expediente bien montado en el que debe primar la transparencia. De aquella información se desprendían claroscuros que todavía inspiran incertidumbres. Por ejemplo, se cuestionaba el informe que, al respecto, había elaborado la policía local.  Otra cuestión: ¿llegó el Ayuntamiento a formalizar algún ingreso y en concepto de qué? El asunto tiene su importancia ya que llega a tener una cierta repercusión en la actividad social y económica de la ciudad y de hecho mereció alguna pregunta en el pleno de la corporación local; pero no pasó de ahí, de ese limbo que forma parte del quehacer municipal pero que no cobra mayor trascendencia.
         Dos informaciones más, publicadas posteriormente, revelan que la polémica sigue latente. Las conclusiones son: que hay unas expectativas, incluso con el género de venta aprovechando las fechas navideñas ya pasadas, que no se han visto satisfechas. Que la concejalía directamente responsable, por las razones que fuese, no ha sabido o no ha podido canalizar adecuadamente la solución al conflicto. Que deben existir diferencias de criterios entre dicha concejalía y la competente en otras materias, ejercida directamente por la alcaldía.  Que los informes policiales deben contener filigranas para sortear vericuetos y vacíos de ordenanzas. Que pasa el tiempo, en fin, y los mercadillos empiezan a aletargarse, sin que parezca existir mucha voluntad política de reactivarlos y de fiscalizar su montaje, tarea que corresponde, por supuesto, a los grupos de oposición.

         A ver si el episodio, entre dudas, indecisiones y oscurantismos, depara algo más.

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