miércoles, 14 de enero de 2015

MOTOS PARA LA POLICÍA

Admitido su momento de hilaridad, porque lo tiene, y asumida la expresión qué desastre con la que se manifiesta un cierto estado de ánimo o una impresión negativa muy extendida con respecto a las cosas de la vida municipal, la noticia de la caída del motor de una motocicleta de la policía local portuense en plena plaza del Charco, sugiere de inmediato la reflexión del mal estado de los recursos materiales del cuerpo para el desempeño de su cometido. Hablamos de policías, de motos, de vehículos indispensables para llevar a cabo su tarea, para desplazarse con prontitud al lugar donde han sido requeridos. Si, además de escasear, las unidades, por exceso de uso, por vejez, por falta de mantenimiento, por lo que sea, no inspiran una mínima seguridad en su funcionamiento, la estampa que se transmite es muy negativa, se diría que hasta el ridículo.
         Lo ocurrido pone al desnudo que la lucha de la policía local del Puerto de la Cruz por disponer de unos equipamientos y recursos materiales mínimamente dignos, sigue siendo una constante. Sus responsables, sus mandos y sus representaciones sindicales vienen insistiendo desde hace años en que para realizar las tareas que se le encomienden, para el nivel de prestaciones que han de llevar a cabo y para los servicios que les son reclamados en una ciudad con tan peculiares características como es el Puerto, no les basta con las dotaciones disponibles. Ni ahora ni antes.
         Ocurre que ahora a una motocicleta se le cae el motor en plena vía pública y el impacto es mucho mayor. Habrá quien piense en la rechifla y la policía municipal no es merecedora de ella, por lo que, tras lo sucedido, procede afrontar medidas que fortalezcan su flota automovilística.
         Claro que para ello no hay que dar muchas vueltas: es una cuestión de priorización de recursos presupuestarios, es decir, que haya dinero y se invierta. Lo que sea con tal de borrar esta penosa imagen y las chanzas que ya circulan por la ciudad. Por no hablar de las que ya habrán asimilado también en otros cuerpos policiales.
         Venga, que no se repita.


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