El sector turístico sigue sufriendo las tensiones propias de la crisis. Las patronales exigen que te exigen y a la Administración le faltan recursos para atender todas las peticiones. Muchos hoteles continúan cerrados y las empresas timonean la situación como pueden, desde el punto de vista financiero, firmando créditos y refinanciando deudas para mantener la liquidez. Ahora han recibido un incentivo del Instituto de Crédito Oficial (ICO) en forma de ampliación del plazo de devolución de los préstamos que es un respiro temporal. Pero hay que aguardar otras estrategias válidas para reforzar la caja y cruzar el invierno, esta vez, muy crudo.
La buena noticia es que esta crisis ha cogido a los hoteles españoles en una mejor situación de solvencia. De algo tenían que servir los buenos años de negocio, las vacas gordas, durante lo que el volumen de deuda fue siempre asequible. Eso señalan fuentes del ámbito de asesoramiento financiero y gestión de activos. Pero al iniciarse un nuevo ejercicio, sin que el proceso de reactivación esté claro, los propietarios, inversores y emprendedores tienen que volver a estudiar y decidir nuevas opciones. Hay que replantearse muchas cosas si se quiere avanzar en una economía maltrecha cuyos operadores, a primera vista, tendrán que esforzarse para remontar y alcanzar niveles de liquidez necesarios, indispensables para que fluya el negocio.
La opinión de algunos expertos es coincidente: la mayoría de los hoteleros en nuestro país son propietarios, una base sustantiva para obtener liquidez. Si se quiere una solución aparentemente fácil, la venta de activos es lo que procede, teniendo en cuenta que habrá que saber negociar antes de embarcarse en operaciones apremiadas por las circunstancias. No se trata de quitarse de encima el establecimiento o un grupo de ellos, de no malvender, en definitiva, sino de definir la determinación que se quiere. Es claro que se avecina una época de cambios y de transacciones en el sector hotelero. El ritmo de materialización dependerá de varios factores hasta que se asiente el mercado. En resumen, vender para seguir.
Pero recordemos que se abren los caminos de la financiación alternativa. Los expertos insisten en que es una ventaja que las empresas pequeñas y medianas no estén con el agua al cuello. Eso equivale a que la banca, según varios expertos, intente salvar a la propia clientela y no financie o propicie operaciones de alguien que no es cliente. La deuda alternativa, indican, es una opción para propietarios de activos cuyo acceso al crédito otorgado por la banca tradicional está más restringido. En el camino hacia la recuperación, siempre precisarán de ayudas.
Pero los créditos del ICO seguirán siendo, seguramente, la fórmula más empleada. Así ha sido históricamente en el sector hotelero con tal de asegurar o fortalecer la liquidez. La extensión de vencimientos a ocho años, la ampliación del plazo de solicitud de los avales hasta el 20 de junio de 2021 y el período de carencia hasta veinticuatro meses trae oxígeno y será clave para el futuro de buena parte del sector. Para aliviar tensiones.
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