De búsquedas y silencios es el título de la primera exposición del año en el Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias (IEHC), con la que se reanuda su actividad que es la que marca, de alguna manera, la vanguardia cultural en el Puerto de la Cruz. Carlos Quintana, quien se hace llamar “El viajero del faro”, es el autor de una atrayente y peculiar colección, hecha con materiales sobrantes, abandonados, aparentemente inutilizados e inutilizables pero claramente reciclables a poco que se aporte imaginación… y creatividad artística.
Los paseos en la soledad del artista. La mirada que surca cualquier universo, por pequeño y circunscrito que sea, lanzada en pos de un objeto inanimado, de un soporte sólido, de un metal oxidado o depauperado. Esos son los objetivos de Quintana, a los que concede una segunda oportunidad, transmitiendo un nítido mensaje de revitalización.
Unos paseos en silencio, el complemento idóneo para moldear, combinar y componer lo matérico. Y una composición, ya se sabe, es la mezcla de elementos muy diversos: madera, hilo, alambre, latón, hierro, tejidos… aquello que parecía, o que empezaba siendo inútil, cobra forma. Y cuando se perfecciona, tiene sentido, entraña el atractivo apto para interpretar.
Es como si “El viajero del faro” quisiera que sus trabajos hablasen con el espectador. Al menos, deja las puertas de la imaginación completamente abiertas. El diálogo encierra todos los matices, todas las sugerencias que vamos descubriendo en cada palabra, en cada componente, en el acabado final.
Escribe para la ocasión la historiadora del arte Elena García González que el viajero “trabaja con materiales que va encontrando por la calle y llaman su atención, como la madera, metales oxidados, ramas secas u objetos que nadie quiere y que recicla con la intención de darles una nueva vida, reflexionando sobre la espiritualidad, la conexión entre las personas, las segundas oportunidades y la superación personal”.
Carlos Quintana, que no es nuevo en la plaza, ensaya y ensaya hasta hacer que los trozos, los desgarros y las minucias se revaloricen en esta cita del IEHC. Ya estuvo en Galería Fleming, en el Museo de Arte Contemporáneo Eduardo Westerdahl (MACEW) y en la impactante Phe Gallery. Los frutos peculiares de su creatividad hablan de resiliencia, latido, transmutar o creer, los títulos en una sola palabra de algunas de sus obras.
En ellas se contrasta el silencio, que tiene, según el autor, “un valor enérgico que nos conecta con nuestro yo interior”, como refleja Elena García González, quien descubre la práctica de la meditación del artista: “Él mismo consigue –escribe- llenarse de esa energía que le conecta con algo más profundo: algo que le lleva a sentir y a imaginar esas obra que para él ya existen en otro plano, y que se van formando y recomponiendo para volver de nuevo a la vida, como nosotros”.
Proseguirán las búsquedas, seguro; y tendrán preferencia los silencios, seguro. “El viajero del faro”, así, avanzará en el mundo que ha descubierto hasta alcanzar la plenitud de la originalidad. Y como hoy es tiempo de aprovechar para renovar, se esmerará para que las segundas vidas y las segundas oportunidades sean provechosas.
(Exposición abierta del 13 al 29 de enero de 2021. De lunes a viernes, de 10 a 13.30 horas).
1 comentario:
Nos pasaremos por allí y observaremos y si procede, opinaremos. Toda actividad cultural bien venida sea, siempre que aporte a nuestro acervo y economía.
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