El presidente de la Cámara de los Comunes, Michael Martin, ha anunciado su dimisión tras el escándalo generado por la publicación en un periódico de los gastos de los diputados.
Aquí sí que se puede emplear con toda propiedad la palabra 'histórica': es la primera dimisión de un jefe de la Cámara baja ¡en trescientos años!
No han hecho falta denuncias ni fiscalías ni comisiones de investigación: la crisis, tremenda crisis, se desata a raíz de que un funcionario haya facilitado al periódico The Daily Telegrah los datos desmenuzados de los gastos de los diputados. No está bien lo que ha hecho el funcionario, desde luego, pero las repercusiones saltan a la vista: Michael Martin, treinta años como diputado por el noreste de Glasgow, tuvo una actitud poco favorable a transparentar, pidió disculpas al pueblo británico y quiso convenir con el Gobierno una reforma del sistema. Ya era tarde: la presión de lo publicado, convenientemente fortalecida por la oposición política en vísperas electorales, le situó al borde de la continuidad. Se rindió, claro.
Es una decisión histórica, desde luego. Es el fruto de la sensatez, de la seriedad, de la coherencia, de la consecuencia... Y de la madurez. Democrática y social. Todo eso, y una cultura política experimentada y avanzada, han hecho que la cordura imperase. Hasta se dirá que el sistema ha funcionado.
Igual que en Canarias, ¿verdad? No tenemos que aprender ni nada...
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