miércoles, 8 de diciembre de 2010

LEER MÁS Y MEJOR

El Gobierno de Canarias hace una interpretación distinta y menos dramática de los resultados del informe PISA que la OCDE realiza para medir el rendimiento escolar. Puede y debe hacerlo porque los números y los porcentajes arrojan unas conclusiones inquietantes. Nuestra comunidad aparece en el furgón de cola de lo que conceptuaríamos como comprensión lectora pero el ejecutivo no admite que vayamos en ese furgón. Gonzalo Marrero, viceconsejero de Educación, tras un primer análisis del informe conocido ayer, se inclina por una lectura "cardinal" de los resultados que produce una visión o un impacto menos negativo.
Sea como fuere, en esta nueva entrega del informe PISA, centrado en el examen de destreza en la lectura entre los escolares de quince años (4º ESO), España mejora pero aún se sitúa a doce puntos de la media de la OCDE Por comunidades autónomas -ahí viene el problema- las últimas son Andalucía, Baleares y Canarias. Pero Marrero prefiere eludir los análisis comparativos "ordinales", aunque no deja de reconocer una coincidencia con el informe: las tasas de alumnos repetidores (44% en las islas) condicionan los resultados globales.
Y es en este apartado donde habría que analizar con detenimiento si una lectura deficiente, si los niveles de comprensión son los que motivan ese significativo volumen de repetidores. ¿No se aprueban asignaturas porque no se entiende lo que se lee? ¿Qué pasa con los textos para que no sean asimilados por los estudiantes? ¿Tienen éstos un problema de base, desde la formación no se repara en las deficiencias de la comprensión?
En cualquier caso, los resultados y sus interpretaciones invitan a una profunda reflexión de la comunidad educativa. Algo está fallando, algo sigue fallando para que las estadísticas extiendan su sombra de fracaso educativo. Y eso que los esfuerzos de los responsables son innegables. Pero no acompañan los aciertos. O no se corresponden con las evaluaciones que indican que algo se sigue haciendo mal.
La reflexión implica a todos: educadores y educandos, agentes sociales, padres y madres, instituciones... La crisis de nuestra época ha puesto al desnudo muchas cosas, entre ellas, las dificultades para acceder al mercado laboral que, de por sí, va menguando. Dificultades que se acentúan en proporción directa a los niveles de formación de los que se dispone. Así, ni generación de empleo ni mejora de la productividad ni competitividad.
O sea, que todo empieza por leer más y mejor. Elemental.

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