Tiempo de recortes. Aunque el puente de diciembre -con sus circunstancias "descontroladas", las colas en los restaurantes y las aglomeraciones en los centros comerciales- haya servido para contrastar que, pese a todo, aún queda para consumir, es época de reducciones en la que, por ciertos imperativos, no se repara. Hasta que no se padezca en carne propia, será.
Porque es muy preocupante lo que se avecina en la sanidad canaria que encabeza -según datos ofrecidos por Intersindical Canaria que hasta ahora nadie ha desmentido- la disminución porcentual más alta del país, un 11,72%. Sólo Cantabria, con un 8,1% y Extremadura, con el 7.49%, se aproximan a la Comunidad Autónoma de nuestros pecados, donde la dotación en este capítulo, en números absolutos, pasa de 2.725 millones de euros del presente año a 2.406 del entrante 2011.
Atentos, porque estamos hablando de sanidad, de asistencia, de cuidados, de tratamientos, de prestaciones en defitiva, de uno de los pilares de ese estado que, a este ritmo, ya no se llamará del bienestar. Y encima, Aznar, el que metió a España en la guerra, abogando casi por su desmantelamiento. ¡Ay, Señor!
Pero más inquietante que esta apreciación del ex presidente, resulta el anuncio de los ministros de finanzas de la Unión Europea que han recomendado a los gobiernos de los veintisiete países integrantes que estudien la introducción del copago y la participación del sector privado para limitar el crecimiento excsivo del gasto sanitario y garantizar la sostenibilidad financiera de sus sistemas de salud.
Es probable que la decisión se haga firme hoy mismo, con lo que estaremos asistiendo al primer paso de un proceso que debe preocuparnos a todos. Si el envejecimiento de la población y la propia crisis son las causas que motivan la interpretación y el camno que sugiere la Unión Europea, si son inevitables las reducciones -ojalá que en estos campos no haya más- sólo resta confiar en la generosidad y en el desprendimiento del sector privado que opera en el ámbito sanitario.
A tal sector, de materializarse estas consideraciones, le ha surgido la gran oportunidad en plena recesión. Vale. Veremos si corresponde en las prestaciones.
A los ciudananos les resta seguir confiando.
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