martes, 3 de enero de 2012

CREDIBILIDAD MENGUADA

Ahora se recuerda aquel debate de la campaña electoral entre los principales aspirantes. Sostuvimos entonces, en una red social 'on line' y en comentarios posteriores que Alfredo Pérez Rubalcaba había salido airoso, que había sobresalido en algunas fases y que había sido especialmente incisivo para tratar de arrancar al actual presidente del Gobierno algunas respuestas que realmente dieran a entender sus verdaderas intenciones en materias económico-financieras muy concretas. En su habitual estilo, Mariano Rajoy prefirió el ni si ni no sino todo lo contrario, de modo que se pudo percibir con claridad que o algo oculto había o no sabía realmente qué hacer ante aquel torbellino de dudas. Quienes vieron entonces en Rubalcaba a un periodista que interrogaba para intentar averigüar lo que realmente importaba, hoy tendrían que reconocer que, en todo caso, ofició con acierto.
El caso es que ni en programa ni en campaña electoral, y lo que es peor, tampoco en el discurso de investidura, el presidente Rajoy habló de las medidas que directamente afectan al bolsillo de los ciudadanos. Como la memoria es flaca, está muy bien que se tire de archivo para evidenciar cómo se está obrando en el sentido contrario del anunciado. El presidente reprochó a su antecesor que subiera impuestos en plena crisis y que no era justo que recayera sobre los mismos el grueso de las que ahora son calificadas por su ministro de Economía como "desagradables". El presidente añadiría meses después que no tenía intenciones de incrementar los tributos. Y el presidente -por cierto, ¿dónde sigue el presidente?- nada ha dicho de comparecer en sede parlamentaria -sí que lo hizo Rodríguez Zapatero- para explicar el alcance de las determinaciones de su Gobierno tomadas en las últimas horas del pasado año.
Total, que cabe preguntarse cómo llamarán a esto ahora quienes en su día se rasgaron las vestiduras porque el segundo de los presidentes socialistas de la democracia no empleara la palabra 'crisis' cuando ésta ya era un hecho constatable. ¿Lo llamarán engaño electoral o les parecerá muy fuerte y se quedarán en fraude? ¿O lo justificarán diciendo que era inevitable?
Gobierno que se estrena decidiendo lo contrario de lo que sus componentes predicaban tan sólo unas pocas semanas antes, Gobierno que empieza menguando su credibilidad.

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