miércoles, 9 de abril de 2014

EL COMBATE PERIODÍSTICO

“El periodismo era y es un arma de combate”, ha dicho el presidente de la Asociación de Periodistas Europeos (APE), Miguel Ángel Aguilar a infolibre.es para exaltar, una vez más, los valores de una profesión que atraviesa una de las peores crisis que se recuerdan. Pero él no se rinde y mensajes como ese lo prueban: no es un llamamiento a las barricadas sino un canto a la creatividad, al incentivo de ideas que frenen cualquier intento de rendición. Aquí, mientras haya vocación y ganas no solo hay que resistir sino tratar de salir adelante con alternativas que reflejen que esto, ni mucho menos, está agotado.
     Es el propio Aguilar quien lo prueba poniéndose al frente de uno de los grandes sucesos periodísticos del año: reeditar, en un solo número conmemorativo, el histórico Heraldo de Madrid, la cabecera que aguantó hasta los últimos días de la guerra incivil española, cuando fue intervenido por los falangistas. Hasta su desaparición. Los contenidos de esta publicación especial evocan el ambiente y las circunstancias de los últimos días del conflicto (una interesante aportación a la memoria histórica) así como la visión y el tratamiento de asuntos de actualidad.
     Si los últimos periodistas del Heraldo acreditaron compromiso y sacrificio, son estas cualidades las que deben inspirar el ejercicio de quienes aún se mantienen en activo y poseen la fortuna de poder informar, escribir, comunicar y opinar. Esa es la esencia del combate: entonces, como ahora, para defender la libertad y el pluralismo. Un combate en el que hay que ir bien pertrechado para contratacar y resistir. Un combate en el que se han sucedido bajas, cientos, miles. Y en el que no han podido intervenir o lo han hecho en condiciones muy precarias quienes andaban en una suerte de reserva, la que aglutinaba, en buen número, los deseos de acceder por primera vez al mercado laboral.
     En plena crisis, llega este estimulante mensaje, que apenas la mitiga, conform; pero sirve para estrujarse los sesos hasta producir una oportunidad, una alternativa. Acaso para demostrar que el periodismo está bien vivo o lo que es igual, se resiste a fenecer.
     Y todo, porque hay que creer en lo que se hace. Lo subraya el propio Miguel Ángel Aguilar al referirse al servicio público que entraña el periodismo activo y al ponderar a los profesionales que “se sienten comprometidos en esa dirección”. Un arma de combate noble para rebelarse contra la agresividad, la violencia, los abusos y la ignominia. Tan noble como esencial.
     Rescatar el Heraldo ha sido como rendir tributo al periodismo, de antes y de ahora, valoradas las circunstancias y los vientos desfavorables y azarosos. Al periodismo y a los periodistas de verdad, casi siempre dispuestos a responder desde la primera línea de ese combate, como han acreditado quienes, en esta iniciativa, adecuadamente coordinados, se ocuparon de los contenidos de actualidad. Aguilar resumió ese afán y ese espíritu con una sentencia valiosa:
     “Se ha demostrado que se pueden hacer cosas, que no está escrita en ninguna parte la fatalidad de nuestro destino”.

     Cuestión de aplicarse.

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