Seguro que estaría pendiente
de lo que harían los esgrimistas españoles e italianos en los Juegos Olímpicos
hasta el final de sus días. Le podía aquella pasión por la espada, el sable o
el florete, por los movimientos de defensa y por la estrategia de ataque. Salió
en busca del tirador perfecto cuando decidió extender sus conocimientos en el
Puerto de la Cruz. Pero más que ese éxito individual, lo que deseaba de verdad
era contar con un equipo que fuera creciendo y cuyos componentes multiplicaran
los valores de ese deporte.
Se empeñó desde que convenció al recordado Miguel Ángel Díaz
Molina, quien fuera concejal de Deportes del Ayuntamiento portuense y primer
director territorial de Deportes de la Comunidad Autónoma de Canarias. Desde
luego, fue impulsor de la disciplina, dio vida a la Federación y multiplicó en
poco tiempo el número de licencias. Quería -los idealistas siempre tienen
buenas ideas, y él lo era- que la esgrima dejara de ser minoritaria. No lo
habrá logrado pero captó el interés de muchos jóvenes y estimuló el quehacer de
aquellos que se entregaron a esta noble causa deportiva, siempre en busca del
perfeccionamiento.
Fue todo, en ese sentido, Vincenzo Cherubino Príano,
fallecido en la tarde de ayer. Profesor, dirigente, entrenador y practicante,
por supuesto. Llegó a convertirse en uno de los componentes más activos del
desaparecido Patronato Municipal de Deportes a cuyos responsables daba la lata
incesantemente para cobrar las subvenciones y poder seguir con las escuelas y
programas que coordinaba casi en solitario.
Nuestro primer acto público como edil portuense fue,
precisamente, allá por 1983, fue un torneo que montó en el hotel Maritim. Después,
a pesar de los imponderables, de la incomprensión y de algunos caprichos
personales, perseveró hasta que hizo realidad, en el pabellón que lleva el
nombre de su amigo Miguel Ángel, la escuela municipal. Allí, también bajo su
iniciativa, se disputaron algunas competiciones relevantes y fijó su residencia
el club que fundó, Tenerife Puerto Cruz.
Ejerció también como informador de prensa. Fue colaborador
durante algún tiempo de Diario de Avisos,
no solo ocupándose de resultados y clasificaciones, sino de información
general. Su sintaxis castellana no le ayudaba mucho pero no cejaba hasta que le
corrigieran la crónica y la viera publicada. Padre de tres hijos, deportistas y
profesionales, Enzo Cherubino vivió con intensidad su trayectoria, desde que
eran juveniles y proyectaban sus afanes deportivos.
Nacido en Génova (Italia), estudió Náutica y fue maestro de
armas. Fue profesor de Esgrima y Lucha Escénica en el Centro de Arte Dramático
de Canarias. Investigó en la esgrima clásica y fue reconocido como maestro de
esgrima medieval por la Asociación Española de Maestros de Armas y la Real
Federación Española, con la que colaboró activamente en distintas facetas. Es
autor de un libro sobre la esgrima medieval, titulado Manual de esgrima medieval y arquería tradicional. En su haber, hay
que consignar también que varios de sus discípulos han sido campeones
autonómicos y nacionales en distintas categorías.
La esgrima, desde luego, se queda sin uno de sus apasionados
maestros. Y en el deporte local tendrá su reconocimiento.
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