lunes, 29 de agosto de 2016

LAS PYME, A ESPABILAR

En la entrada precedente, señalábamos una de las conclusiones del informe de The Shopping Tourism Institute referido al turismo de calidad: el Gobierno debería implicarse de lleno trabajando en la promoción de España como destino de compras. Esta modalidad, según el documento, se basa en un turismo urbano que frecuenta las ciudades durante todo el año y, por tanto, impulsa el comercio, rentabiliza las inversiones efectuadas en grandes infraestructuras y atrae inversión hotelera. En definitiva, apuntala al turismo como mayor fuente de desarrollo económico y social en España.
Ahora, es precisamente la Confederación Española de Comercio (CEC) la que aporta datos reveladores: aún admitiendo que el turismo de compras sustancia un turismo de calidad que puede y le gusta gastar, pasa de largo por el pequeño comercio que solamente capta uno de cada diez euros que los viajeros se dejan en el país. Naturalmente, hay que diferenciar entre las pequeñas y medianas empresas (pyme) y las grandes firmas o cadenas. Según la CEC, el gasto turístico en compras que repercute en las primeras es , aproximadamente, de un diez por ciento. Evidentemente insatisfecha, la patronal del pequeño y mediano comercio admite el reducido impacto debido a “la naturaleza intrínseca del turismo de compras”.
Los turistas que van de tiendas parecen tenerlo claro: prefieren las de moda, las de complementos, las de joyería y relojes. En ciertos destinos, también interesan las de tecnología. Claro, son los segmentos comerciales en los predominan las más destacadas marcas. Llama la atención entre las apreciaciones de la CEC que el sector tampoco se beneficia de las llegadas de los cruceristas ya que estos ·”suelen contratar paquetes vacacionales cerrados, por lo que su gasto en compras en los países de paso es reducido y concentrado en ejes comerciales dominados por las firmas más populares”.
En definitiva, el pequeño y mediano comercio tiene que hacérselo mirar para no perder otra batalla de las que han caracterizado la evolución del sector durante los últimos años, cuando la globalización, la reestructuración, la expansión de las ciudades y los soportes de promoción han hecho muy complicada la subsistencia, hasta el punto, en una suerte de pugna de David contra Goliath, de que han desaparecido multitud de comercios que eran un medio de vida para muchas familias y hasta núcleos que basaron su 'modus operandi' en métodos tradicionales y convencionales que, con el tiempo, se revelaron como totalmente insuficientes para competir.
Pese a todo, el presidente de la Confederación Española de Comercio, Manuel García Izquierdo, no arroja la toalla. Dice que el pequeño y mediano comercio, igual que la gastronomía, la cultura o el estilo de vida, es uno de los atractivos que ofrece España, razón por la que también estima que el futuro Gobierno debe mojarse, con planes e incentivos que se desarrollarían, según apunta, en los países de origen de los potenciales visitantes con el fin de que ya vengan informados y conozcan alternativas que sean de su interés. Habla también de rutas turístico-comerciales en cada destino y de los efectos del turismo de compras a medio y largo plazo.

Con las estadísticas sobre la mesa, tan poco favorables desde el punto de vista de la rentabilidad, y tal como evoluciona el sector, las pyme -que tienen razones para sentirse abandonadas- tienen que espabilar. Y depende de ellas mismas. Con imaginación y riesgo como cualidades básicas. 

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