Es una frase recurrente cada
vez que los registros del desempleo disminuyen: hay que congratularse. En julio
pasado, 83.993 personas encontraron trabajo. El dato lleva aparejado que es la
mayor caída de este mes desde 1997; que ha aumentado la afiliación a la
Seguridad Social y que, por primera vez, desde agosto de 2010, se contabilizan
menos de cuatro millones de parados. Con este descenso, el desempleo en España
se sitúa en niveles de hace siete años.
Cierto que el mes de julio tiene un comportamiento habitual
favorable para la creación de empleo: desde que hay estadísticas, el paro ha
disminuido este mes en dieciocho ocasiones. Y cierto también que los datos del
Ministerio de Empleo y Seguridad Social reflejan que en el séptimo mes del año
se celebraron 1,6 millones de contratos de carácter temporal; de ellos, un
26,3% eran eventuales por circunstancias de la producción a tiempo completo y
el 24,4% son de obra o servicio, también con jornada completa. Los contratos
temporales con jornada a tiempo parcial significaron un 34,9%.
El desempleo descendió en todas las comunidades autónomas.
En Canarias, concretamente, hubo 4.807 parados menos, un 2,03% menos que el mes
anterior. Claro que, según las mismas fuentes, aún hay en el archipiélago el
paro afecta a más de doscientas treinta y dos mil personas. De la población
desempleada en las islas, hay más mujeres que hombres: 126.655 y 105.414,
respectivamente.
Como siempre, quedan las dudas sobre la calidad del empleo
generado. La estacionalidad es otro de los factores a tener en cuenta. El paro
sigue siendo un problema estructural pero no puede negarse que en aquellos
sectores productivos donde hay iniciativa y soplan vientos favorables es
positivo que encuentren trabajo las personas que lo necesitan. Una oportunidad
es lo que buscan. Quienes la puedan aprovechar, que lo hagan. Se aprecia una
tendencia a la recuperación del mercado laboral: de eso siempre hay que
alegrarse.
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