jueves, 18 de agosto de 2016

UNA INICIATIVA POSITIVA

La asociación de vecinos Jeriguilla (San Antonio, Puerto de la Cruz) promueve la sensibilización de los habitantes del sector para dar una respuesta apropiada en lo que a limpieza pública, imagen y mantenimiento concierne. De siempre hemos abogado por ciudadanos emprendedores y preocupados por su entorno inmediato, de modo que hay que saludar esta iniciativa que, por otro lado, rompe con la pasividad e indolencia que, en términos generales, caracterizan a las asociaciones vecinales.
         Es sencillo: una primera fase consistente en la distribución de folletos fáciles de leer y de entender, con medidas y gráficos sobre horarios de recogida de basuras y deposiciones de animales, retirada de enseres, reciclaje de materiales y hasta aplicación de sanciones en caso de incumplimientos. La segunda fase -se supone que con unos primeros datos para evaluar- se desarrollaría a partir del próximo mes con charlas y explicaciones que contribuirán a fortalecer el civismo y mejorar hábitos de comportamiento.
         Un barrio más limpio, mejor conservado, más lucido… De eso se trata. Solemos creer que estas cosas salen solas y aceptar que la gente cumple, sin más, con su deber. Pero no es así: hay que fomentar y potenciar una cultura cívica que enriquezca los valores sociales comunes. Y eso solo se logra con iniciativas que favorezcan el medio ambiente, la sostenibilidad y la propia prestación de los servicios.
         San Antonio ha crecido y ha experimentado una transformación urbanística considerable. Ello requiere respuestas adecuadas que no solo debe ofrecer la Administración. Las deben proporcionar también los vecinos. Eso les servirá también para exigir. Los dirigentes vecinales de Jeriguilla, a la hora de justificar esta iniciativa, hablan de la insuficiencia de los recursos y servicios municipales y del escaso civismo que acreditan aquellos que ni siquiera respetan los horarios señalados para el depósito de residuos y terminan convirtiendo calles, plazas y avenidas en espacios poco atractivos.

         La iniciativa, en pleno verano, antes de las fiestas del sector, debe servir para estimular el quehacer de todos. Viene a ser una respuesta crítica, luego merecedora de respeto y digna de ser compartida. Es mejor, desde luego, que no hacer nada y dejar que pase el tiempo con las quejas y letanías que solo producen melancolía y frustración.

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