martes, 23 de diciembre de 2025

Carreteras y contaminación marítima

 

Tenerife es un inmenso atasco, como puede comprobarse a poco que se circule, a cualquier hora, cualquier día -incluso los del fin de semana-, en las principales vías interurbanas. Cada vez hay más coches en las mismas carreteras. Y ese es el nudo del problema, complicado a la hora de planificar soluciones, convertidas en materia de entretenimiento de políticos que buscan titulares mediáticos.

Pero la isla es también un sumidero infecto como lo prueban los informes de administraciones y organismos que son, en sí mismos, una denuncia apabullante. Vertidos controlados y sin controlar, por paradójico que resulte, y contaminación creciente en numerosas zonas de litoral que hacen de la sostenibilidad un concepto fantasma. La carga sobre el territorio es cada vez mayor pero aquí seguimos hablando de récords de afluencia turística sin reparar en lo trascendente que esta situación para la que  no parece existir conciencia proteccionista y medio ambiental.

El Tribunal de  Justicia de la Unión Europea (UE) acaba de dictar una sentencia contra el Reino de España a la vista del reiterado incumplimiento de las directivas reguladoras del tratamiento de aguas residuales urbanas en distintos territorios, especialmente en Tenerife, donde están localizados doce puntos de vertidos críticos al mar, directos o procesados de forma irregular o deficiente. No demos más vueltas: un desastre.

Y claro: por muchas sanciones que se apliquen -millonarias, claro- no hay solución. Seamos conscientes de la dimensión social y económica del problema, de sus vertientes ecológica y sanitaria, de las perjudiciales repercusiones para la población nativa, para los tinerfeños y para quienes nos visitan. Todos los encantos y todos los atractivos naturales van mermando. La playa, uno de los elementos clave del eslógan promocional, seguirá devaluándose progresivamente.

Gobierno de Canarias, Cabildo Insular de Tenerife y ayuntamientos tienen que afrontar sin dilación una actuación decidida. Antes de que sea tarde. Las infraestructuras, especialmente las concernidas a los municipios turísticos o de litoral, exigen un tratamiento adecuado y futurista. Esas sí que requieren un gran pacto político-institucional y un compromiso eficiente que la ciudadanía palpe sin dobleces. Para que mejore la calidad de vida. ¿Nos damos cuenta de lo que está en juego? Es la salud pública, es el medio ambiente en general, es uno de los principales activos de promoción, es, si nos apuran, la mismísima marca turística de la isla, esa que ahora mismo se ve acogotada por el inmenso atasco de la circulación rodada y por la contaminación que soporta el Atlántico que la baña.

Es mucho.  

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