domingo, 21 de diciembre de 2025

Un cronista de vanguardia

 

Cuando puso punto final a su ejercicio activo de la profesión y la función pública, allá por junio del año pasado, dijo un adiós callado. En una amable carta de despedida, escribió que han sido más de cuarenta años dedicados a la salud pública, período en el que asegura “haber tenido momentos geniales, pero también momentos difíciles y de mucha tensión”.

El doctor Amós García Rojas, adscrito al Servicio de Epidemiología y Prevención de la Dirección General de Salud Pública del Servicio Canario de la Salud (SCS), ha querido que introduzcamos sus ‘Crónicas de la pandemia’, escritas en esos momentos de zozobra e incertidumbre a los que alude en su carta. Lo hace con la humildad de siempre.

Porque Amós fue así siempre, inspirado en los grandes guitarristas a los que admiró y siguió durante su juventud. Siguió, desde luego, los pasos de su padre, un especialista del que asumió la paciencia que había que tener con los que padecían algún trauma físico, una fractura o una ruptura muscular. Aún le recordamos durante su estancia en la consulta, cuando recibía, a cualquier hora, a futbolistas lesionados que iban en busca de una sanación casi milagrosa.

“Dime la verdad, Sedomir, ¿te duele aquí?”, le preguntaba en cierta ocasión al arquero de Los Realejos que quería disputar, como fuese, un partido decisivo, Real Unión-Puerto Cruz, en el “Rodríguez López”. Uno -perdón por la primera persona- estaba allí. El doctor García era así de escrupuloso antes de inyectar, un método casi infalible que aplicaba a los deportistas que le visitaban.

Su hijo Amós acreditó su humanismo en el campo de la epidemiología, siempre con una palabra o una pregunta para el paciente. Amós tuvo un papel destacado, sobresaliente, en la última pandemia de triste recuerdo. Sus opiniones en medios, a los que atendía sin reserva, también a cualquier hora, desde cualquier isla, fueron útiles y tranquilizadoras. Vaya que sí.

Con la humildad de los médicos de antes, estas son sus palabras de despedida: “Creo que nunca he hecho nada que haya podido molestar a alguien, pero si así ha ocurrido, pido disculpas y te aseguro que no era mi intención. De verdad, de verdad que te deseo lo mejor tanto a nivel laboral como a nivel personal. Y así, algo emocionado, te digo adiós y te doy un fuerte abrazo”.

Al que correspondemos, doctor. Gracias por tanto, gracias por todo. Te mereces todo el afecto que uno pueda dispensar.

Gracias por esta obra que trasciende el relato documental para convertirse en una poderosa defensa del conocimiento, de la dignidad profesional y de la responsabilidad social en tiempos de crisis. A lo largo de sus páginas, se reviven los meses más duros de la pandemia desde múltiples ángulos, el sanitario, el político, el social y, sobre todo, el personal. Y se hace a través de un protagonista que no solo representa a miles de profesionales exhaustos, sino que encarna los valores del servicio público y la ética frente al miedo, la ignorancia o la mezquindad. Lo más relevante de esta obra, y lo que la hace tan singular, es su capacidad para equilibrar con maestría la crónica rigurosa con la narrativa emocional. El lector encuentra en ella momentos de tensión política, denuncia social, anécdotas surrealistas, diálogos que resuenan con verdad y escenas que conmueven profundamente, como las vividas en las residencias de mayores.

Estamos, pues, ante un médico epidemiólogo especialista en medicina preventiva y salud pública, actualmente jubilado. Fue presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV) durante la pandemia, y miembro del comité Permanente para Europa de la OMS. Tuvo un destacado papel como comunicador y gestor de la pandemia. Ha sido autor y coautor de numerosos artículos en revistas y libros científicos. También ha publicado varios artículos de opinión sobre diferentes temas, en prensa convencional. "Crónicas de la pandemia", es su primera novela, un relato ficcionado de «las aventuras y desventuras de un epidemiólogo» durante la pandemia de coronavirus. Su objetivo: fijar en negro sobre blanco una serie de episodios que parecen haber sido pasto de una especie de amnesia colectiva y que, ahora, pasados cinco años, nos parecen muy lejanos.

En ciento treinta y cuatro páginas recoge una serie de relatos breves. «Cada capítulo es prácticamente una historieta, un cuentito relacionado con la pandemia. Todos están conectados y, sobre todo, están interrelacionados por una figura, la del epidemiólogo Jaime García», ha explicado el autor, que ejerció de jefe de sección de Epidemiología y Prevención de la Dirección General de Salud del Gobierno de Canarias durante aquella crisis sanitaria.

Además del apellido, Jaime y Amós comparten muchas cosas, sobre todo buenos y malos momentos. «Hay algo de ficción, pero también hay mucho de realidad, de las experiencias personales que tuve como epidemiólogo en el contexto de la pandemia», asegura el vacunólogo, que ha empleado a su alter ego para airear algunas cuestiones biográficas que explican su comportamiento en determinados momentos de la pandemia, algunos buenos y otros francamente desagradables. «Los choques que hubo con los movimientos negacionistas fueron muy duros. Ya era bastante duro estar trabajando horas, horas y horas para que, encima, te dijeran las barbaridades que te decían o incluso recibieras amenazas físicas o de muerte», rememora García. En su caso, las intimidaciones le llegaron a su buzón de correo electrónico y lo puso en conocimiento de la Policía. «De eso no se sabe nada. Me dijeron que habían identificado al autor», comentó en una entrevista periodística.

El doctor Amós García Rojas podría haber escrito un ensayo, pero prefirió fabular un poco y salpimentar la narración con algo de ficción. «Preferí que fuera una novela porque quiero que llegue a todo el mundo, que se entienda y que se comprenda», explicó.

Además, su libro es breve, ciento treinta y cuatro páginas, ya hem,os dicho. «Desgraciadamente, tengo la impresión de que nos hemos olvidado de todo aquel drama tan terrible que vivimos en aquellos momentos. Conviene recordar todo lo que pasó para, en lo posible, intentar no volver a caer en los mismos errores», sostiene.

De hecho, en general, esta desmemoria es una especie de mecanismo de defensa para superar el trauma. «Las coberturas vacunales contra la gripe han bajado y tiene mucho que ver con la pandemia. ¿Por qué? Porque fue tan dramática la situación, fue tan intensa, que, cuando acabó, hubo un proceso de descompresión y unas ganas locas de olvidarse de todo lo que había pasado durante la pandemia. Las vacunas formaban parte de aquel escenario y todo el mundo quiere desligarse de aquello», aseguró.

En una sesuda reflexión, lamentó García Rojas que esta desvinculación también haya apartado a muchas personas de aspectos tan esenciales para el progreso de la Humanidad como la ciencia.

«Por muy agotados que estemos de la pandemia -declaró- no debemos separarnos del conocimiento, de la ciencia, que nos dice que, en un contexto determinado, hay que vacunarse frente a determinadas patologías. Eso no lo debemos perder de vista», dijo el epidemiólogo cuando fue entrevistado por Carmen Delia Aranda Rodríguez en Canarias7. Ahí lamentó que estemos viviendo el regreso de enfermedades ya superadas gracias a las vacunas, como la difteria o el sarampión.

Además, en el libro se destaca el papel clave que desempeñó Canarias en la pandemia desde que se detectara el primer caso de covid-19 en España. «No fue en Madrid, no fue en Barcelona, no fue en Sevilla, fue en La Gomera. Cuando me llaman y me lo dicen, pensé: no me lo creo, anda ya, ¿cómo va a ser en La Gomera? Pues sí, en La Gomera. Y fue una situación tremendamente dura porque apenas se conocía nada”, recordó.

Otro momento determinante fue la decisión de confinar un hotel de lujo del sur de Tenerife tras localizar un brote entre turistas italianos. «Tomar esa decisión cuando Canarias vive del turismo era francamente complicado, pero desde el punto de vista científico teníamos clara esa necesidad y, afortunadamente, desde el punto de vista político, hubo empatía con esa decisión técnica y se tomó esa medida que, además, la historia ha demostrado que fue correcta», ha asegurado con cierto orgullo.

El virus llegó y provocó muchas víctimas, también en Canarias. «Hubo muchos muertos y situaciones terribles. Lo peor era que los familiares no podían despedir a sus seres queridos como querían. Me partía el alma, me la partía... También lo refiero en el libro», dice aún conmovido. En todo caso, en Canarias la pandemia de covid no fue tan devastadora como en el resto del Estado. «Fue la comunidad autónoma con la tasa de letalidad más baja de todo el país», reconoce el doctor García.

Más allá de estas inquietudes, por último, el libro recoge momentos divertidos surgidos en aquellos días caóticos. «Hay elementos de humor porque, lógicamente, hubo situaciones que, francamente, eran graciosas».

En fin, estas ‘Crónicas de la pandemia’ invitan a evocar un singular episodio de la historia reciente de Canarias, escritas en primera persona por un médico, un especialista, convertido en cronista de vanguardia. Por lo tanto, con plenas garantías de credibilidad.

 

 

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