sábado, 22 de agosto de 2009

ARNOLDO EVORA, REBELDE E INCONFORMISTA

"Personajes en una exposición" es el título de la última entrega del polifacético artista portuense Arnoldo Evora, abierta hasta el próximo 1 de septiembre en el centro cultural "el Casco" de Adeje.
Atrevimiento y originalidad: Arnoldo en estado puro. Se lo escribe Eloy Cuadra Pedrini en el prólogo del catálogo: "...Tal vez quiera decirnos que el arte por el arte no existe, no puede éste ser autónomo, no puede vivir al margen de su mundo, y sobre todo, no puede permanecer ajeno a la crueldad y las injustas desigualdades que padecen muchos seres humanos".
Evora fue siempre así: un inconformista permanente, un intérprete de la realidad rebelde, nada convencional. Con mala suerte, con las mismas dificultades de aceptación de cualquier otro creador. Pero constante, inasequible a la adversidad, observador atento de cuanto gira a nuestro alrededor, inspirado muchas veces en los clásicos pero capaz de innovar y de plasmar su propio sello allí donde se lo proponga.
Una obra suya, "Spectator", estuvo muchos años presidiendo el pequeño mirador de la Punta del Viento, en el Puerto de la Cruz. Era el lugar apropiado: una simbología de la contemplación de lo que en su día fue el núcleo del emporio turístico.
"Menina", otra escultura majestuosa, extraída del cuadro de Velázquez, pudo ser contemplada en el patio exterior del Castillo San Felipe y en el museo de arte contemporáneo de Garachico, localizado en cl convento de Santo Domingo.
Le animamos en ambas realizaciones. Sabíamos lo importante que para él era dar a conocer su creación. Aunque se arruinara. Arnoldo Evora es así de desprendido: le pueden las artes, le pueden las ganas de hacer cosas y moldearlas a su aire, al aire de la provocación y de la imaginación efervescente.
Por eso concibió los seis personajes en una exposición lanzados en busca de la complicidad que el autor parecía reclamar para superar la indolencia ante lo que ocurre en el exterior. Atinada y poética descripción de Cuadra Pedrini: "...Entre luces y sombras, entre el todo y la nada, estatismo y movimiento brotan del bloque cúbico, cortado, estirado, sinuoso y alargado, geometrizando el trabajo escultórico de la figura humana como expresión de un sentir".
Luego está el canto de rotunda protesta de sus cuadros. Evora hace una explícita condena de la guerra, de la pederastia, de la especulación urbanística, de la destrucción paisajística, del hambre y del llanto de mujeres y niños. Es un canto cruel del dolor y de la codicia humana que, en el caso determinado de la alusión a Euzkadi, generó alguna protesta teñida de radicalismo que, por fortuna, no pasó a mayores de anécdota.
En estos cuadros, Evora combina elementos y colores, inserta imágenes, cruza los impactos y provoca hasta no dejar indiferente a nadie.
El artista portuense ha vuelto a hacer gala de su rebeldía y de su inconformismo, señales claras de una madurez artística ante la que cabe congratularse.


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