lunes, 10 de agosto de 2009

RESISTENCIA VENEZOLANA

Un diputado venezolano, Manuel Villalba, presidente de la Comisión Permanente de Ciencia, Tecnología y Comunicación Social de la Asamblea Nacional, ha planteado que "los medios de comunicación privados son al Gobierno venezolano lo que ETA al Gobierno de España".
Y se queda uno estupefacto.
O sea terroritas. Aunque matice el hombre: "Si bien es cierto que aquéllos [en referencia a los terroristas] usan armas, balas, fusiles, ametralladoras, tanques, explosivos, no es menos cierto que el poder de penetración de los medios en cualquier parte del mundo hoy es infinito, con una capacidad de destrucción inmensa, incalculable".
La comparación brota en fechas convulsas para ambos países. En España hay una escalada meticulosamente ejecutada por la organización innombrable. Y en Venezuela, otra ofensiva gubernamental para clausurar emisoras de radio, a la espera de aprobar una legislación contra los denominados delitos mediáticos.
En el país hermano, donde su presidente hace tiempo que puso rumbo al totalitarismo feroz, el proceso sociohistórico queda estigmatizado por ese afán de suprimir libertades, entre ellas, la sagrada de expresión. El país está partido, dividido, bipolarizado. Hasta ahora, las diferencias se han dirimido con marchas callejeras. Los estudiantes parecieron encarnar la alternativa o la esperanza pero todo se complica: el espacio libre es cada vez menor, el pluralismo es palabra de otro planeta.
Un canal de televisión, Globovisión, resiste. Queda como fuente de información que, por no plegarse al poder totalitario, quieren secar. Globovisión, de alta capacidad técnica en todos los sentidos, aún es seguida en las islas por decenas de emigrantes retornados. La estación, como dicen allá, es el símbolo de la lucha de una parte del pueblo que no quiere emparejamientos revolucionarios ni imposiciones arbitrarias.
Teodoro Petkoff, editor del diario TalCual, candidato que fuera a la presidencia de la República, ha sido rotundo al afirmar que la radicalización de Chávez contra los medios de comunicación y la restricción de los derechos civiles, políticos y económicos consagrados en la Constitución de 1999, sólo conduce al incremento de la conflictividad en el país.
Las palabras del escritor retumban: "Si las definicione importan para algo, para mí éste es un régimen con un autoritarismo muy marcado, más marcado que antes; autocrático, porque todos los poderes están en su puño; militarista y con una vocación totalitarista. Pero que no ha logrado vencer al país todavía".
Todavía, adverbio de tiempo. Pero, ¿aguantarán quienes discrepan o, simplemente, reivindican libertades?

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