Tomamos prestada esta frase de Federico Abascal, escrita en un artículo publicado en la revista "Tiempo", hace ya unos cuantos años.
Aquel caso de financiación irregular que afectaba al partido conservador, cuando fueron descubiertas y transcritas las conversaciones entre algunos de sus responsables (Naseiro, Sanchís...), es paradigmático. También por Valencia la cosa, qué casualidad. "Interviú" las publicó. Dio igual. Llegó un juez y ordenó ¡destruir las cintas!
El sobreseimiento de la causa en la que estaba involucrado el presidente de la Comunidad Valencia, Francisco Camps, es de esas decisiones que desconciertan al personal, máxime si después se lee con detenimiento la resolución judicial y se siguen las interpretaciones de los expertos.
O sea, no es delito. Se reconoce que hubo regalos, pero no es delito. Igual, exactamente igual que con el caso "salmón" que tuvo como protagonista al vicepresidente del Gobierno de Canarias. Si un tribunal -atención al voto particular discrepante de uno de los magistrados- estima que no es delito, respetemos pero...
Era la crónica de un sobresimiento anunciado. Había dicho Camps que sólo faltaban un par de escalones para acabar con la pesadilla. Los subió. Claro que para eso estaba su amigo, el presidente del Tribunal. La amistad personal era pública y manifiesta. Se alardeaba de ella. No se recuerda, la verdad, un caso de tanto descaro.
Lo sentimos, pero es un caso para desconfiar. No puede quedarse contento nadie. Ni los vendedores de tila. Sobresimiento, sí, pero a ver qué pasa con las mentiras del presidente Camps ante el Parlamento y ante el periodismo que tanto eludió durante el proceso.
Y a quienes piensan recurrir, mejor, desistan. No lo hagan: no hay nada que hacer.
La derecha nunca pierde en los tribunales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario