jueves, 13 de agosto de 2015

LO QUE ESCONDEN LAS OLAS

Es el décimo libro de los presentados en lo que va de año en el hotel Marte, del Puerto de la Cruz. Lo que esconden las olas (Plaza y Janés Editores), de Emma Lira (Madrid, 1971), es la recreación de la historia de un naufragio ocurrido en el Mediterráneo en 1906. Presentó Enrique González y la autora desgranó con mesurada pasión las claves de su narración, dominadora del escenario, no en vano su anterior entrega, Búscame donde nacen los dragos (Plaza y Janés Editores, 2013), es una sólida ambientación de la isla, de los sentimientos y de los afanes de los personajes para profundizar en la cultura ancestral.
        Ahora indaga en las incógnitas de un terrible suceso, el naufragio del trasatlántico italiano ‘El Sirio’, ocurrido a tres millas de la costa española. Había zarpado de Génova. La autora se apoyó en un breve documental para explicar cómo confluyen todos los ingredientes de la intriga que predomina en su texto. Es, según la autora, una novela coral, es decir, desmenuzada desde varios ángulos, sobre un hecho que no debió ocurrir. Los sueños de tantas personas a bordo quebraron; los de los personajes creados por Lira tuvieron un inesperado y abrupto final.
        ¿Qué ocurrió? ¿Por qué encalló El Sirio? ¿Cómo aquel experimentado y ducho capitán, Giuseppe Picone, pudo cometer errores de principiante? ¿Por qué huye? ¿Por qué aparece una caja fuerte vacía? ¿Cuántos niños viajaban en Tercera clase? ¿Cuántos inmigrantes? ¿Cuántas paradas clandestinas? Emma Lira fue planteando estas y más preguntas para condensar las fases de su relato, desde el momento en que sucedieron los hechos hasta los actos y los testimonios de la centenaria conmemoración, en Cabo de Palos, donde se concluye que lo peor de la historia es el capitán Picone (“el gran villano”, definió) y quienes abandonaron a su suerte a los desesperados e impotentes pasajeros. Y lo mejor, el espíritu solidario y activo de pescadores y personas que intervinieron en aquel improvisado rescate, el mayor, sin duda, de los hasta entonces conocidos.
        La autora hace una radiografía de la sociedad de la época. La sutil y exquisita sensibilidad de la que hizo gala en la sencilla pero sustanciosa presentación quedó de manifiesto  al enfatizar sobre la personalidad del capitán cuando leyó un breve fragmento de su texto, válido para entender o interpretar lo inextricable de todos esos elementos que nutren la intriga contenida en la novela. Esa cualidad, por cierto, es la que más distinguen los críticos de sus creaciones literarias.  

        “En Tenerife, donde los dragos, descubrí que la historia estaba viva. Y ahora, entre olas escondidas, es el pasado el que llama al presente”, concluyó la autora. Toda una invitación para adentrarnos en su capacidad fabuladora.

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