En el complejo universo de
la asistencia sanitaria, siempre estuvo claro que la atención primaria ha de
erigirse en un sólido pilar del Sistema Sanitario Público, de modo que cuando
se publican datos y cifras sobre la evolución de dicha atención y se contrasta
el aumento de las dificultades que los propios profesionales, se desata la
natural preocupación. La sanidad es algo muy serio, nos debe interesar a todos
y quienes tienen a su cargo la importante responsabilidad de las prestaciones
precisan de las mejores condiciones para llevar a cabo sus tareas.
La Sociedad Española de
Medicina de Familia y Comunitaria (SEMFYC) aprovechaba la conmemoración del
pasado Día Mundial de la Medicina de Familia para reivindicar un incremento de
cuatro mil quinientos facultativos en el cuerpo de médicos de atención primaria
para alcanzar el cupo de 8,6 profesionales por cada diez mil habitantes y así
acercarse a los estándares europeos. De
su planteamiento, se obtiene el dato canario: en la Comunidad Autónoma harían
falta mil cuatrocientos ochenta y seis médicos más para llegar a la media
europea.
En España, actualmente, la
media nacional de médicos de familia se sitúa en 7,6 por cada diez mil
habitantes, una cantidad que la SEMFYC considera baja si se la compara con los
9,6 doctores que tiene de media el conjunto de Europa para este número de
ciudadanos. El presidente de esa organización, Salvador Tranche, ha declarado
que el aumento se debe producir de forma gradual y reconoce que “sumar un
médico de familia más por cada diez mil habitantes permitiría mejorar la
calidad asistencial que reciben los ciudadanos”.
Recordemos que sobre los
médicos de familia recaen las competencias de atención integral a las personas,
la continuidad asistencial, el trabajo con la comunidad, la atención
domiciliaria, el abordaje familiar, la actualización permanente y la inquietud
por garantizar una buena integración de la atención a la salud entre los
diferentes actores que engrosan el sistema sanitario público.
Por tanto, si se acepta
que hay un déficit estructural de profesionales en centros de salud y
dispositivos de cuidados críticos y urgencias y que el sistema para la
cobertura de permisos y salientes de guardia (sin olvidarnos de los contratos a
tiempo parcial) no funciona de modo eficiente, es lógico que las
administraciones públicas se esmeren para aumentar los recursos reales y
robustezcan el sistema sanitario público.
Deben priorizar e
invertir. No les queda otra.
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