miércoles, 3 de mayo de 2017

GENÉRICOS

Se reabre la polémica en torno a los medicamentos genéricos. Los profesionales y los pacientes aguardan una mayor concreción de la política farmacéutica para ese ámbito. ¿Hacia dónde transitan los planes que, teóricamente, han de servir para impulsar una mayor disponibilidad de ese tipo de medicamentos e impulsar, por consiguiente, una más amplia disponibilidad de los mismos?
Conviene dejar claros algunos conceptos antes de responder a esa cuestión. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es aquel que se dispensa -y se vende- bajo la denominación del principio activo que incorpora, siendo bioequivalente a la marca original, es decir, igual en composición y forma farmacéutica y con la misma biodisponibilidad que la misma. Se reconoce porque en el envase del medicamento, en lugar de un nombre comercial (de fantasía), figura el nombre de la sustancia de la que está hecho (llamado principio activo), seguido del nombre del laboratorio fabricante. En nuestro país, los medicamentos genéricos son fáciles de identificar, ya que el nombre que figura en el envase incorpora siempre las siglas EFG (Equivalente Farmacéutico Genérico).
La principal ventaja de un medicamento genérico frente a un medicamento de marca, según los expertos, es el menor coste de fabricación, ya que el genérico no requiere inversión en investigación, desarrollo y promoción. Además, estos medicamentos cumplen con los mismos registros sanitarios que los medicamentos de marca y tienen la misma eficacia sobre el organismo.
Hay que precisar también que es responsabilidad de los médicos y de los farmacéuticos elegir el medicamento, genérico o marca original, que mejor se adapte a cada paciente, teniendo en cuenta las condiciones individuales, edad, estilo de vida y otros factores. Las prescripciones deberían ser escritas usando la denominación común internacional (por ejemplo, paracetamol) y siempre que sea posible, el mismo medicamento, sea un genérico o una marca original, debería ser usado a lo largo de un tratamiento dado.
Así las cosas, habrá que estar muy atentos a lo que ocurra en el Senado donde la bancada socialista solicitará que los responsables del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad expliquen el papel actual y las previsiones futuras reservadas a los genéricos. Parten de una idea muy consecuente: la política farmacéutica en el Sistema Nacional de Salud (SNS) debe incorporar criterios de eficacia y eficiencia que garanticen una prestacion farmacéutica en el mismo Sistema, capaz de producir valores de innovación y asegurar la sostenibilidad de la sanidad pública española.
El senador socialista José Martínez Olmos, después de señalar que el mercado de los medicamentos genérico en nuestro país se ha estancado en los últimos años, se mostró partidario de aumentar la disponibilidad de estos fármacos, pues “los medicamentos genéricos aportan eficiencia y ahorro al SNS y permiten aumentar las posibilidades de incorporar innovaciones para avanzar en la calidad asistencial”.
Por lo tanto, a la espera de conocer los criterios que maneje el Gobierno en esta materia, todo parece indicar que habrá que redefinir objetivos y establecer una política concreta sobre los medicamentos genéricos. Para el senador Martínez, hay que obrar así “para hacer posible un horizonte de certidumbre de cara a la apuesta que en esta materia deban realizar las compañías (fabricantes) que pretendan aportar medicamentos genéricos al Sistema y contribuir así a su sostenibilidad”.

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