Hasta el 31 de julio pasado más de ciento once mil empresas del sector turismo, ocio y cultura habían recibido catorce mil cuatrocientos cuarenta y cinco millones de euros en financiación, consignadas en la denominada Línea de Avales del Estado que el Gobierno aprobó en marzo para ayudar a las compañías y empresas a paliar el impacto de la pandemia.
Nos detenemos en lo aplicado en el sector turístico cuyas empresas, según el secretario de Estado, Fernando Valdés, disponen de un subtramo de dos mil quinientos millones de euros incluido en el Plan de Impulso del sector turístico. Para Valdés, ello pone de manifiesto la importancia que el Gobierno otorga al sector.
Con datos actualizados a 31 de julio de 2020, las operaciones del subtramo para Turismo y actividades conexas específico para Pymes y Autónomos, aprobado el 16 de junio en Consejo de Ministros y del que se benefician hoteles, alojamientos, campings, restaurantes y empresas dedicadas al ocio y entretenimiento, han alcanzado las 7.637 operaciones y una financiación total de 354,6 millones de euros. El sector de Turismo y Ocio lidera el número de operaciones solicitadas al ICO (144.380), seguido de Construcción e Infraestructuras (79.816); Servicios Empresariales, Profesionales y Administrativos (68.132); Bienes de Consumo y Retail (66.452); Bienes de Equipo e Industriales (49.906) y Distribución Comercial de Alimentos y Bebidas (48.879).
Es un lástima que los brotes de recuperación hayan trocado en la recaída. El Instituto Nacional de Estadística (INE) daba a conocer días pasados que el sector servicios se ha ido recuperando ligeramente del fuerte impacto de la crisis del coronavirus en su facturación. El crecimiento de su cifra de negocios en junio era del 18,1 %, en paralelo a una desescalada paulatina según territorios.
Ahora habrá que aguardar a los resultados de la temporada veraniega, después de algunos acontecimientos desfavorables, el primero de los cuales es la reaparición de importantes brotes de contagio. El turismo nacional y regional es lo que, en algunos destinos, ha podido salvar lo que en algunos sectores se considera un desastre y en otros una tabla de salvación del engranaje que, en todo caso, necesita impulsos y medidas estables para estabilizar el mercado.
El crecimiento mensual más importante corresponde a la hostslería, con una mejora del 182,9 % ya que en los meses anteriores no tenía actividad por las restricciones del estado de alarma. El segundo puesto es para la Venta y reparación de vehículos y motocicletas, con un ascenso del 61,9%.
Según los más recientes registros del INE, los sectores más afectados siguen siendo aquellos relacionados con la actividad turística. Por ejemplo, los Servicios de alojamientos y las Agencias de viajes reducen su volumen de negocios más de un 90%; mientras que el Transporte aéreo baja un 80,1%. En el lado positivo, el Comercio al por mayor de equipos de tecnologías de la información y las comunicaciones (10,3%) y las Actividades postales y de correo (3,6%) son las únicas actividades que incrementan su cifra de negocios respecto a junio de 2019.
En el caso de los afectados por Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), el Comercio registra un descenso anual del 3,3% y Otros Servicios de un 9,5%. Entre estos, los servicios de alojamiento y las actividades relacionadas con el empleo han sido los sectores peor parados a nivel laboral.
Las regiones cuyo Producto Interior Bruto (PIB) tienen como aportación principal o una de las primeras el turismo, acusan el desplome en la facturación del sector servicios. Islas Baleares ha registrado una caída interanual del 49,5 %; Canarias, del 35,2 % y Madrid, del 23,6 %.
Como no va a haber milagros en la productividad económica y ésta sigue supeditada a la emergencia sanitaria y sus rebrotes, con los posicionamientos que, al respecto, hagan los respectivos gobiernos, todo da a entender que 2020 será un año para olvidar. A ver cómo se sale de él.
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