Aula de humor en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.Para quienes aún no la conozcan, ya están interesándose. En una información periodística, puede leerse que acude más público al paraninfo universitario que el mismo día de la inauguración oficial del curso académico.
Piedrapómez al frente del Aula. Paco Santana y Gregorio Figueras, o Fefa y Cioni, que así les sigue reconociendo mucha gente.
En tiempos de crisis, de pesadumbre, de escepticismo, la terapia de la risa es un buen remedio. Y a fe que Piedrapómez la aplica con clase, con la espontaneidad y frescura que caracteriza al dúo, con esos papeles tan bien repartidos: Santana, en plan intelectual, reflexivo, capaz de encontrar todas las aristas y todos los dobleces a un vocablo, a una expresión, a una oración; y Figueras, dispuesto a complementar en cualquier momento con su peculiar tono vocal y sarcástico.
Paco Santana elaboró un divertidísimo texto con el que introdujo la sesión, que intentaba contrastar cómo la música levanta hilaridad. Lo leyó, además, como hay que hacerlo: tropezando, trabándose, retrocediendo, haciendo impostaciones de voz, inventándose sinalefas dialécticas para que los más despistados terminen entendiendo el sentido y la agudeza de lo que se ha querido decir a base de sorna. Después de la lectura, interrumpida con aplausos en un par de ocasiones mientras los contertulios carcajeaban libremente, Santana moderó el coloquio a partir de sus propias sugerencias y siempre sin abandonar su lado humorístico más irónico.
Rieron todos, a mandíbula batiente, con la música. La música clásica, la seria, la ópera. La música hecha risa y habitó en el paraninfo, como para contrastar que el humor es cosa seria. Anécdotas que parecen imposibles de representaciones, experiencias personales de participación o de asistencia.
En definitiva, una interesantísima experiencia, ya consolidada. El Aula de Humor ha cobrado rango universitario. Y allí, entre tanto 'paraninfómano, que diría Paco Santana, la distensión y la diversión se imponen, durante un par de horas, a la zozobra y a la depresión.
Piedrapómez al frente del Aula. Paco Santana y Gregorio Figueras, o Fefa y Cioni, que así les sigue reconociendo mucha gente.
En tiempos de crisis, de pesadumbre, de escepticismo, la terapia de la risa es un buen remedio. Y a fe que Piedrapómez la aplica con clase, con la espontaneidad y frescura que caracteriza al dúo, con esos papeles tan bien repartidos: Santana, en plan intelectual, reflexivo, capaz de encontrar todas las aristas y todos los dobleces a un vocablo, a una expresión, a una oración; y Figueras, dispuesto a complementar en cualquier momento con su peculiar tono vocal y sarcástico.
Paco Santana elaboró un divertidísimo texto con el que introdujo la sesión, que intentaba contrastar cómo la música levanta hilaridad. Lo leyó, además, como hay que hacerlo: tropezando, trabándose, retrocediendo, haciendo impostaciones de voz, inventándose sinalefas dialécticas para que los más despistados terminen entendiendo el sentido y la agudeza de lo que se ha querido decir a base de sorna. Después de la lectura, interrumpida con aplausos en un par de ocasiones mientras los contertulios carcajeaban libremente, Santana moderó el coloquio a partir de sus propias sugerencias y siempre sin abandonar su lado humorístico más irónico.
Rieron todos, a mandíbula batiente, con la música. La música clásica, la seria, la ópera. La música hecha risa y habitó en el paraninfo, como para contrastar que el humor es cosa seria. Anécdotas que parecen imposibles de representaciones, experiencias personales de participación o de asistencia.
En definitiva, una interesantísima experiencia, ya consolidada. El Aula de Humor ha cobrado rango universitario. Y allí, entre tanto 'paraninfómano, que diría Paco Santana, la distensión y la diversión se imponen, durante un par de horas, a la zozobra y a la depresión.
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