Lo decimos sin reservas en una intervención radiofónica: un presidente de Gobierno, la máxima representación institucional, no está para llamar a la rebelión, expresión textual que empleó Paulino Rivero para discrepar de la medida que aplica la compañía privada Iberia consistente en la supresión de la denominada segunda maleta en sus trayectos aéreos.
A propósito de la compañía privada: ¿dónde estaba Rivero cuando se aprobó y se materializó ese proceso, en tiempos gubernamentales de José María Aznar y Alvarez Cascos? Lo ven: si hubier disentido entonces, siquiera testimonialmente, al menos ahora tendría plena legitimidad para protestar por esa medida. Calló entonces o no hizo grandes esfuerzos para oponerse, luego ahora, en vez de encabezar la rebelión esa, ya podría estar asumiendo un papel más ajustado a su cargo, o sea, reunirse con el presidente de la compañía y hacerle ver que tal respetable determinación -parece que seguida por otras líneas nacionales- perjudica a los canarios por tales y tales razones.
Pero no. Ha preferido el presidente llamar a la rebelión, acaso para que el personal se entretenga con otra de esas protestas y tertulias mediáticas donde se contraste, por enésima vez, la condición de víctimas a la que somos tan proclives.
Es una apelación que, en el fondo, desvela cierta añoranza del terreno en el que mejor se ha desenvuelto Rivero a lo largo de su trayectoria política: el terreno del encono, muy propio del naconalismo, aunque carezca de sustrato ideológico, o sea, buscar y encontrar un enemigo, alguien contra quien luchar, alguien a quien atribuir maldades e iniciar, recurrentemente, eso del acoso y derribo.
No ha sido una llamada feliz, desde luego, por mucho que se disfrace de populista defensa de los intereses generales de la ciudadanía, de los canarios. De un presidente se esperan iniciativas y decisiones, de acuerdo, pero el rango le obliga a demostrar equilibrio, rigor, ecuanimidad y capacidad de diálogo. Puede que hasta los más fervientes seguidores hayan fruncido el entrecejo con estas declaraciones del presidente Rivero.
Sobre todo, porque para otros menesteres, para otras asignaturas pendientes que llevan camino de no aprobarse en las islas, por cierto, no ha adoptado actitud tan beligerante.
De todos modos, que le pasen el poema de Pedro Lezcano. Igual le sirve para moderar esas rebeldías.
1 comentario:
Amigo, el futuro mandamás de la república independiente está acumulando méritos para que el promotor de la misma no lo descarte. Y es que tratándose de 'maletas'...
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