Cayetano Barreto y Raúl Sánchez firman un trabajo sobre la crisis del Puerto de la Cruz (El Día,domingo 21 de marzo), con datos y números que reflejan un preocupante presente y un incierto porvenir. Baste este ejemplo, con la Alianza para la Excelencia Turística (EXCELTUR) como fuente: el barómetro de la rentabilidad de los destinos turísticos sitúa al portuense en el último lugar de España, con 31,8 euros de ingresos por habitación disponible, un 17% menos que en el año 2008.
Puerto de la Cruz, la crisis de la ciudad sin fin. El informe de Barreto y Sánchez escruta la realidad local y la decadencia del destino turístico, en tanto que plantea algunas alternativas casi como rayo de esperanza para alumbrar el futuro, entre ellas la constitución y puesta en marcha del Consorcio para la Rehabilitación Turística que prevé una inversión de veinticuatro millones de euros, no del todo asegurada.
La verdad que el debate sobre el futuro del Puerto es complejo y apenas escapa a condicionantes de todo tipo. Se acumulan muchos negativos. Y para colmo, ese estado de perenne crisis se ha convertido en rutina, de modo que es fácil hablar sobre ella sin que se aporten muchas soluciones y sin que se contraste una acción encaminada a superarla. Se han hecho ya todos, o casi todos los diagnósticos, los voluntaristas y los más empíricos, pero ha faltado ejecutar para que se viera que algo se mueve, que se avanza en cualquiera de las direcciones propuestas para recuperar espacio y competitividad. Se critica much, pero se hace poco. Y cuando se aportan ideas, a reventarlas, a menospreciarlas, a descalificarlas...
Barreto y Sánchez nos preguntaron, en condición de ex alcalde, si ya el Puerto de la Cruz ha tocado fondo. Respondimos que toda mala situación tiende a empeorar, como reza un viejo principio, pero no parece que sea el caso del municipio que, eso sí, tiene que superar un proceso de decadencia. Lo tienen que protagonizar los propios ciudadanos. Que nadie piense que otros vendrán a arreglarlo. Hemos vivido mucho tiempo de las rentas, se ha apoderado de mucha gente un sentimiento de nostalgia y ambos hechos no son productivos. Hay que ir mejorando: ya están hechos los diagnósticos; ahora sólo falta pasar a la acción. Y que se note. Ojo: no es cuestión de unos pocos o sólo de los políticos. Arrimemos el hombro todos. Por razones de municipio.
Y claro, a la hora de trazar las perspectivas de futuro para la ciudad, sostenemos que hay que superar el espíritu acomodaticio, implicarse más en la solución de problemas. Sencillamente, plantearse: ¿qué puedo hacer por el Puerto? Primera contestación: cambiar el ánimo, desterrar ese escepticismo. Acabar con el derrotismo, modificar los discursos políticos. Es una ingente tarea de reconstrucción, hay que ser consciente de ello. Las visiones alicortas, los anacronismos, el encono inducido o la intolerancia y los personalismos no sirven de nada. Sólo embrutecen y desmotivan.
Los tiempos de esplendor no se repetirán. Y los que están por venir han de ser distintos. Al Puerto llegó la crisis antes que a otros sitios, luego las oportunidades y las alternativas deben buscarse y producirse también antes. Una actitud positiva es primordial, siquiera para invertir los escepticismos y las impresiones de la crisis interminable.
Se puede, pero hay que querer y hay que demostrarlo.
1 comentario:
El Puerto continua teniendo su encanto. hay que redescubrirlo, recrearlo entre todos y exigirlo. Buena parte de ello también tiene que ver con la educación de la ciudadanía por recobrar el turismo como un valor. Claro está, que antes deben desaparecer los oscuros pasados que pretenden postergarse.
Un saludo
Jesús
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