Cruce de lindezas dialécticas entre representantes de la alianza gubernamental en Canarias. Salvo escarceos, ha sido un pacto estable. Los socios, CC y PP, especialmente sus líderes, sabían lo que se jugaban al principio de los tiempos en que el PSOE recibía un apoyo electoral similar al de mayo de 1983, cuando los veintisiete diputados. Ahora, en 2007, fueron veintiséis pero con un líder emergente que podía dar la vuelta a la tortilla. Por eso se unieron para impedirlo y porque el futuro político de sus candidatos estaba en juego: si uno quedaba descolgado, el panorama podría se desolador.
Pero se aproxima una nueva cita electoral y cada cual fija sus estrategias en función de sus intereses, de modo que los juegos de poder adquieren esa dimensión que, puertas adentro, destila zancadillas, trampillas, engañifas, malentendidos, tensión, situaciones límite... Y cara a los fotógrafos y cámaras, implica guardar la compostura, ya saben: seriedad y tirantez, pero dentro de un orden, de un guión no escrito en el que no hay trastos que lanzar. En el fondo, siembra, que algo queda. Y en el futuro podemos seguir remando en el mismo barco. Con tal de que no se suban los socialistas.
Entonces afloran las frases ingeniosas, ávidas de titulares de prensa, preñadas de advertencia, a ver quién puede mas, a ver qué te crees. Mensajes, en definitiva. Ese es el cruce de lindezas, primer acto, antes del parénteis veraniego, de una escenificación que no parece que acabe en ruptura. Candidatos ya Rivero y Soria en sus respectivas formaciones, es cierto que se entra en una etapa donde la cordialidad será un ejercicio de funambulismo pues cada quien querrá demostrar mando, gestión y habilidades. Eso que llaman proyectarse, sobre todo después de los resultados de encuestas que estarán desmenuzando en los respectivos estados mayores.
Algunos de esos mensajes son llamativos y se perderán en la desmemoria pero ahora, en el contexto aludido, tienen lo que tienen: Ana Oramas (CC) se encarga de decir que las relaciones de los suyos con el PP son magníficas mientras Pablo Montoro y Pablo Matos, del Partido Popular, desvelan lo incómodos que se sienten porque Rodríguez Zapatero va timoneando la situación y la precariedad con el apoyo de los dos diputados de Coalición. Acusan a ésta los populares de ser cómplices de los daños que causan a los españoles las políticas del presidente del Gobierno. "España va al desastre por un plato de lentejas", textual
Después de que Paulino Rivero indicara nuevamente que de elecciones, nada; el portavoz parlamentario de los nacionalistas, Barragán, avisa que están tomando de quienes no quieren pactar con el PP en Madrid, en clara referencia a los desmarques que vienen haciendo catalanes, vascos y otros grupos minoritarios que evidencian, por cierto, la otra soledad del Congreso de los Diputados: la que padece la derecha que se aferra a la convocatoria de elecciones anticipadas como única salida a los males que padece el país.
O sea, que están tirando de la cuerda ambas partes, asociadas aquí, distantes y distintas allí, en Madrid, donde se hace otra política y donde hay que tener miradas y decisiones menos alicortas. Del cruce de lindezas se desprende desconfianza. Pero ese recelo puede quedarse ahí y formar parte, sin más, de los juegos de poder.
De momento, cuando todos están ansiando la llegada del vacaional y festivo agosto, sirve para entretenimiento aunque los canarios, desde luego, ya se cansaron de tanto vaivén.
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