Independientemente de lo que ocurra en la final del domingo, el Campeonato Mundial de Fútbol Sudáfrica 2010 será recordado, entre otras cosas, con dos términos que han ido siendo asimilados por la población, incluso por la no futbolera: vuvuzela y jabulani.
El sonido constante de ese instrumento que asemeja una trompeta y que se parece al emitido por un elefante debe haber traído de cabeza a los técnicos de audiovisual. Orillarno no ha sido fácil, qué fácil: imposible. Y eso que Sudáfrica quedó eliminada a las primeras de cambio. Pero los aficionados del país, cada vez más identificados con el fútbol, perseveraron en el curso de otros encuentros hasta hacer del sonido algo distintivo que se colaba entre las manifestaciones de relatores y comentaristas. Algún espectador profano, incorporado tardíamente a las transmisiones televisadas, llegó a preguntar: "Y eso que se oye de fondo, ¿qué es?". Cuando la cámara enfoca luego a espectadores haciendo sonar sus vuvuzelas, se hizo una idea más cabal de las cualidades (?) del instrumento.
Pero más protagonista ha sido, sin duda, el jabulani, el balón con el que ha disputado el Mundial. En las vísperas, fue Iker Casillas el primero en advertir que parecía más liviano y que propendía a desviarse. No faltó el enterado que encontró en las palabras del cancerbero una especie de excusa, de cura en salud para cuando encajara algún gol extraño.
Lo cierto es que la apreciación de Casillas se cumplió notablemente. Fueron sonados los fallos de algunos de sus colegas en tiros a media y larga distancia, a cualquier nivel. Fallos que alternaron con intervenciones verdaderamente apuradas para blocar o despejar. Jabulani hizo de las suyas, de modo que la protesta llegó a los responsables de la FIFA que confirmaron la voluntad y la necesidad de someter el balón a un análisis científico una vez concluido el campeonato.
En pleno campeonato, vimos unas imágenes en las que jabulani era examinado en laboratorios tecnológicos vanguardistas (mecánica de fluidos) de Estados Unidos. Deben ser las mismas que han inspirado un dictamen de científicos de la NASA que anticipa ese análisis y sus conclusiones dejan escaso margen a las dudas: cuando el balón marcha o se desplaza a 72 kilómetros por hora, su recorrido se vuelve impredecible dado el efecto aerodinámico "nudillo".
Hay que conocer algunos detalles antes de explicar lo del efecto "nudillo". El balón está formado por ocho paneles tridimensionales, pesa 440 gramos y sus costuras son lisas, tan lisas que podrían ser, junto a la ligereza de la pelota, la causa de trayectorias aleatorias.
Un ingeniero aeroespacial explicó que el efecto "nudillo" se produce cuando una pelota es golpeada y se proyecta en una una curva irregular, en una trayectoria imprecisa que despista sobre todo a los porteros. El ingeniero, Rabí Mehta, añadió que cuando una pelota relativamente lisa parece volar sin mucho efecto, el contacto del aire con su superficie se ve alterado por los canales que dejan sus costuras, lo que provoca un recorrido asimétrico del esférico.
La imprecisión de la pelota, según una información de agencia, podría verse afectada también por la altitud a la que se encuentran los estadios donde se han dispuitado los encuentros del Mundial, donde la densidad del aire es baja.
Entonces, las selecciones participantes han estado jugando con un jabulani que no es perfecto, por lo que puede contrastarse. Papeleta para la firma fabricante, Adidas, pero sobre todo, para la FIFA que es probable propicie contraanálisis con el fin de hacer dudar de este primer dictamen. La papeleta se complica si a alguien le da por reclamar, alegando que el elemento indispensable para jugar no reunía las condiciones y se vio perjudicado.
Pero la FIFA, no nos engañemos, tiene soluciones para todo, jabulani incluido. terminarán colocándolo en un museo, ya lo verán.
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