viernes, 30 de julio de 2010

MÁS TURISTAS PERO MENOS GASTOS

Llegan más turistas. Pero gastan menos.
La satisfacción nunca es completa. Cuando no Juana, la hermana. Dicho coloquialmente. El sector, que aguardaba al verano para intentar recuperarse, como gusta de verse envuelto en oscuridades e incertidumbres, lo que ha retomado en la vena alarmista y lastimera.
Los datos más recientes de la encuesta de gasto turístico, del ministerio de Industria, Turismo y Comercio, reflejan que el pasado mes de junio llegaron al archipiélago 579.000 turistas, un 16% más que el mismo período del año anterior. Desde luego, nada desdeñable el aumento. Pero cuando el registro de que estos visitantes gastaron un 1,4% menos que hace un año, cuando se supone que el sector cayó hasta su punto más bajo, es lógico que se eleve el nivel de preocupación. Hay que señalar que estas cifras de gastos son las más bajas desde que se están sistematizando desde el punto de vista estadístico, allá en 2004.
En definitiva, más visitantes y menos gastos, con lo que sigue en cuestión la rentabilidad del negocio. Es probable que el abaratamiento de la oferta tenga la culpa. Las fórmulas del todo incluido, o las rebajas generalizadas de los hoteles, o venir con el presupuesto justo, con las habas del gasto más que contadas, están reduciendo esa rentabilidad turística a su mínima expresión.
Se supone que organizaciones y empresarios están tomando nota de la flagrante contradicción. Les corresponde mover ficha para salir de ella, del estancamiento que significa tener más más clientes pero obtener menos beneficios. Porque no nos engañemos: más clientes equivale a más servicios, o sea, más gastos, y este incremento sólo es posible afrontarlo con una revisión al alza de los precios.
Puede que se precipiten quienes ya vislumbran negros nubarrones cuando la temporada estival aún no ha alcanzado su punto culminante. Pero en el sector y en todo lo que rodea al medio turístico ya estamos acostumbrados a ese catastrofismo. Ya se esuchcna voces de que se truncó la ansiada recuperación. Conviene aguardar para contrastar las tendencias y preparar el próximo invierno. Pero, sobre todo, para posicionarse en el mercado y hacer una política de precios que consolide la captación de clientes para que el promedio de gasto no disminuya porque, de mantenerse esta línea plasmada en las estadísticas más recientes, sí que se va proa al marisco.

jueves, 29 de julio de 2010

ORÍGENES DE UN TORNEO

Cumple cuarenta años el futbolístico trofeo Teide. Teniendo en cuenta que las iniciativas que surgen en el valle de la Orotava, y más concretamente en el Puerto de la Cruz, propenden a fenecer, que esta competición haya alcanzado las cuatro décadas es muy meritorio. Ya atravesó sus dificultades, en distintas épocas, hasta el punto de que llegó a temerse por su continuidad, pero el entusiasmo ilimitado de algunos dirigentes y la aportación de las administraciones locales salvaron la papeleta. Ahora, el torneo está consolidado y es una de las citas veraniegas más antiguas.
El trofeo Teide -ya se ha contado- se inició con mucho de aventura. Luis Guiance, presidente que fuera del Real Unión de Tenerife, se empeñó en animar la pretemporada balompédica en la isla. No funcionaba la cosa en Santa Cruz, desierta en julio y agosto, de modo que el hambre de ver algo distinto, equipos de renombre, había que saciarla en el norte, donde la rivalidad de los equipos del valle seguía siendo un factor estimulante y donde las respectivas aficiones mantenían un más o menos constante grado de fidelidad. Tuvo vista de lince Guiance: se alió con Alberto Hernández Illada, presidente del C.D. Puerto Cruz, y el doctor Buenaventura Machado, que lo era de la U.D. Orotava, y entre los tres parieron ese torneo. Después se sumaron Pedro González de Chaves, Pedro Real, Graciano Hernández Sánchez y otros colaboradores.
En el hotel Marquesa, del Puerto de la Cruz, regentado por los hermanos González, establecieron la base de operaciones. Guiance ejerció las influencias derivadas de su condición de militar profesional y logró, en una insólota y eficaz gestión, que el R.C.D. Coruña, de primera división, aceptara la invitación. Ventura Machado estaba empeñado en dotar de césped al viejo recinto de Los Cuartos y nada mejor que un equipo de campanillas para inaugurar aquella sustancial novedad para el fútbol regional (Entonces, sólo el estadio Heliodoro Rodríguez López y la vieja Manzanilla, en La Laguna, tenían cancha de hierba).
Las bases del torneo quedaron formalizadas con la bendición de la Federación Tinerfeña de Fútbol entonces presidida por Miguel Angel Morales Pestano. Participaban Orotava, Puerto Cruz y Real Unión, más el Coruña, al que ya entrenaba Arsenio Iglesias. Guiance se las compuso para que el Coruña sólo jugase por el viaje y alojamiento, dicho en plata. Y es que la filosofía del torneo era muy clara: recaudar para que los clubes organizadores dispusieran de un ingreso extra con el que afrontar los siempre difíciles comienzos de temporada. La respuesta de los aficionados fue extraordinaria, los campos se llenaron.
El equipo gallego se enfrentó al Orotava en el choque inaugural. Una nueva alfombra se sumaba a las exhibidas por la Villa en su inigualable Corpus. Después, el Coruña ganó en la final a un combativo Puerto Cruz que resistió con dignidad después de haber superado en la semifinal, en un increíble y marathoniano partido, al Real Unión.
Las bases del torneo estaban echadas. La idea de los organizadores era traer cada año un equipo de primera división que constituyera de por sí un reclamo. En tres o cuatro ediciones, ya habían logrado la presencia de un club extranjero. Hasta que el Tenerife también se incorporó a los carteles y empezó a ganar competiciones. Hasta que los presupuestos fueron mermando y los clubes invitados venían pero cobrando. Hasta que otros clubes del norte también asumieron el papel de organizadores. Hasta que, en peligro de desaparición el torneo, fue necesario que los ayuntamientos aportasen algo para remontar.
Y así, cuarenta años. Casi nada. Muy meritorio. Algunos de los mentores, de los protagonistas de los orígenes, ya no están entre nosotros. Hoy merecen ser recordados, como los que continuaron sus pasos. A ellos se debe que la isla y el norte cuenten con una competencia futbolística veraniega de alto nivel.

miércoles, 28 de julio de 2010

BENDICIÓN Y "DERECHONA"

Ha dicho el presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, que "Coalición Canaria es una bendición para el archipiélago". Colóquese la acepción entre las locuciones verbales coloquiales, lo que significa ser muy abundante, o muy excelente o muy digno de admirar, y entonces interprétese lo que se quiera.
Que se sepa, no ha pasado nada tras esa confesión -va sin segundas- de Rivero. Cuando Leire Pajín le dio dimensión planetaria al anuncio de la entrevista entre Obama y Rodríguez Zapatero, llovieron chuzos de punta en las redacciones de los medios, escandalizadas por la hipérbole. No es por comparar pero en las de aquí no ha ocurrido nada: ni unos minutos de sirimiri, ni un rictus para una mísera columna, nadie se ha escandalizado, al menos. Lo que quiere decir que la boutade del presidente ha pasado inadvertida o nadie le ha otorgado el más mínimo valor por mucha copiosa divinidad que el término entrañe. Que nadie se asombre: también dijo ahí más atrás algo políticamente más serio, como que había que poner al día la Constitución, y salvo el portavoz parlamentario socialista, Hernández Spínola, nadie rechistó. Y eso que era muy fácil: es un contrasentido abogar por la actualización de la Cartamagna cuando por este territorio frágil y fragmentado -nunca mejor dicho- no se ha sido capaz de consensuar la revisión del Estatuto de Autonomía.
Pero hablar de bendición a estas alturas de la autonomía precisamente, desde una formación política que tomó el mando allá por 1993 y no lo quiere soltar diecisiete años después, resulta una exageración, una metáfora poco apropiada sólo disculpable desde la verborrea incontrolada de quien precisa enfatizar sin temor al empleo de la demagogia el día en que los fieles te elevan a los altares políticos.
Si el presidente intenta identificar los avances sociales y económicos de las islas como logros de su partido, que no olvide el papel poco lucido que ha interpretado en varios episodios del devenir político y, sobre todo, en ese recurso permanentemente tentador de dividir a los canarios o de enfrentarlos, en una táctica muy propia de los nacionalismos que necesitan de un enemigo o de un adversario de referencia para justificar su razón de ser y proseguir la escalada. Por esa razón, hay muchos claroscuros en esa bendición. Ya pudo, siquiera por modestia, decir que queda un montón de asignaturas pendientes pues tras encabezar algunas clasificaciones negativas, no parece que la bendición se haya extendido a eso que llaman el conjunto de la sociedad canaria.
No digamos si, en el mismo contexto, alude el presidente, candidato otra vez, a la "derechona", vocablo con el que en este país, desde hace algunos años, cuando Aznar se instaló en La Moncloa y empezaron a lucir ribetes de autoritarismo y del más puro conservadurismo, se identifica al Partido Popular. Curiosamente, el partido con el que "la bendición" ha suscrito una alianza gubernamental en las Canarias de nuestros pecados. No importa, qué más da: se comparte mesa y mantel y se advierte -ya en el paroxismo de la verborrea, y como prueba del desmarque- que habrá que seguir luchando contra quienes creen muy poco en lo público y para aplicar criterios de justicia social -¡válganos el cielo-! en las políticas que haya que desarrollar.
Cuando disminuyó el fragor de la candidatura ganada, el presidente, el candidato, matizó sus palabras. Su socio, el responsable de economía y hacienda de su gobierno, ocupado en deshacer otros entuertos contables no menos enrevesados en la frontera de la financiaicón irregular, y a la sazón candidato de"la derechona", había estado diestro y agudo en la mesurada y atinada réplica, descartanddo que haya querido desautorizar la política del ejecutivo en bienestar social, educación o empleo. atribuyendo a "la emoción incontrolada del momento" las frases del verbo de Rivero.
Pelillos a la mar, olvido de agravios y restablecimiento del trato societario, que para los meses que restan, es mejor no dar espectáculos.
Eso sí: las boutades van quedando registradas, aunque su valor, ya se sabe, es bastante efímero y no son garantía de coherencia. Por ejemplo: en Coalición Canaria están tomando nota de quienes no quieren pactar con el PP.

lunes, 26 de julio de 2010

SUPLICIO CONSISTORIAL

Vaya suplicio, vaya calvario, para los ciudadanos y para los propios componentes de la corporación, el presente mandato municipal en Santa Cruz de Tenerife. Qué de sucesos, qué de episodios, qué de hechos insólitos para caracterizar un ciclo poco productivo, políticamente hablando, y para señalarlo como uno de los más convulsos desde la recuperación de la democracia. Cualquier guionista estaría encantado con el material que ha ido brotando y los historiadores, cuando se refieran a este mandato 2007-11, tendrán que interpretar no pocas claves de inestabilidad interna sino de manejos que, aderezados con unas cuantas perlas dialécticas de varios protagonistas, han terminado por hacer del consistorio capitalino el circense más difícil todavía.

A modo de pinceladas de trazo grueso: está lo del Plan General -aunque ya late la sensación de que se apagan los ecos- y está la jungla inextricable de Las Teresitas, uno de los pleitos más densos y enrevesados que se recuerda en la historia judicial de la Comunidad Autónoma. Está lo del mamotreto y el ya célebre doble auto judicial. Tenemos aquella alianza política de Coalición Canaria y Partido Popular, quebrada cuando Angel Llanos se empeñó en subir su cotización de aspirante, para desazón de los suyos propios y de los socios gubernamentales. Alianza reeditada, por cierto, de modo que se hizo corta la travesía del desierto cuya dignidad salvó Alfonso Soriano. Está lo de Luz Reverón y aquel extraño viaje de trabajo circulando por la red y las redes de ciudadanía, adjuntas las facturas. Tenemos a la oposición socialista fragmentaria en tres y dejando pasar otra oportunidad histórica casi servida en bandeja; y a Ciudadanos interpretando una dualidad política sólo concebible allí donde se ha instalado el surrealismo.

Y si todo esto pareciera insuficiente, no se preocupen que el empeño por enriquecer el anecdotario es merecedor también de una mención. Claro que, después, cada quien lo evaluará como prefiera: elevando el nivel crítico para intentar demostrar la personalidad y los conocimientos de los protagonistas o tomándoselo a chacota, que es una buena manera de despachar todas estas naderías en el análisis de la cotidianeidad política.

Aquel ilustrativo diálogo de Luz Reverón y Cristina Tavío a cuenta de los sebadales (“una ola que te revuelca y sales arañada”, dijo la primera; “muchas veces se han hundido barcos de pesca para generar sebadales”, replicó Tavío), dejó pasó a la ocurrencia de la edil Esther Sarrautte cuando no detectó las siglas ONG en la relación de quienes habían solicitado locales. Por no olvidarnos de aquel “español que intervino y el tonicazo que le doy” (Hilario Rodríguez dixit), en una irreflexiva reacción acreedora de disculpas sensatas en un cargo público.

Y como remate reciente de los barbarismos que adornan todos estos desempeños, el de Cristina Tavío, a propósito de la peculiar justificación de gastos en la asignación corporativa a su grupo político: “¿Insinúa usted que tenemos un Bill Gates?”, preguntó ella en directo a Carmelo Rivero, confundiendo (¿un problema de ‘pronuncieision’?) el atún del Watergate con el betún de los sistemas operativos del cofundador de Microsoft que igual se ha metido a espiar y nosotros aquí, sin enterarnos.

Lo dicho: vaya suplicio, vaya calvario. Como si de rivalizar en despropósitos se tratara. Más de un sufrido contribuyente estará consolándose: ya queda menos.

viernes, 23 de julio de 2010

CRUCE DE LINDEZAS

Cruce de lindezas dialécticas entre representantes de la alianza gubernamental en Canarias. Salvo escarceos, ha sido un pacto estable. Los socios, CC y PP, especialmente sus líderes, sabían lo que se jugaban al principio de los tiempos en que el PSOE recibía un apoyo electoral similar al de mayo de 1983, cuando los veintisiete diputados. Ahora, en 2007, fueron veintiséis pero con un líder emergente que podía dar la vuelta a la tortilla. Por eso se unieron para impedirlo y porque el futuro político de sus candidatos estaba en juego: si uno quedaba descolgado, el panorama podría se desolador.
Pero se aproxima una nueva cita electoral y cada cual fija sus estrategias en función de sus intereses, de modo que los juegos de poder adquieren esa dimensión que, puertas adentro, destila zancadillas, trampillas, engañifas, malentendidos, tensión, situaciones límite... Y cara a los fotógrafos y cámaras, implica guardar la compostura, ya saben: seriedad y tirantez, pero dentro de un orden, de un guión no escrito en el que no hay trastos que lanzar. En el fondo, siembra, que algo queda. Y en el futuro podemos seguir remando en el mismo barco. Con tal de que no se suban los socialistas.
Entonces afloran las frases ingeniosas, ávidas de titulares de prensa, preñadas de advertencia, a ver quién puede mas, a ver qué te crees. Mensajes, en definitiva. Ese es el cruce de lindezas, primer acto, antes del parénteis veraniego, de una escenificación que no parece que acabe en ruptura. Candidatos ya Rivero y Soria en sus respectivas formaciones, es cierto que se entra en una etapa donde la cordialidad será un ejercicio de funambulismo pues cada quien querrá demostrar mando, gestión y habilidades. Eso que llaman proyectarse, sobre todo después de los resultados de encuestas que estarán desmenuzando en los respectivos estados mayores.
Algunos de esos mensajes son llamativos y se perderán en la desmemoria pero ahora, en el contexto aludido, tienen lo que tienen: Ana Oramas (CC) se encarga de decir que las relaciones de los suyos con el PP son magníficas mientras Pablo Montoro y Pablo Matos, del Partido Popular, desvelan lo incómodos que se sienten porque Rodríguez Zapatero va timoneando la situación y la precariedad con el apoyo de los dos diputados de Coalición. Acusan a ésta los populares de ser cómplices de los daños que causan a los españoles las políticas del presidente del Gobierno. "España va al desastre por un plato de lentejas", textual
Después de que Paulino Rivero indicara nuevamente que de elecciones, nada; el portavoz parlamentario de los nacionalistas, Barragán, avisa que están tomando de quienes no quieren pactar con el PP en Madrid, en clara referencia a los desmarques que vienen haciendo catalanes, vascos y otros grupos minoritarios que evidencian, por cierto, la otra soledad del Congreso de los Diputados: la que padece la derecha que se aferra a la convocatoria de elecciones anticipadas como única salida a los males que padece el país.
O sea, que están tirando de la cuerda ambas partes, asociadas aquí, distantes y distintas allí, en Madrid, donde se hace otra política y donde hay que tener miradas y decisiones menos alicortas. Del cruce de lindezas se desprende desconfianza. Pero ese recelo puede quedarse ahí y formar parte, sin más, de los juegos de poder.
De momento, cuando todos están ansiando la llegada del vacaional y festivo agosto, sirve para entretenimiento aunque los canarios, desde luego, ya se cansaron de tanto vaivén.

jueves, 22 de julio de 2010

CANDIDATURA Y SUSPENSO A LA VEZ

Coincide la designación de Paulino Rivero como candidato de Coalición Canaria (CC) a la presidencia del Gobierno de la Comunidad Autónoma con la publicación de los resultados de una encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) en que no sale bien parado.
El azar tiene estas cosas, aunque sea para poner el acento en el surrealismo de la política canaria: el 40% de la población encuestada, según el CIS, suspende la gestión del presidente, pues toma respuesta: de nuevo candidato. Rivero, junto con Esperanza Aguirre, de los peor valorados en el conjunto de los presidentes autonómicos, pues ahí te va su opción, respaldada, faltaría más, por un porcentaje que le permite decir intra y extramuros que su organización le respalda como posiblemente nunca lo hubiera hecho con sus antecesores.
En cualquier caso, la oportunidad de la designación viene dada para que el pugilato con el vicepresidente José Manuel Soria, del Partido Popular (PP), candidato también a la presidencia del ejecutivo, tenga morbo y atractivos desde el primer momento y para que se perciba que Rivero tiene la 'pole', hecho que, sin ser determinante, vale para amagar, recelar, encelar y desmarcarse, que son unos cuantos meses, oye, en los que es necesario diferenciar faces y moldes, ustedes ya entienden.
Pero lo que debe preocupar a Rivero y su entorno más inmediato es ese alto porcentaje de descontentos con su gestión. O sea, que no vale eso de acaparar minutos y minutos en los telenoticias y en los informativos radiofónicos. Está demostrado -y lo saben- se les vuelve en contra. Ya sea ordeñando, segando, corriendo, procesionando, repartiendo metadona -¿cuál es la foto más original de todas?- tanta imagen no es sinónimo de buena gestión. O no lo percibe así el 40% de los ciudadanos consultados por el CIS.
Eso sí: tampoco debe andar muy descontento pues el relieve o la dimensión dada a tales resultados han sido de perfil bajo, fruto -pudiera ser- del hastío que a estas alturas de la depresión produce la política en general y anticipo -pudiera ser- del abstencionismo que se aventura en las islas de no mediar hechos que realmente hagan cambiar de opinión a los sufridos electores.

miércoles, 21 de julio de 2010

CONVIVIR CON LA ANORMALIDAD

"La democracia es aburrida", dijo en cierta ocasión Felipe González, cuando intentaba dar carta de normalidad a algunos hechos noticiosos que, debidamente amplificados en ciertos medios, intentaban alterarla.
En Canarias, tanta inestabilidad, tanto comportamiento anómalo, tanta corrupción, tanto surrealismo político, tanta contradicción, han terminado venciendo y adquiriendo patente de todo vale, o da igual, porque no va a pasar nada, no va a haber repercusiones. La política en Canarias es una prolongada línea de "sin novedad, señora baronesa". Hemos terminado conviviendo con todo eso, y con mucho más, sin que pase nada.
Es cierto que algunos se han empeñado en que así sea, para no ser molestados, para hacer antipática la política a los ojos de la mayoría, para alejarla, para no motivar mayor interés que un par de comentarios jocosos y unas tertulias audiovisuales que se evaporan a un clic.
Eso termina desvirtuando la democracia o hace que la calidad de ésta vaya menguando. Cada vez interesa menos el funcionamiento de las instituciones, es lo preocupante.
Y de vez en cuando, al brotar algún escándalo, como el más reciente del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, pues a esperar que escampe, aunque bien avanzado julio, algunos tendrán que estrujarse las meninges para salir del trance. Vaya mandato, por cierto, el del consistorio santacrucero: entre Plan General, rupturas, reediciones de alianza, relevos y facturas que causan estupefacción, sólo puede cogerse por el lado negativo.
Pero ya ven: normalidad, no pasa nada. Se convive con todo eso. Vaya vaya con la democracia aburrida.

lunes, 19 de julio de 2010

POLICÍA AL TUNTÚN

De modo que no están nada claras las competencias, que todavía no se ha entendido que no es una policía de sustitución, que aún se desconoce si admite o tramita denuncias, que no se sabe si hay sedes de comisarías, que han comprado determinado armamento... y ya la mitad del cuerpo está de vacaciones, dicen que a la espera de completar los trabajos de una comisión integrada por representantes del ministerio del Interior y del Gobierno de Canarias que se encargará, de aquí a septiembre, a esclarecer -nunca mejor dicho- los ámbitos de actuación sin que los componentes propios y los de otros cuerpos de seguridad se superpongan ni entrecrucen. Ahora mismo: la cuadratura del círculo.

En efecto, se conjugan ya en torno a la puesta en marcha de la policía canaria unos cuantos hechos que no sólo deslucen su alumbramiento sino que ponen de relieve la precipitación y el afán propagandístico del capricho que, tal como están las cosas ahora mismo, no sólo no satisface ni a sus promotores ni a nadie, sino que no resuelve absolutamente nada. O sea, ponga usted a funcionar un servicio público que, salvo para fotos, presencia en fiestas populares y alimento de la controversia, es meridianamente inservible.

Eso, en tiempos de penurias, cuando tan apremiada anda la Comunidad -¿para qué reiterar el listado?- es inaceptable. “Nos toman por tontos”, un lugar común que se ha consolidado a base de todas estas cosas hechas al tuntún, sin sentido lógico de la prioridad y materializadas entre improvisaciones y salidas de pata de banco hasta convertir decisiones de la naturaleza de poner en funcionamiento un servicio público casi en una anécdota pintoresca o en un despropósito.

Este infeliz arranque de la policía canaria se ha teñido de sombras que nadie está en condiciones de asegurar si se van a despejar favorablemente. Hay auténticas perlas en ese peculiar contexto: desde el esfuerzo inversor reclamado por el presidente Rivero al Estado -así cualquiera es nacionalista- hasta ese anuncio de las vacaciones de la mitad de personal, aplicadas a los quince días de haber comenzado a trabajar. Una suerte de tocata y fuga, un hecho que, teóricamente, es el que más habría de desconcertar a la gente, aunque ésta no se extraña y abunda en su resignación, sin reparar en que la financiación de los gastos corre a su cuenta.

Entonces, en ese ambiente de indiferencia -a la espera de la dimensión que alcance el malestar de la representación social de los cuerpos de seguridad del Estado; no olvidemos los agravios retributivos- la comisión que habrá de decidir cuáles son los cometidos que tendrá cada una de las policías que operan en el territorio frágil donde todavía no se ha entendido bien que hay otras prioridades y otras demandas sociales que atender, lo tiene francamente complicado porque, entre otras cosas, late la incertidumbre de qué hacer con las policías locales y de si está sembrando las primeras semillas para que el Cuerpo Nacional de Policía o la Guardia Civil abandonen las islas.

Una policía tarda en hacerse. Y necesita desde el principio ganar en seriedad. Aquí no parece que haya muchas fortalezas. Hasta consolidarse, hasta responder con eficacia a las encomiendas que reciba, hasta que las prestaciones merezcan credibilidad y confianza por parte de agentes sociales y ciudadanía, el nuevo cuerpo policial debería acreditar un desempeño solvente que sólo cuaja y se logra con experiencia desde la estructura organizativa y desde el papel público que se le asigne para no quebrantar ni poner en duda el ordenamiento jurídico y las propias garantías del Estado de derecho.

Esta policía, para desgracia de sus promotores y del pueblo canario, ha nacido con mal pie. Tan malo, que el Partido Popular, tan celoso de ciertas esencias, guarda un incomprensible silencio en medio de la singular controversia. Será que prefiere que el socio se “queme” solo...


sábado, 17 de julio de 2010

FIESTA, SÍ; DESMADRE, NO

Decenas de portuenses testimonian su malestar y su disgusto por hechos ocurridos durante la jornada festiva del martes en que la imagen de la Virgen del Carmen procesiona en su trayecto marítimo-terrestre. Algunos informadores presentes o en las cercanías también dieron cuenta de lo que hay que llamar desde ya actos incívicos, algo más que meras y esporádicas acciones de gamberrismo. Juan Jesús Carballo firma un atinado artículo sobre el particular en sitios web cada vez más visitados.

Sin embargo, hemos echado en falta una declaración institucional, alguna manifestación de autoridad representativa o de portavoz que, sencillamente, hubiera hecho una apelación pública a la cordura, al civismo, al comportamiento alegre sin distorsiones; que hubiera apelado a la sensatez para que el legítimo derecho a la diversión no se ejerciera con violencia, agresividad o quebranto de las buenas costumbres y usos sociales.

No son nuevos estos sucesos aunque el paroxismo parece haberse alcanzado en la edición de este año. De unos años a esta parte, los vítores a la Virgen se convirtieron en descalificaciones, empujones, provocaciones y desafueros de quienes pretenden portarla, aún dentro del templo. El paseo por el dique del refugio pesquero, para saborear desde temprano el ambiente marinero, trocó en un riesgo absurdo de dar con ropa y todo en las aguas de la dársena porque algún gracioso se inventó eso de lanzar a quien pasaba por allí. Las concentraciones de grupos y colectivos que teóricamente danzaban o daban rienda suelta a su frenesí resultaron arriesgadas y molestas aglomeraciones donde igual te mojaban que te pellizcaban o te agredían jocosamente, un suponer. El dicho “tengamos la fiesta en paz” está, por lo que se ve, muy lejos de materializarse.

El caso es que se pierden los valores de la fiesta. Tales valores no son inmutables, desde luego, ni se puede pretender que los “modos” de diversión de nuestro tiempo sean iguales a los de hace décadas. Tampoco es cuestión de anclarse en los convencionalismos. Pero cuando se desvirtúan las conductas hasta extremos difícilmente aceptables, cuan la cosa degenera, entonces es cuando el malestar se acrecienta y la sensación de descontrol o desastre se termina consolidando hasta el punto de que generar una mala fama que trasciende y ahuyenta a los nativos (que se avergüenzan) y a gente de otras latitudes que prefieren otro jolgorio más sano y establecen una comparación con actos similares de otras latitudes para acabar optando por aquella más pacífica, más sana o menos arriesgada. Autoridades militares marítimas, un caso concreto, dejaron de acudir hace unos años después de comprobar in situ que aquel descontrol podía tener repercusiones indeseadas.


¿Hay terapia? Pues sí. Hay que insistir en el civismo, en la educación, en la prevención y en la corresponsabilidad. Y luego, como medidas complementarias, la vigilancia, el seguimiento y la intervención apropiada para evitar contagios. Un par de ejemplos:

Cuentan que la moda de arrojar gente al agua ha sido sustituida por el uso de pistolas o fusiles de agua que sus poseedores emplean para mojar a quien esté por sus alrededores. Muy bien: es difícil tratar de impedir la venta de un juguete aparentemente inocuo pero se puede intentar, al menos en aquellos establecimientos o puestos de feria que, advertida la demanda, disponen de partidas con más unidades. Cuentan también que no es agua lo que disparan: cerveza y orines son los líquidos que vierten con evidente molestia para quienes reciben el impacto y se aperciben de inmediato de que no es agua inodora, incolora e insípida lo que ha mojado su vestuario. El civismo y la prevención comienzan por recomendar, quien corresponda, que durante esos días no se vendan artilugios que van na ser mal empleados y resultan dañinos para la población.

El otro ejemplo es el elevado consumo de alcohol entre los menores de edad. Aquí sí es más fácil una intervención policial pues hay leyes y ordenanzas que prohíben la venta de esa sustancia. Claro que es triste ver a jóvenes de ambos sexos menores de edad deambulando incontroladamente, a merced de los efectos de una ingesta excesiva. Los expendedores deben estar advertidos primero y sobre ellos debe recaer todo el peso de la norma después cuando se descubras o se pruebe que despachaban bebidas alcohólicas a quienes no deben consumirlas. Una labor discreta con policías de paisano vigilantes sería muy productiva.

La organización debe cuidar y controlar hasta donde sea posible también la instalación, tanto complementaria de establecimientos fijos como ambulante, de espacios donde se fomente la aglomeración propiciada por un consumo indiscriminado, máxime si a lo largo de la jornada discurre por los alrededores alguna manifestación cívico-religiosa. Esa es la fase preventiva: llegar a acuerdos de colaboración con comerciantes, con industriales, con expendedores. Ese es otro modo de educar y de hacer partícipes del buen desarrollo de la fiesta.

Y por ahí se llega a la corresponsabilidad. Es la que hay que cultivar y consolidar con las organizaciones que tienen algo que ver con determinados actos. Su papel debe ser proactivo: preparando, disponiendo, ensayando si es necesario. No se trata de apropiarse en exclusiva de esos actos sino de hacer más llevadera y acentuar la identificación con su significado o simbolismo, conscientes de que trasciende y que congrega a muchísimas personas, lo cual requiere adoptar todas las medidas posibles de organización.

Miembros de cofradía de pescadores, hermandades y otras organizaciones deben estar mínimamente coordinados, deben seguir algunas directrices básicas y deben cooperar estrechamente para impedir extralimitaciones y desmesuras como las que se ven en el templo. Se puede conseguir. La improvisación no es buena en fiestas de masas. Y confiarlo todo a la divinidad no puede ser un recurso permanente. El propio ceremonial de la embarcación de la imagen debe estar mejor cuidado, tanto desde el punto de vista de formas como de fondo. La desorganización más organizada que jamás se haya visto, solíamos decir hace unos años, una frase que servía para definir la complejidad del momento y para lanzar un mensaje de mínima responsabilidad.

Dotar de contenidos la jornada. Es la labor de la organización. Es decir, procurar montar números y actividades, adecuadamente programadas desde el punto de vista horario, para evitar desvíos o facilitar comportamientos que desvirtúan el carácter lúdico o festivo de la jornada, “porque no hay nada”, según se quejan los jóvenes a los que se reprocha su actitud incontrolada, sobre todo en cuanto son protagonistas de algunas escenas que, sin llegar a escandalizar, generan repulsa.

El caso es que se van acumulando malas o negativas impresiones en el martes portuense por antonomasia. Y eso es lo que hay que atajar so pena de que en el futuro una fiesta de tanto raigambre termine ganándose un rechazo generalizado y lejos de ser una seña de identidad que enorgullece se convierta en una de esas manifestaciones populares que nadie quiere.

Fiesta, sí; desmadre, no. Diversión, por supuesto; lo más sana y saludable, también. Sí a la corresponsabilidad; no a los excesos. Festejar también es honrar. Hay que hacer honor a las tradiciones o labrar otras que sirvan para identificar las celebraciones con orgullo y buen hacer.

Salvador García Llanos

viernes, 16 de julio de 2010

UN FONDO QUE ALIVIA

A buen seguro que alcaldes y concejales delegados de economía y hacienda estarán desayunando hoy con un cierto alivio. Hasta es probable que los mejor informados se hayan echado un vasito de vino ayer tarde, cuando se conoció la inormación, a la salud del Gobierno de Canarias.
Y es que el ejecutivo, en efecto, aprobó en su reunión celebrada en medio de los fastos palmeros la actualización del Fondo Canario de Financiación Municipal, creado por Jerónimo Saavedra en su segunda presidencia autonómica, cuando los municipalistas se plantaron en San Bernardo, la antigua sede de aquélla en la capital grancanaria.
Traducida en euros, la actualización desde 2006 significa 22,6 millones de euros, de tal modo que el importe total, distribuido entre todas las corporaciomnes, con arreglo a los criterios establecidos en la legilación vigente, supera los 188 millones de euros. Población, insularidad periférica, municipios menores de diez mil habiantes, extensión, unidades escolares y plazas turísticas son, entre otros que recordemos, los factores en los que se basa la distribución porcentual del Fondo actualizado.
No es la panacea, desde luego, pero dadas las penurias de las haciendas locales, superadas por la vorágine de la depresión, esa mínima inyección puede, cuando menos, aliviar tensiones de tesorería, ahora que se acumulan los pagos y aumenta la impaciencia de los proveedores. Los problemas seguirán y en el segundo semestre, no lo olvidemos, habrá que presupuestar para un año electoral. Las circunstancias que concurren, con la convocatoria de comicios locales, hacen que esos cálculos sean más difíciles todavía.
Los munícipes canarios deben ser conscientes de lo difícil que está la cosa. Y que no hay milagros. Pendientes de la aprobación de un nuevo sistema de financiación -parece claro que habrá que esperar hasta después de las elecciones-, cada vez se está haciendo más complicado siquiera cumplir con las prestaciones de los servicios básicos. Y que éstos no pierdan calidad. Invertir con recursos propios es una quimera. Equilibrar -y atender- el capítulo 2 de los presupuestos (gastos corrientes, mantnimiento...) es tarea de funambulistas, ciertamente. Y agobiados como están prácticamente todos con las obligaciones del 1 (personal), báileme ese trompo en la uña, que dirían en Venezuela.
Pero bueno, ahí ha aparecido el Gobierno de Canarias intentando achicar la presión pues recordemos que los ayuntamientos (FECAM) también se han sumado (sin gran alarde reivindicativo, es verdad) al contencioso que los cabildos han promovido a cuenta de los ingresos pendientes del REF. Es como si la medida sirviera para intentar llegar a fin de año. Los municipalistas tienen la palabra.

jueves, 15 de julio de 2010

UNA PRIMA SIN DEBATE

Que se sepa, por ahora, no hay debate. Y no porque los futbolistas hayan adoptado alguna decisión al respecto. El premio, por ganar el Mundial, era de seiscientos mil euros, cien millones traducidos en pesetas. Cuando se conoció el importe de la prima, parecía una exageracíón, pero el asunto quedó ahí, aparcado, a la espera de los resultados y de los avances de la selección española.
Ahora que el título ya está en el país y los jugadores disfrutan de su descanso, habrá que preguntarse qué pasará con tan suculento premio. No es para ponerse en plan moralistas pero es curioso que no se alcen voces, las mismas de quienes critican sin piedad a buena parte de la clase política, las mismas que han insistido para que en tiempos de penurias dé un ejemplo de reducción de salarios, las mismas para que se acaben supuestos privilegios, esas mismas, decíamos, permanezcan silenciosas por ahora, trocando la valentía que esgrimen en los otros supuestos en asentimiento llevadero.
Argumentos tienen: profesionales bien pagados y tiempos de penurias, los principales e irrebatibles. Nadie discute que no tengan derecho a una prima. La cuantía es materia opinable. Pero que de los propios jugadores debió partir ya alguna iniciativa sobre reducción del importe o de donación de una parte del mismo a obras sociales, tampoco hay duda.
Ese sí que es un planteamiento ético que, además, hubiera elevado el nivel de simpatía y afecto que los futbolistas han sabido ganarse con un ejemplar comportamiento deportivo, acreedor de reconocimiento en nuestro país y allende las fronteras. Todo ese entusiasmo popular se hubiera acentuado si el ingreso extra, previamente anunciado por la Real Federación Española de Fútbol, hubiera tenido esa consideración.
Hasta donde sabemos, no ha ocurrido así. Alguien a nuestro lado comenta sin mucha convicción que el plantel sí ha promovido algo pero sobre el particular de los derechos de imagen que corresponden al sinfín de anuncios publicitarios. De confirmarse, estaríamos ante un gesto plausible que vendría a ratificar la sensibilidad que algunos profesionales del balón ya han acreditado con aportaciones personales en campañas orientadas a causas delicadas o a los más desfavorecidos. Tales iniciativas han aumentado la estima y la admiración por esos jugadores que llevan su imagen para motivar e ilusionar.
Pero en la España donde algunos -con interés político, evidentemente- se han abierto las carnes reclamando austeridad y contención del gasto público, donde son frecuentes las críticas en el sentido de que tal dinero o tal partida se podría dedicar a paliar otros estados de necesidad más apremiantes, nada se sabe de los seiscientos mil euros, cien millones de pesetas de las de antes, que cada uno de los veintitrés integrantes del seleccionado español percibirá por haber ganado el campeonato.
No es por fastidiar, desde luego, pero entre tanto silencio cómplice y reprobable, alguien debería decir algo. ¿O es que el espíritu crítico sólo está para los políticos?

miércoles, 14 de julio de 2010

TRAS EL ÉXTASIS, LO DE RITUAL

Empiezan a remitir el impacto y los fastos. Hoy casi todo volverá a ser normal, como antes. Como antes del domingo en que España ganó el Mundial de Fútbol.
La alegría incontenible, el jolgorio desbordado, el grito de un pueblo extasiado por la conquista balompédica ya tienen días de historia. Nadie quitará a los españoles las horas de frenesí colectivo de la noche-madrugada del domingo y de la tarde-noche del lunes, con Madrid colapsado, con la roja predominando en el ánimo y en el corazón de todos, desde las infantas al hijo de Vicente del Bosque.
Las editoriales y las firmas audiovisuales aprietan para las ediciones especiales. Hay que inmortalizar los momentos y subirse a la ola para que el personal consuma y guarde o archive testimonios de la gesta. Es la última dimensión del mercantilismo del Mundial, ese que contribuye, según informes técnicos, al crecimiento de un cuarto de punto del Producto interior Bruto (PIB).
Todo volverá a ser como antes: la crisis estuvo aparcada pero de nuevo habrá datos inquietantes, los especuladores seguirán erre que erre y las oscilaciones bursátiles verificarán que esto, lo de la depresión, continúa.
En el Congreso hay debate sobre el estado de la Nación. Apenas han dejado al presidente botar de alegría con la Copa del Mundo: el periodismo del derechío, el mismo que se confabuló para no hablar de la roja cuando tuvieran que referirse a la selección española de fútbol, ya se ha encargado de promover el aprovechamiento de Rodríguez Zapatero. ¡Por recibir a los campeones en su residencia! Y eso que no viajó al escenario de la conquista.
Pero, bueno, es el debate lo que sustituirá a los fastos. El debate más difícil y más crítico, porque las circunstancias políticas son las que son y en un año preelectoral, todo está en esa clave, esa sí, de réditos políticos.
Se volverá a hablar de la policía canaria, de la confusión y desconcierto que empìezan a caracterizar su aparición, sin que se despejen las incógnitas de sus competencias hasta concluir si complementa o sustituye. Aunque sean palabras mayores: lo que se dilucida, siquiera a largo plazo, es si la Guardia Civil o el Cuerpo Nacional de Policía abandona el territorio insular. Porque tres cuerpos de seguridad -sin contar la policía local- en ese mismo territorio, parecen muchos. Estas son las consecuencias de los caprichos. Pero el surrealismo canario da para esto y para mucho más.
Se seguirá hablando del desempleo, de los recursos no empleados, de las listas de espera en centros hospitalarios, del fracaso educativo, del turismo peninsular que no viene como en años anteriores, de la residencia en los tribunales de justicia de aquella reclamación de los cabildos... ¡Ah! y de los candidatos que ya empiezan a prefigurarse, a postularse, a ofrecerse...
Una tregua, la de agosto.
Luego, lo de ritual, m'ijo, lo de ritual.

martes, 13 de julio de 2010

LA DUDA SE AGIGANTA

Anduvo presto el consejero de Empleo, Industria y Comercio del Gobierno de Canarias, Jorge Rodríguez, a la hora de responder a la más que grave acusación que habían hecho los secretarios generales de Comisión Obreras y Unión General de Trabajadores, Juan Jesús Arteaga y Juan Francisco Fonte, respectivamente, consistente en la disponibilidad por parte del ejecutivo autonómico de unos quinientos millones de euros, destinados teóricamente a generar empleo, sin que hasta la fecha haya movido prácticamente nada para gestionarlos. Lo comentamos aquí, en la entrada del pasado martes.

El consejero lo negó, a la vez que confesó su asombro por el desconocimiento de las políticas activas de empleo evidenciado, según él, por los responsables de las citadas centrales sindicales. Estos, que se sepa, no han replicado, por lo que se supone que mantienen la posición a la espera de la convocatoria de una sesión extraordinaria y urgente del Consejo General de Formación y Empleo, con el fin, se intuye, de esclarecer los planteamientos y desbloquear lo que sea con tal de activar la puesta en marcha de los programas concebidos para crear empleo o reducir el paro, que buena falta hace.

Nada sorprende en la política canaria, ni que estas cosas tan gruesas o tan serias, se diriman en los medios de comunicación a través de las opiniones y de los mensajes entrecruzados por las partes. Sólo que con ese drama de nuestro tiempo, drama para todos, no se debe jugar ni especular ni conjeturar, sobre todo con dimensión esperanzada del problema que es cualquier alternativa para mitigarlo, desde una consignación presupuestaria a la implementación de programas o convenios que contribuyan, aún con la rémora de la precariedad, a disminuir las cifras de desempleados, hecho que debe traducirse en el alivio de problemas personales o familiares.

No se debe porque eso es lo que desazona, aún más, a los afectados. Si ya la incredulidad se ha instalado en el ánimo de mucha gente, seguro que se acentuará cuando es informada de recursos que no se utilizan, por las razones que sea, o de carencias e incumplimientos en la gestión de aquéllos. Desde los años ochenta del pasado siglo, venimos probando en Canarias todo tipo de fórmulas para reducir los porcentajes de parados: ni siquiera en los mejores tiempos, cuando las vacas gordas, estuvimos cerca del objetivo. Si hubo riqueza, no fue bien redistribuida. La competencia es nuestra, de la Comunidad -hecho que procede recordar, para evitar incurrir en la elusión de responsabilidades-, de modo que es aquí donde hay que tratar la cuestión e intentar hallar las salidas, no en vano en los programas de todos los partidos políticos hay un apartado dedicado a este problema, acompañados o coronados, en algunos casos, de un eslógan ocurrente como ese del pleno empleo que parece tomar por tontos a los destinatarios del mensaje.

Lo cierto es que, falsa, inconsistente, exagerada o interpretable la acusación de dos de los más importantes sindicatos canarios; y negada, con asombro incluido, por el consejero del ramo, llama la atención (negativamente) que a estas alturas del siglo, de la democracia, de la autonomía, de la convivencia entre la Administración y los destinatarios de sus acciones, de la concertación y de los convenios colectivos, la desinformación y la confusión de unos, y a incapacidad o la lentitud de otros, sean factores que agraven este drama del desempleo. Se ve que la voluntad de diálogo por las partes, proclamada por el poder político y suspirada por el sindicalismo, no se plasma en hechos concretos, o lo que es igual, sirven de muy poco o nada todas esas mesas o esos órganos en los que, supuestamente, se debaten y se aprueban todas las bases y todos los programas que sean un estimulante del mercado laboral y hasta de ciertos sectores productivos.

Pero no aprendemos. No ya de las negociaciones alemanas, por ejemplo, tan enconadas hasta que dejan de serlo por razones de interés general, de empresarios y de trabajadores. Preferimos seguir entretenidos sin saber a ciencia cierta cuáles son los programas a convenir con las corporaciones locales o cuáles son los criterios para fijar las obras de interés social. Nos confundimos hasta con las cantidades con que se dotan capítulos y conceptos. Todo eso hace, aunque parezca exagerado, que se dude de la utilidad de organismos como el Servicio Canario de Empleo. La oposición parlamentaria, desde luego, tiene ahí un vasto campo para el seguimiento y la fiscalización

Y si el último registro estadístico señala que Canarias fue la única comunidad española donde no bajó el paro, la duda se agiganta. Así que, al menos para fijar cuantías de fondos y aprovechamiento adecuado de esos recursos, pónganse de acuerdo. Los desempleados lo agradecerán.

lunes, 12 de julio de 2010

NO DIGAS QUE FUE UN SUEÑO

Pidamos prestado el título a Terenci Moix. No digas que fue un sueño fue la novela con que ganó el Premio Planeta, una novela de amor que arranca de una situación de intenso dramatismo, una creación literaria sobre todas las fases del amor, enmarcada en un período histórico apasionante.

España, campeona del mundo: después de aquella brillantísima fase de clasificación y después de su trayectoria en Sudáfrica, no digas que fue un sueño. Porque hasta eso, hasta el tropiezo inicial frente a Suiza hizo humano y posible el éxito español.

No fue un sueño todo lo posterior: despachar a Honduras; la motivación extra frente a Chile y pasar como primeros de grupo; doblegar una vez a Eduardo, el portero portugués; perforar el hormigón guaraní; exhibirse ante la Alemania que había pasado por encima de Inglaterra y Argentina y ganar la final a Holanda, en la prórroga.

Jugando bien, sobre todo, el día de Alemania, una final anticipada que hizo al mundo balompédico rendirse a la evidencia. El juego español no tiene parangón hoy en día: la filosofía del toque, del pase y repase, del desmarque, del fútbol control, hasta que llegue la ocasión clara. Una porfía futbolística que amasó Aragonés y que continuó Del Bosque, ambos fabricando sobre la bases de una excepcional generación de futbolistas.

No digas que fue un sueño: nunca tantas banderas nacionales y colgaduras, nunca tan emocionantes los acordes del himno, nunca tantas mujeres atraídas por el fútbol, nunca tanta unión ante un hecho deportivo de masas… Gol de España, grito de pueblo. Una catarsis.

España ganó a Holanda con justicia. Era la tercera final de la selección neerlandesa. Guardaba una lógica expectativa. Pero así como Alemania salió demasiado timorata y no tuvo capacidad de reacción frente a los campeones, Holanda equivocó los preliminares, calentando demasiado el ambiente y apelando a los agravios históricos. Sus jugadores salieron motivados con exceso y brillaron más desde la agresividad que con la creación balompédica. Apenas pudieron lucir ésta en un par de contragolpes.

Fue el partido más difícil de ganar, sin duda. España anduvo incómoda. Para colmo, el colegiado inglés Howard Webb rozó la calamidad. Fue lo peor del partido, no estuvo a la altura de la final. Su generosa contemporización echó a perder parte del espectáculo. Es un árbitro respetado, como todos los ingleses, pero condescendió excesivamente, estuvo cobarde y en algunas apreciaciones hasta falto de reflejos. Cuando expulsó a Heitinga, ya debió haber mostrado cartulina roja a De Jong, autor de la entrada posiblemente más salvaje del campeonato.

La emoción compensó la falta de buen juego. Casillas acreditó que no es gratuita esa consideración de mejor arquero del mundo. Su colega, Stekelenburg, también hizo un par de intervenciones meritorias. Los holandeses generaron inquietud en un par de contraataques, cuando dispusieron de espacios para las entregas de Sjneider y las penetraciones de Robben.

Ah, los espacios. La tensión y la propia actitud de la selección naranja no propició el funcionamiento habitual del eje español. Así, Villa anduvo demasiado solo y propendió al individualismo. Pedro no tuvo el concurso que frente a Alemania y su movimiento entre líneas estuvo mejor controlado por un equipo empeñado en taponar y destruir, a la espera de la efectividad de alguna contra.

La prórroga era cuestión de acierto y resistencia. España siguió ambicionando el triunfo con fe. Torres volvía a salir en una prueba de generosidad infinita por parte de Del Bosque. Holanda quería el alargue para los penalties, mucho más cuando se quedó con diez en la cancha, la factura de su agresividad, de su juego al límite. Y la fe tuvo premio: antes de lesionarse, Torres centró al área en un contrataque velocísimo a aquella altura del partido, su centro fue despejado en corto para que Fábregas viese a la derecha a Iniesta. Por el carril del 8 entró y controló el manchego: quienes estaban sentados se levantaron; los locutores anticiparon su grito: el disparo cruzado de Iniesta no pudo ser despejado por el meta holandés.

Gol de España, grito de pueblo. La locura desatada. Inútil e injustificada protesta de algunos jugadores de los Países Bajos que sabían que apenas quedaba tiempo. Lágrimas y emoción incontenibles. Júbilo indescriptible. Frenesí en el palco, en las gradas, en las plazas y calles de un país que vibró y ahora se sabe potencia futbolística y potencia deportiva.

No digas que fue un sueño. El drama de Terenci, el arrebato de Cleopatra y Marco Antonio, trocaba en Johannesburgo en una feliz e imborrable realidad. La historia tenía ya un nuevo capítulo.

viernes, 9 de julio de 2010

JABULANI, AL MUSEO

Independientemente de lo que ocurra en la final del domingo, el Campeonato Mundial de Fútbol Sudáfrica 2010 será recordado, entre otras cosas, con dos términos que han ido siendo asimilados por la población, incluso por la no futbolera: vuvuzela y jabulani.
El sonido constante de ese instrumento que asemeja una trompeta y que se parece al emitido por un elefante debe haber traído de cabeza a los técnicos de audiovisual. Orillarno no ha sido fácil, qué fácil: imposible. Y eso que Sudáfrica quedó eliminada a las primeras de cambio. Pero los aficionados del país, cada vez más identificados con el fútbol, perseveraron en el curso de otros encuentros hasta hacer del sonido algo distintivo que se colaba entre las manifestaciones de relatores y comentaristas. Algún espectador profano, incorporado tardíamente a las transmisiones televisadas, llegó a preguntar: "Y eso que se oye de fondo, ¿qué es?". Cuando la cámara enfoca luego a espectadores haciendo sonar sus vuvuzelas, se hizo una idea más cabal de las cualidades (?) del instrumento.
Pero más protagonista ha sido, sin duda, el jabulani, el balón con el que ha disputado el Mundial. En las vísperas, fue Iker Casillas el primero en advertir que parecía más liviano y que propendía a desviarse. No faltó el enterado que encontró en las palabras del cancerbero una especie de excusa, de cura en salud para cuando encajara algún gol extraño.
Lo cierto es que la apreciación de Casillas se cumplió notablemente. Fueron sonados los fallos de algunos de sus colegas en tiros a media y larga distancia, a cualquier nivel. Fallos que alternaron con intervenciones verdaderamente apuradas para blocar o despejar. Jabulani hizo de las suyas, de modo que la protesta llegó a los responsables de la FIFA que confirmaron la voluntad y la necesidad de someter el balón a un análisis científico una vez concluido el campeonato.
En pleno campeonato, vimos unas imágenes en las que jabulani era examinado en laboratorios tecnológicos vanguardistas (mecánica de fluidos) de Estados Unidos. Deben ser las mismas que han inspirado un dictamen de científicos de la NASA que anticipa ese análisis y sus conclusiones dejan escaso margen a las dudas: cuando el balón marcha o se desplaza a 72 kilómetros por hora, su recorrido se vuelve impredecible dado el efecto aerodinámico "nudillo".
Hay que conocer algunos detalles antes de explicar lo del efecto "nudillo". El balón está formado por ocho paneles tridimensionales, pesa 440 gramos y sus costuras son lisas, tan lisas que podrían ser, junto a la ligereza de la pelota, la causa de trayectorias aleatorias.
Un ingeniero aeroespacial explicó que el efecto "nudillo" se produce cuando una pelota es golpeada y se proyecta en una una curva irregular, en una trayectoria imprecisa que despista sobre todo a los porteros. El ingeniero, Rabí Mehta, añadió que cuando una pelota relativamente lisa parece volar sin mucho efecto, el contacto del aire con su superficie se ve alterado por los canales que dejan sus costuras, lo que provoca un recorrido asimétrico del esférico.
La imprecisión de la pelota, según una información de agencia, podría verse afectada también por la altitud a la que se encuentran los estadios donde se han dispuitado los encuentros del Mundial, donde la densidad del aire es baja.
Entonces, las selecciones participantes han estado jugando con un jabulani que no es perfecto, por lo que puede contrastarse. Papeleta para la firma fabricante, Adidas, pero sobre todo, para la FIFA que es probable propicie contraanálisis con el fin de hacer dudar de este primer dictamen. La papeleta se complica si a alguien le da por reclamar, alegando que el elemento indispensable para jugar no reunía las condiciones y se vio perjudicado.
Pero la FIFA, no nos engañemos, tiene soluciones para todo, jabulani incluido. terminarán colocándolo en un museo, ya lo verán.

jueves, 8 de julio de 2010

CON MÉRITOS Y JUSTICIA

España es sinónimo de buen juego. Y cuando lo exhibe, el fútbol es otra cosa, es casi arte, escrito sea sin el arrastre de la euforia desmedida, cuando al filo de la medianoche, todavía el sonido de los claxons y los tambores en las calles se confunde con el de las vuvuzelas, porque hay un sentimiento español desatado, cuando medio país, abrasado por el calor, no quiere dormir porque no puede dormir. Porque ha alcanzado la final, porque ha vuelto a derrotar a la todopoderosa Alemania, porque ha lucido unas cualidades de rendimiento colectivo e individual que enorgullecen, porque el fútbol le puede a la crisis..., porque su conquista es historia, pase lo que pase en la final del domingo.

España jugó su mejor partido desde que llegó a Sudáfrica. Tomó desde el principio el mando de las operaciones y superó a Alemania con méritos y justicia. El partido lo empezó ganando Del Bosque, con la alineación del tinerfeño Pedro. Hizo fruncir el ceño a su colega, Joachim Low, que en las vísperas, en un inusual tono de respeto, habló de que España contaba con más de un Messi. Algunos de sus jugadores también ponderaron las virtudes de España, de modo que la escuadra germana, que había goleado con solvencia a Inglaterra y Argentina, salió a la cancha con un elevado nivel de respeto hacia el adversario.

España aprovechó esa baza. Alemania, sin Müller, dejó jugar. Y eso, hoy en día, es demasiada concesión para España. El porcentaje de posesión para los españoles debió ser altísimo en el primer tiempo. El descarado desenvolvimiento de Pedro, entre líneas, desconcertó aún más al equipo teutón, prudente o conservador, acaso forzado por la iniciativa hispana. Salvo una llegada alemana al contragolpe al filo del reposo, bien resuelta por Pujol, el escaso peligro había sido generado por el equipo de Del Bosque, siempre activo, con una dinámica muy sostenida, la que propician sus hombres del medio terreno.

España fue a más tras la reanudación, cuando todos sabíamos que cualquier cosa era posible. Sobre todo, marcar primero, para tener el colchón de la ventaja que significa jugar controlando y arriesgando lo justo, afrontando el desgaste. Hasta el tanto que desniveló aquella balanza, la producción española fue notable. Firme en la defensa, creativa en la zona ancha y peligrosa, pese a la escasez rematadora, en las llegadas.

¡Quién lo iba a decir! España anotó su gol, a la salida de un córner. Un defensor, Pujol, de cabeza, para mayor admiración. Pero de esta selección no hay que extrañarse de nada: es un equipo de todos para todos, hecho para ganar, con ambición y con convicción. El gol del pundonoroso zaguero hacía justicia: España había acumulado juego, ocasiones y ganas de victoria. Alemania, contrariamente a lo que podía pensarse, jugó aguardando a su oportunidad.
Alemania tenía que jugárselo todo en los minutos que restaban. Pero no era su día. Ni Schweinsteger ni Podolski. Sólo cuando hubo repliegue español, los laterales impulsaron el peligro en sus subidas. La cuestión era aprovechar los espacios y por eso Vicente del Bosque demostró que lo tiene todo controlado cuando dio entrada a Torres. Pudo llegar el segundo, pero Pedro se engolosinó demasiado pues ni tiró ni pasó para una mejor opción. Si hubiera anotado, se consagra definitivamente. Fue el primero en lamentarse, seguro, cuando el técnico le sustituyó. Pero él y Silva dejaron el sello canario en la gesta.

Los minutos fueron desgranándose con tintes muy emotivos. Alemania no perdió la compostura pero sus recursos no daban para más. España tuvo y retuvo el balón, administrando con solvencia y seguridad la exigua ventaja, manteniendo el portal a cero con otro récord para Casillas.

Fue un partido extraordinario, versallesco, jugado con una corrección y una deportividad digna de ser reconocida, dirigido además por el húngaro Massai que estuvo a la altura con la mejor prueba: no mostró tarjetas. Apenas veinte faltas en todo el encuentro.

Lógica, absolutamente consecuente la alegría final. Su Majestad la Reina celebró con elegancia el gol y la victoria: una señora dama en el palco, convenientemente ataviada. Se quedará en Sudáfrica para transmitir la suerte que le habrán dicho llevó a la histórica semifinal.

Esta vez los periodistas del derechío que se niegan a mencionar al combinado español como “la roja” -¡qué cosas en la comunicación del siglo XXI- no pudieron echar la culpa a ZP, al presidente del Gobierno, como el día de la derrota ante Suiza. Es probable que hayan hecho algún alarde de ese patriotismo que les invade en ciertas ocasiones. Da igual: España había ganado con merecimiento y ahora se dispone a exprimir la 'naranja' holandesa. El país vibró, gozó, lloró y se emocionó como nunca.

Holanda en la final, en la inédita final de dos potencias europeas. Vencer sería la culminación de la mejor generación de futbolistas españoles de la historia, un período fantástico, desconocido para todos nosotros, acostumbrados a la penuria y a los cuartos de final. Habiendo alcanzado la cima, por coronarla, seguir soñando no cuesta nada.

miércoles, 7 de julio de 2010

FRACASO EDUCATIVO

Como si no bastaran el Barómetro Sanitario 2009, en el que la ciudadanía canaria califica con la peor puntuación de todas las comunidades autónomas a los servicios sanitarios; ni el informe del Observatorio de la Asociación Estatal de directores y gerentes de Servicios Sociales, en el que Canarias aparece en último lugar de la aplicación de la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a personas en situación de Dependencia; ni el Monitor de Competitividad Turística Relativa de las Comunidades Autónomas 2009, en el que la de Canarias figura en sexto puesto, registrando sus flancos débiles en el ámbito de la eficiencia de los recursos humanos, como si no fueran suficientes, decíamos, la Evaluación General de Diagnóstico del Sistema Educativo arroja unos resultados ciertamente preocupantes que ponen de relieve uno de los grandes fracasos colectivos del archipiélago, especialmente de los gobiernos que se han sucedido: el educativo.

Obsérvese, además, como las tres materias reseñadas en el párrafo anterior son de competencia político-administrativa del ejecutivo autonómico, asumida desde hace ya mucho tiempo, el suficiente como para que a estas alturas estuviéramos manejando estadísticas más alentadoras, independientemente de las coyunturas que hayan podido causar un retroceso en determinado momento.

El Diagnóstico del Sistema Educativo, iniciativa del ministerio de Educación y Ciencia, ha sido realizado en las islas, sobre la el análisis y la consulta de casi cincuenta centros educativos, más de mil seiscientos estudiantes (diez años) de cuarto curso de enseñanza Primaria y sus familias y profesores y directores de esos colegios. El trabajo tiene como fin “contribuir a la mejora de la calidad y la equidad de la educación, orientar las políticas educativas, aumentar la transparencia y eficacia del sistema educativo y ofrecer información sobre el grado de adquisición de las competencias básicas”.

Canarias, procesados los datos, aparece en los últimos lugares, junto a Ceuta, Melilla, Baleares y Comunidad Valenciana, lejos de La Rioja, Asturias, Madrid o Extremadura, que son las que encabezan. En competencias básicas como matemáticas, lengua, conocimiento e interacción con el medio y relaciones sociales, los registros son muy bajos, un suspenso, vamos. Si a ellos se añade que el índice de alumnos repetidores en el nivel analizado supera el 6%; y que en la relación inversión/alumno en enseñanza no universitaria, Canarias es de las menos altas, es evidente que estamos ante unas notas que son todo un toque de atención para los responsables y para toda la comunidad educativa.

Porque se demuestra que algo falla. La reacción de sindicatos de enseñantes y responsables de la consejería converge en la socialización de las pérdidas, en la formulación de un giro radical (sic) y poco más. Cierto que nadie queda al margen de la ‘culpabilidad’ compartida de este fracaso pero, si al calor de estas bases empíricas, no se operan medidas correctoras, el futuro se ennegrece aún más, escrito sea sin ganas de tintes alarmistas; pero cuando los resultados del seguimiento que periódica y obligatoriamente hay que hacer de todo lo concerniente con la educación y la enseñanza son de esta naturaleza, hay que expresarlo sin ambages: el sistema educativo en Canarias está lejos de proporcionar los frutos deseados.

El flaco Indice de Desarrollo Social, Económico y Cultural de Canarias (ISEC) y la cuestionable idoneidad del sistema educativo son los factores que, entre otros, explicarían las razones de tan inquietante rendimiento escolar que, a la larga, generan unas diferencias sociales y culturales muy difíciles de enjugar.

Parece evidente que nuestros niños ni hablan ni calculan bien, se resisten a sensibilizarse y actuar coherentemente con el medio y fallan en las bases del comportamiento o la conducta social. No es difícil adivinar las consecuencias si las conclusiones obtenidas entre los de cuarto de Primaria no son corregidas: estudios de Primaria o Secundaria inacabados y acceso al mercado laboral -salvo honrosísimas y afortunadas excepciones- cada vez más complicado.

Luego se impone una revisión a fondo del sistema que implique, sobre todo, un compromiso serio de autoexigencia, extensible a todos los agentes de la comunidad educativa. Es un problema de alumnos, de madres, padres, sindicalistas, asociaciones y profesores. Más rigor en todo con tal de revitalizar hábitos de estudio y de participación. Mejor predisposición -y hasta imaginación- para dedicar a los niños el tiempo y los recursos necesarios con tal de que la multiplicidad de factores externos que desvíen su atención no perjudique más.
Empeño, incentivos, profesionalidad..., da la sensación de estar escribiendo o reivindicando obviedades pero los resultados de ese Diagnóstico del Sistema Educativo de los escolares canarios obligan a replantearse muchas cosas, después de contrastar el fracaso y comprobar que, lejos de avanzar, no sólo estamos estancados sino que retrocedemos. Y eso, educacionalmente hablando, es muy preocupante.
(Publicado en la revista Tangentes, número 25, julio 2010)

martes, 6 de julio de 2010

DESPERDICIAR MILLONES

Dicen los secretarios generales de las centrales sindicales Unión General de Trabajadores (UGT) y Comisiones Obreras (CC.OO.) en Canarias que el Gobierno de la Comunidad Autónoma dispone de quinientos millones de euros para generar empleo y no los pone en circulación.
Aguardemos la respuesta del ejecutivo porque la acusación, de ser cierta, implica negligencia, dejadez e irresponsabilidad. Ya conocen que en los últimos registros conocidos, Canarias fue la única Comunidad española donde no se redujo el número de desempleados. El total de ellos en las islas supera ya los doscientos sesenta y seis mil.
Aguardemos también las iniciativas de la oposición parlamentaria que puede tener un filón a poco que repase los anuncios hechos en su día por el Gobierno 'canariensis' relativos a la creación de puestos de trabajo entre las medidas para paliar la crisis.
Quinientos millones de euros es dinero, vaya que sí. Entre los fondos procedentes del Estado -unos trescientos treinta millones de euros- y los consignados en convenios a desarrollar con las corporaciones locales, cerca de doscientos millones, en teoría hay recursos para mitigar ese problema qe tanta desazón causa en buena parte del tejido social canario.
Piden los sindicalistas una reunión extraordinaria y urgente del Consejo General de Formación y Empleo con el fin de tratar a fondo el asunto y lograr que se pongan en marcha aquellos programas concebidos para que personas que engrosan las listas del paro puedan abandonarlas.
Se requiere no sólo voluntad política: se precisa de impulsos serios, de trabajo constante, de seguimientos permanentes, de exigencias de responsabilidades. No se puede dotar partidas presupuestarias o disponer de recursos públicos para luego permanecer de brazos cruzados, entre el desespero de unos, la pasividad de otros y la inacción de unos cuantos responsables.
Para los sindicalistas, desde ese punto de vista, la situación es tan alarmante como el apocalipsis que siguen trazando algunos dirigentes empresariales.
Y encima parecen desperdiciar quinientos millones de euros.
De ser cierto, ¡qué barbaridad!

lunes, 5 de julio de 2010

Y TENGAN CUIDADO AHÍ FUERA

Ya están para la posteridad: solemnidad discursiva, dotaciones y uniformes a estrenar, entrega de despachos, ¡firmes!, pasando revista, ¡rompan filas!, gorras al cielo, pero... Si la policía canaria es interpretada como otro peldaño de la eclosión nacionalista, a la indiferencia generalizada hay que añadir las primeras disfunciones apreciadas en una de las tareas que se presuponen indispensables para que la cosa tenga los mínimos de eficacia que cabe esperar: la coordinación. La ausencia de la neopolicía autonómica en una reunión de la Junta de Seguridad preparatoria de los fastos lustrales en La Palma, olvidos u omisiones formales al margen, revela que no ha empezado con buen pie la andadura. Sin todavía prestar su primer servicio, ya hubo que registrar dudas e incógnitas. Natural.

El consejero Ruano, quien más empeño ha puesto, manifestó que en breve se hablará de “guanchancha” de forma mucho más positiva que como término hasta ahora empleado con sorna para referirse al instituto policial autóctono. Da la sensación que, de producirse más deslices, se hablará durante mucho tiempo, en términos coloquiales, de actos o decisiones que serán identificadas y asociadas con un cuerpo que ya debe estar mirándose en el espejo de las policías locales para contrastar el esfuerzo que ha significado ganarse el respeto de la población, una buena parte de la cual todavía sigue aludiendo a los “guindillas” cuando ha de referirse a los componentes de aquéllas. Quizá por eso se expliquen los primeros mensajes de los responsables políticos a los integrantes de la flamante policía: sean amables y háganse respetar. Una suerte de aquella lacónica pero ilustrativa recomendación que en la comisaría de Hill Street inmortalizara la serie televisiva norteamericana:

-Y tengan cuidado ahí fuera.

Al Gobierno le da igual la inoportunidad de la entrada en funcionamiento y de la puesta en escena. Con tal de satisfacer el capricho, es lo mismo: ni el fracaso escolar ni ser la única Comunidad española donde no bajó el desempleo parecen importar demasiado. La legislatura, para este ejecutivo, ya tiene nombre y apellidos de policía propia que suenan a logro, a consecución. Que el día de la presentación, el presidente haya pedido al Estado “un esfuerzo inversor” para completar la actuación, resulta un paradójico y cruel sarcasmo: como si la desmemoria, una vez más, se hiciera presente y aquel planteamiento conocido desde el principio de la iniciativa, cuando empezó a fraguarse el capricho se hubiera evaporado:

-Usted quiere una policía. Muy bien, adelante. Pero tendrá que pagarla con sus propios recursos presupuestarios.

Otra paradoja, como se ve. Es indiferente que sigan sin estar claras las competencias y que no se haya entendido del todo la función de colaboración, no de sustitución, el papel complementario que teóricamente le corresponde. De momento, descontada la policía local a la espera de su modalidad de integración, Canarias puede presumir de que en su territorio frágil y discontínuo operan ya tres cuerpos policiales. Pero ya sabe, con todos los respetos: vivimos en un archipiélago, donde tocan el tambor y la gente se mueve.

Hay que ser conscientes de que una policía tarda en hacerse y consolidarse. Pero no es una mera cuestión de voluntarismo. Sólo en Catalunya y Euzkadi actúan policías sustitutas. En Navarra también funciona un modelo singular derivado de circunstancias políticas e históricas. Ese tiempo que se necesita discurre a ritmo directamente proporcional a la necesidad de acreditación profesional y a la conquista de la credibilidad. Ojalá no se vean enturbiadas por riesgos y vicios de manipulación política, tan característicos de la política canaria en lo que a gestión de recursos públicos se refiere.

Atentos, en este sentido, al funcionamiento de la Junta de Seguridad Autonómica, órgano previsto en el Estatuto de Autonomía, al que dio luz verde el Plan Integral de Seguridad para Canarias, iniciativa de José Segura en sus tiempos de Delegado del Gobierno, refrendada por un consejo de ministros. Una Proposición No de Ley, aprobada por unanimidad en el Parlamento de Canarias, debe ser el soporte definitivo para su operatividad y para su misma fiscalización en sede parlamentaria en las coordenadas procedentes.

Atentos, porque independientemente de todos estos factores, es mucho lo que aún queda por despejar: desde la especificación de las competencias a la coordinación real y efectiva con otros cuerpos de seguridad. Desde la complementariedad a un territorio policial y a si tienen que marcharse a la larga el Cuerpo Nacional de Policía o la Guardia Civil. Palabras mayores.

domingo, 4 de julio de 2010

HASTA EN LA AGONÍA, ESPAÑA

El partido se desmadejó en apenas un minuto y España terminó ganándolo, pese a lucir el peor juego desde que se inició el campeonato. Todo estaba confuso y todo era desconcertante: podía pasar cualquier cosa, que marcara Paraguay, por ejemplo, para empezar a descuartizar el sueño. O que Villa consolidara su matrimonio con el gol en alguna de las esporádicas acciones atacantes de los españoles.

Ocurrió lo segundo tras el minuto de sobresaltos que echaba mucha pimienta al pote de la emoción y de la tensión. Las repeticiones evidenciaron que Piqué -‘Piquenbauer’, porque su progresión y su estilo nos hacen recordar al ‘kaiser’ alemán- agarró, y muy bien, al atacante paraguayo Cardozo dentro del área. El árbitro guatemalteco decretó el penalty que, lanzado por el propio Cardozo, devolvió al mejor Casillas, en una parada que resultaría determinante para la suerte del choque.

El siguiente ataque hispano, una pugna entre Villa y Alcaraz, acabó también en una falta máxima. Tiró Xabi Alonso y anotó pero Batres ordenó repetir, no se sabe muy bien por qué. El nuevo lanzamiento del jugador español, que cambió la orientación del disparo, fue adivinado por Justo Villar que despejó y echó el resto derribando a Fábregas, penalty fragante, más claro que el anterior, pero que pareció mucho para el juez Batres.

Aquella locura debía acabar con un acto o una maniobra de sensatez. Hasta entonces, España y Paraguay rivalizaban en desaciertos, actuaron con una tensión de principiantes, recelando y sin proyectarse hacia el marco contrario. España no tuvo frescura, sus mediocampistas, hasta mal escalonados, lo que nunca, se movieron sin soltura y lo poco que producían se diluía pues Villa estaba bien sujeto y Torres no se desmarcaba. Ni espacios ni remates pues para la escuadra española que no superaba a la guaraní ni siquiera en posesión.

Paraguay hizo el partido que le convenía. A ver, Martino, su entrenador, tenía bien aprendido que se trata de impedir el toque y el fútbol control de los españoles. Sus jugadores, bien aleccionados, tuvieron sentido de la anticipación y lucieron la garra de quienes se sabían en una cita histórica. Pero la contumacia en su carencia resolutiva, las evidentes limitaciones atacantes, quedaron de relieve. Sus delanteros se marcharon de Sudáfrica en blanco: los goles anteriores que les llevaron a cuartos fueron obra de centrocampistas.



España había mejorado con la entrada de Fábregas y creció hasta anímicamente con el gol de Villa, jugó un poco mejor, maniobró con más propiedad, la que puede esperarse. El gol que pudo haber sido de Pedro pero un poste rechazó su envío. La fortuna es para quien está en racha en el casino mundialista. El balón de Villa llegó a tocar en los dos palos antes de traspasar la línea de meta.

Después, Iker demostró que no hay Carbonero que le aleje de su cometido y con dos paradas exquisitas salvó el empate. Adiós, por cierto, a muchos fantasmas que parecían desear lo peor al meta y a su novia periodista. Paraguay quería pero no podía. Martino lo intentó con todo, hasta con Roque Santacruz, pero la firmeza defensiva española, apuntalada por Marchena, fue patente.

Total, que a ritmo de vuvuzelas y de nervios desatados -hay que ver el nivel que han alcanzado en este sentido los comentaristas de radio y televisión-, España hizo un logro histórico y mantiene enamorado a un país que sigue soñando, aunque juegue mal, aunque gane de forma agónica.

Espera Alemania cuyo rulo aplasta a cuantos rivales aparezcan. Menos la Serbia de Antic. A los otros, les despacha de cuatro en cuatro goles. La mejor y más eficaz producción germana -frente a la Argentina del abatido Maradona- contrastó con la más inestable y discontínua de las lucidas por España.

Eso: quedaron emplazados para la reválida o la revancha de la Eurocopa.

viernes, 2 de julio de 2010

EL PRESIDENTE, INDEPENDENTISTA ENCUBIERTO

En uno de sus editoriales de esta semana, el periódico El Día escribe que el presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, "es un independentista encubierto por causa de las circunstancias y del puesto de responsabilidad que ocupa".
Cuidado, porque una cosa son las soflamas, los devaneos, los absurdos y las incongruencias y otra muy distinta atribuir al presidente del ejecutivo una condición política de esa naturaleza. Viene a decir que Rivero es un farsante, un impostor que ha tenido que prometer la Constitución y cumplirla y hacerla cumplir como norma fundamental del Estado, siquiera para guardar las formas. Ya saben: las circunstancias y el puesto de responsabilidad que ocupa. Casi nada eso de las circunstancias, voluntad popular incluida.
A estas alturas, ni Rivero ha desmentido públicamente esa atribución que le hace el periódico citado ni la oposición ha anunciado pregunta parlamentaria alguna para saber, al menos saber, si el presidente la comparte. Ni siquiera vale el socorrido y recurrente "eso no lo lee nadie".
No resten importancia al hecho -el primero que no debería es el propio presidente- pues son consideraciones que propician confusión. Hay una escalada incontrolada en la defensa del postulado soberanista: se sabe cómo empezó pero cómo va acabar. Ni siquiera esa licencia de cabe todo en la escalada sirve para justificar y callar, en otro ejercicio de indiferencia y desentendimiento.
No: el canario, el pueblo canario tiene derecho a saber lo que es su presidente. No tiene que presumir de españolidad -para eso está su señora esposa- pero sí parece obligado a atajar o despejar alguna atribución periodística que trasciende un análisis o un juicio de valor político. Es más: si el periódico lo afirma tan rotundamente como lo ha hecho, es que algún fundamento tendrá, aunque luego introduzca esos inefables matices.
En la política canaria, tan denostada, tan necesitada de rigor y coherencia, de discursos creíbles, de planteamientos sensatos, el presidente del Gobierno autónomo no puede ser objeto de juegos y elucubraciones independentistas. El propio presidente no debería prestarse, por lo que no sobraría, en este caso, un desmentido igual de rotundo.
Tanta indiferencia, desde luego, desde todos los flancos, da que pensar.